“Me van a multar. Lo reclamaré y ganaré, pero me van a multar”. Mercedes muestra así una indignación común en muchos vecinos del distrito de Ciudad Lineal, donde el pasado 23 de noviembre empezaron a funcionar nuevas zonas SER (Servicio de Estacionamiento Regulado). Esta ampliación buscaba mejorar las condiciones de aparcamiento en barrios de Madrid situados fuera de la M-30, pero en algunas vías está provocando precisamente el efecto contrario.
Sobre el papel, el proyecto buscaba descongestionar el estacionamiento en enclaves especialmente tensionados. Para ello se han habilitado 3.089 plazas en el barrio de Ventas, 3.412 en San Pascual y 1.798 en el barrio de Quintana. Además, se han dispuesto otras 4.114 en Puerta del Ángel, barrio del distrito Latina. Una pequeña parte de las plazas son azules (de rotación), pero la gran mayoría se han pintado de verde (con preferencia para los residentes). Pero las repercusiones para muchos vecinos han sido “muy malas”, comenta Mercedes.
Más concretamente, en las vías limítrofes entre los barrios que aprobaron la implantación de parquímetros y los que votaron mayoritariamente en su contra. Quienes están de este último lado se encuentran con que no pueden disponer de los aparcamientos de su acera de enfrente, al ser zona verde o azul. Lo cual implica además que los de su costado de la calle se congestionan mucho más, debido a que cualquier conductor que no resida en el barrio preferirá aparcar ahí para ahorrarse el coste de estacionamiento. Debido a todo ello, el tráfico en la calle se ha complicado ostensiblemente y cada vez es más habitual ver múltiples vehículos en doble fila.
“Nos están causando un perjuicio por el mero hecho de vivir en un bloque par en vez de impar que no tiene ningún sentido”, protesta Mercedes en declaraciones para Somos Madrid. Su piso está en Barrio de la Concepción, mientras que los de enfrente pertenecen a San Pascual. Estos vecinos pueden disponer libremente de las zonas verdes o azules previa solicitud pagando 24,60 € anuales y 2,05 € si lo piden por meses, pero ella no tiene esa opción porque le corresponden plazas blancas en las que “no hay aparcamiento”. En el caso de San Pascual, la zona con parquímetros está limitada al interior del perímetro trazado por las calles Juan Pérez Zúñiga, Arturo Soria, Avenida de América, Virgen de Lourde y Virgen del Val. En esta última reside Mercedes.
Los vecinos de las áreas afectadas temen que la situación empeore todavía más en el periodo navideño, con las fiestas, las visitas familiares y el aumento de la movilidad por la ciudad en general. “No sé qué haré con mi coche, ¿lo dejo en doble fila?”, se pregunta Mercedes. Reclama que los parquímetros se extiendan a todo el distrito para evitar una situación “discriminatoria”. Aceptaría incluso revertir todo el proceso y volver a extender las zonas de aparcamiento libre en toda Ciudad Lineal. “Lo que no voy a hacer es pagar por aparcar en mi casa”, asegura.
La paradoja es que esta medida llegó por las exigencias de los residentes de ciertos barrios, sobre todo Ventas y Quintana, que se encontraban con un problema similar al que ahora se ha trasladado: el efecto frontera respecto a lugares con estacionamiento regulado en los distritos colindantes. Los estudios realizados por los servicios municipales en 2020 evidenciaban un porcentaje de ocupación por vehículos de visitantes estacionados superior al 50 % en Ventas, concretamente en las franjas coincidentes con el horario comercial. En Quintana, los niveles de ocupación superaban al 90%. El estudio municipal reveló incluso que el 65 % de los vehículos estacionados no estaban empadronados en el barrio y ni siquiera en la ciudad de Madrid.
Mejora “increíble” para los vecinos más beneficiados
No hay ni que salir de San Pascual para encontrar personas encantadas con las zonas SER. A muy pocas manzanas, en la calle Condesa de Venadito, la percepción ante la llegada de parquímetros es diametralmente opuesta. Cristina, una vecina del barrio, declara su sorpresa para bien con la implantación de la medida: “Hemos pasado de tener que buscar bastante un aparcamiento a la vuelta del trabajo a poder dejar el coche en la puerta de casa. Ha sido increíble”, comenta en conversación telefónica con Somos Madrid.
La vecina de Ciudad Lineal asegura que “nunca estuvo el barrio tan vacío de coches, ahora se puede aparcar a cualquier hora del día”. Antes, de lunes a jueves, encontraba casi imposible estacionar su vehículo y había calles con hasta dobles filas muy despejadas las dos últimas semanas. “Todo el mundo que conozco que vive por la zona está encantado con los parquímetros, la gente se pregunta por qué razón no habían llegado antes”, explica.
Una consulta que no llegó a la ciudadanía
Esta situación tan divisiva llega después de una encuesta ciudadana celebrada en el portal Decide Madrid el mes de marzo. Ventas, San Pascual, Quintana y Colina respaldaron la medida. En Pueblo Nuevo, Barrio de la Concepción, San Juan Bautista y Costillares fue desestimada, mientras que en Atalaya se dio un empate.
Una división que ha dado pie a “auténticos gulags” en las vías donde se sitúan las fronteras de estos barrios, como los describe Mercedes. Esta vecina arremete contra una votación en la que la participación fue “residual”. Lamenta la falta de promoción que le dio el Ayuntamiento de Madrid, así como la nula información sobre las repercusiones que la medida traería consigo.
Los datos que facilita el propio portal de Decide Madrid corroboran la escasa movilización que despertó la consulta. De los más de 190.000 mayores de 16 años empadronados en Ciudad Lineal solo votaron 2.779 ciudadanos. Esto es menos de un 1,5% del censo electoral. Llama la atención el caso de Atalaya, el barrio más pequeño del distrito y en el que se produjo un empate (finalmente ha quedado fuera de la zona SER), donde se registraron apenas 26 votos.
Implicaciones y funcionamiento de las zonas SER
En las plazas verdes de las zonas SER los usuarios con autorización de residente pueden estacionar sin límite de tiempo dentro de su barrio. En la vía delimitadora de un barrio con otro, pueden estacionar en las plazas verdes de ambas aceras aunque una de ellas no pertenezca al suyo. El resto de usuarios, incluso si viven enfrente de una acera pintada de verde, pueden estacionar durante como mucho dos horas. Alcanzado este máximo, no se puede volver a aparcar en el mismo barrio hasta que no haya transcurrido una hora desde el fin del estacionamiento previo.
Respecto a las plazas azules, cualquier usuario puede estacionar un tiempo máximo de cuatro horas. En las vías delimitadoras entre barrios, si ninguna de las aceras es zona blanca, puede estacionar en ambas siempre que haya abonado el importe correspondiente al color de la plaza. Alcanzado este máximo, tampoco puede volver a estacionar en el mismo barrio hasta que haya transcurrido una hora desde que finaliza el estacionamiento anterior. Los usuarios con autorización de residente pueden aparcar de 20.00 a 21.00 horas dentro de su barrio. En la vía delimitadora de un barrio con otro, pueden estacionar en las plazas azules de ambas aceras en ese horario.