De lo visto en las jornadas de prensa del Salón de Ginebra, que permanecerá abierto al público hasta el próximo 18 de marzo, se desprende que el futuro –al menos el inmediato y el de medio plazo– estará marcado por los vehículos todocamino o SUV y por la propulsión eléctrica. A la espera, eso sí, de las necesarias mejoras en la infraestructura de recarga y con pasos progresivos pero tal vez no tan rápidos como esperábamos en el camino de la conducción enteramente automatizada.
Por precisar antes que nada este último aspecto, conviene recordar que la mayoría de los fabricantes reunidos en el recinto de Palexpo mantiene que los coches autónomos de nivel 5, esto es, privados ya de volante y de pedales, no serán una realidad al menos hasta 2030. Las afirmaciones de este año contrastan con los campanudos anuncios de la pasada edición del salón acerca de la inminencia de los vehículos 100% autotripulados.
Volviendo a las tendencias de futuro, uno de los automóviles que mejor representa la fórmula triunfante que se avecina (el SUV eléctrico) es el Jaguar I-Pace, que ha mostrado en Ginebra su aspecto definitivo. Se trata del primer eléctrico puro de la marca británica y anuncia 480 kilómetros de autonomía, según el nuevo ciclo de homologación WLTP, y una potencia de 400 caballos. Mide 4,68 metros de longitud, dispone de un maletero de 656 litros y estará a la venta después del verano a un precio considerable, 71.900 euros.
Porsche ha sorprendido con una propuesta que insiste en la misma dirección. Su Mission E Cross Turismo es un todocamino aún mayor (4,95 metros) que comparte sistema de propulsión y potencia, 600 caballos, con el superdeportivo Mission E. Gracias a ellos, acelera de 0 a 100 km/h en menos de 3,5 segundos y alcanza los 200 km/h en 12. No se conoce su autonomía, aunque la del Mission E es de 500 kilómetros, pero sí que dispondrá de recarga ultrarrápida que le permitirá recuperar en cinco minutos la energía necesaria para recorrer 200 kilómetros.
El Audi E-Tron Prototype anticipa un SUV de la marca alemana a caballo, por dimensiones, entre los Q5 y Q7, con impulsión completamente eléctrica y previsto para 2020. Otra variación sobre el mismo tema la encontramos en el SsangYong E-SIV Concept, un todocamino mediano anunciado también para 2020 y que ofrecerá 450 kilómetros de autonomía eléctrica.
Esta explosión de eléctricos obedece, como es sabido, a la necesidad de los fabricantes de adaptarse a las normativas anticontaminación de la UE. En 2021, el promedio de emisiones de CO2 de cualquier gama completa de automóviles no podrá superar los 95 g/km, de modo que la respuesta de la industria a esta exigencia consiste en que el coche eléctrico compense las desviaciones de otros modelos de su catálogo.
Además de los modelos ya mencionados, han desfilado por Ginebra el Nissan Leaf, el futurista Volkswagen I. D. Vizzion, el Kona EV, versión eléctrica del SUV compacto de Hyundai, y el Renault Zoe R110, evolución del conocido utilitario eléctrico francés que ahora llega a los 110 caballos de potencia y a los 300 kilómetros de autonomía, siempre según el ciclo WLTP. Seat experimenta también con esta tecnología, como ha demostrado al desvelar el Cupra e-Racer, su primer turismo de competición 100% eléctrico.