La cita navideña anual de la patronal de fabricantes de vehículos Anfac con los medios de comunicación ha puesto de manifiesto varias tendencias preocupantes dentro del sector. Aparte de la ralentización del mercado español, el director general de la entidad, José López-Tafall ha destacado otro hecho relevante: el riesgo de fractura que se advierte en los ritmos de electrificación de diferentes economías europeas, que se traduciría -en lo que a nosotros atañe- en que España engrosaría las filas de aquellas que están quedando rezagadas en el proceso.
El mercado de turismos electrificados de nuestro país, señala Anfac, se sigue alejando del ritmo necesario para cumplir los objetivos de reducción de emisiones establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030. Al término de 2022, alcanzará un total aproximado de 80.000 unidades de eléctricos puros e híbridos enchufables, cifra un 20% superior a la del año anterior pero que no alcanza el hito de 120.000 unidades marcadas para este año y que solamente representa una de cada 10 ventas del mercado total. Este estado de cosas abre aún más la brecha con el entorno europeo, en que la media de vehículos electrificados se sitúa en el 20% de las ventas totales.
De igual modo, tal y como destaca el barómetro de electromovilidad de Anfac hasta el tercer trimestre del año, España dispone de 16.565 puntos de recarga de acceso público, muy lejos de los 45.000 necesarios para este año y con vistas a poder abastecer al parque de cinco millones de vehículos electrificados señalado como objetivo por el Gobierno en el PNIEC para 2030.
“Las consecuencias económicas de la pandemia y las derivadas del conflicto en Ucrania han marcado el ritmo de mercado y producción de un sector de automoción ya afectado por la crisis de los microchips. Estos resultados nos siguen situando por debajo de los registros prepandémicos y lejos de las cifras que España tendría que estar alcanzando, con cerca de 1,5 millones de ventas de vehículos anuales, de los cuales 1,2 millones corresponderían a turismos. Mantener este ritmo de mercado y de producción supone un importante riesgo para nuestra industria, ya que podría ocasionar la destrucción de empleo y la pérdida de competitividad”, ha afirmado López-Tafall.
“Desde Anfac insistimos en la necesidad de establecer unas políticas industriales más eficientes y un paquete de medidas con carácter urgente en materia de mejora de los planes de ayuda, aceleración del desarrollo de infraestructuras de recarga y reforma fiscal que sirvan no solo para impulsar la entrada del vehículo electrificado, sino también para estimular el mercado. 2023 ha de ser un año clave para el impulso de la movilidad sostenible en España y el contexto de elecciones no ha de suponer impedimento ni freno para seguir desarrollando las políticas, las medidas y el modelo de movilidad y descarbonización más apropiado y coherente con la realidad social e industrial de nuestro país”, concluyó el director general.
Un mercado apagado
A un nivel general, el sector de la automoción español va a cerrar el ejercicio con un leve retroceso, pese a la tendencia de subidas que se ha dado en los últimos meses del año. El mercado nacional se situará, en el mejor de los casos, en torno a 830.000 unidades, lo que representará una bajada del 3% respecto a 2021.
Se trata, para Anfac, de unas cifras preocupantes que llevan al mercado de turismos y todoterrenos a su tercer cierre de año negativo en comparación con las cifras previas a la pandemia, con un descenso del 34% respecto a 2019. La incertidumbre económica, marcada por la fuerte inflación y el aumento de costes energéticos y de materias primas, y la crisis de los microchips siguen siendo los principales factores que determinan la evolución de las matriculaciones.
Según las previsiones de la asociación, la crisis de los semiconductores persistirá a lo largo de 2023, pero tendrá un impacto menor que en ejercicios anteriores. A este importante condicionante se le ha de sumar el contexto socioeconómico desfavorable que se registrará, principalmente, por el impacto de la recesión económica que se prevé para el próximo año. Así, se estima que el mercado de turismos y todoterrenos se sitúe por encima de las 900.000 unidades vendidas, superando los registros de 2022 pero todavía muy por debajo de las cifras prepandémicas.