Hagan ustedes una prueba en casa. Busquen en Google: “La Región de Murcia, a la cola en” y revisen los resultados: La Región de Murcia, a la cola del empleo tecnológico en España; a la cola en materia de inversión en venture capital; a la cola de las regiones de España (y la UE) con menos trabajadores cualificados; a la cola de España en servicios sociales. A esta lista de dudosos honores, hay que sumar un nuevo titular: “La Región de Murcia, a la cola de España en el uso del transporte público”. Durante el total de días laborales del año, en la Región se producen mil millones de desplazamientos; es decir: cuatro millones de desplazamientos al día. Si trasladamos estos datos a qué tipo de transporte utilizan los murcianos en su día a día, el panorama es desolador: el 95% de estos mil millones de desplazamientos se realizan mediante el transporte privado. Solo un 5% de estos trayectos se llevan a cabo mediante transportes públicos.
Marina vivía en Archena, su pueblo natal, al empezar la universidad: “Me tuve que venir al centro de Murcia a vivir porque tenía que salir de mi casa a la una de la tarde para llegar a clase a las tres, y como no corriera para salir antes de clase, porque terminaba a las nueve, no llegaba. Y si tenía examen a última hora y salía un poco más tarde, ya no tenía forma de volver”. A Murcia y Archena las separa una distancia de 28 kilómetros.
La misma pregunta a Marcos, de Calasparra, y Fran, de Cehegín, -¿Cómo haces para ir y volver de clase?- parece hacerles gracia. “Yo vuelvo andando porque vivo aquí. Si tengo que echar cuatro horas todos los días en ir y volver es que me meto en un grado superior en el instituto de mi pueblo”. El sistema murciano de transporte público sigue el principio de omnes viae Murciam ducunt aunque con una interpretación bastante laxa de la locución latina. Todos los caminos llevan a Murcia, nadie dijo nada de volver a casa después.
Al hospital, en coche (no es opcional)
Javier consiguió su primer trabajo en marzo del año pasado: mozo de almacén en una empresa del polígono industrial Oeste, en el municipio murciano de Alcantarilla. “No tenía el carnet, pero tenía el patinete [eléctrico] y estuve tirando de él al principio”, comenta. “Imagínate, en primavera no pasa nada porque hace buen tiempo, pero cuando llegó el verano todavía no tenía el carnet de conducir y aparecía en el curro sudado. Tenía que darle la vuelta al pueblo y llegar a la otra punta del polígono todos los días. Encima, cómprate un coche, ¿Sabes? Si es que solo lo uso para ir trabajar, prácticamente”.
Las opciones son limitadas: hay dos líneas de autobús, la 44 de LAT, la compañía operadora, que recorre la avenida del Descubrimiento, una de las principales del polígono industrial, y hacen tres paradas diarias: a las ocho menos cuarto, a las nueve y cuarto y a la una y media del mediodía; también está la línea 13, que tiene una frecuencia mayor pero que, cuentan los usuarios, no es suficiente “Yo trabajo de tardes, no te digo más. A ver sin coche a dónde vas a trabajar. Pues a ningún sitio”, concluye.
No obstante, Puri apunta a que el servicio en Alcantarilla ha mejorado con respecto a un par de años atrás: “Ahora tenemos una línea directa con Murcia cada quince minutos de reloj, pero cuando se hizo el trasvase de compañías era todo un desastre: los autobuses estaban destrozados, no sé si porque durante un tiempo tuvieron que tirar de los antiguos que ya tenían, y el servicio era irregular e impuntual; los conductores estaban muy quemados, porque les extendieron los recorridos y, además la gente, que estaba harta del servicio, la pagaba con ellos. Uno una vez acabó gritando que un día de estos le daba un infarto”.
Por otro lado, se queja de que, para acudir al Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, solo hay once autobuses en todo el día (los de la línea 13 de LAT). “Es más rápido yendo primero a Floridablanca, en Murcia, y de ahí al hospital. Cabe recordar que el de la Arrixaca es el hospital de referencia para la mayoría de la población de Alcantarilla, que supera los cuarenta mil habitantes.
El transporte de cercanías, meramente testimonial
El Plan Director de Transporte de Viajeros de la Región de Murcia, aprobado antes de la pandemia del coronavirus, arroja unas cifras de demanda anual de 55 millones, en su mayoría ligada a los servicios de autobús. En este sentido, tiene lógica que sea así, ya que las obras de la Alta Velocidad han alterado profundamente los servicios de transporte de cercanías, amén de que la vertebración ferroviaria de la Región no conecta la capital con las comarcas del Noroeste, ni con el valle de Ricote, ni el Altiplano. Los trayectos Murcia-Cartagena son los únicos garantizados a día de hoy.
Teresa es lorquina y, aunque lleva seis meses viviendo en Murcia, ha utilizado el cercanías para ir a trabajar a lo largo de diez años. “Ahora ya no hay tren a Lorca, lo suple un autobús de Renfe, pero aquí se añade una cosa: el tráfico de las autovías, que puede retrasar los trayectos. No sabes cuántas veces he tenido que llamar al trabajo para decir que llego tarde. Tenía que coger el tren calculando con 45 minutos de margen de error por si acaso, porque después me quedaba un trayecto en tranvía hasta el campus de la Universidad, que es donde trabajo. Cuando estaba el cercanías a Lorca, además, nunca sabías cuántos vagones traía el tren; lo mismo eran 6, que eran 8, que eran dieciséis, y tenías la incertidumbre de que no quedase hueco para ti, y las vías no estaban electrificadas, íbamos en cafeteras. No te dan facilidades para nada, yo iba en bici a todos lados, porque la estación de tren del Carmen, esa es otra, está super mal conectada, el tranvía no baja al sur de Murcia, y no había sitio para dejar la bici por ninguna parte”.
Cuenta, además, que hay una paradoja en todo esto: “Se lo escuché una vez a un interventor porque una persona se estaba quejando. Le dijo: ponga una hoja de reclamaciones. Y le contestaron que no podían porque tenían mucha prisa y tenían que irse. Claro, luego se te olvida y nadie deja constancia de esto”.
El Observatorio Español de Estudios Demoscópicos de la UCAM y la Cátedra de Movilidad y Transporte Sostenible publicó en enero una encuesta realizada a 800 personas para evaluar la opinión ciudadana sobre la movilidad en la Región. El 91,2% de los encuestados creen que el aumento de las líneas y las frecuencias de paso de los autobuses del área metropolitana debería incrementarse. Esta visión del transporte público es transversal, según la encuesta, a toda la población murciana.
Sin embargo, el deshoje de almanaques rumbo al horizonte 2030 no hace que sea más fácil imaginar la vida en las pedanías, en los pueblos o, en definitiva, en cualquier otro lugar que no sea Murcia o Cartagena sin necesitar un coche. Y a veces, ni eso.