Hacía mucho tiempo que no sentía un patio de butacas vivo en los minutos previos al inicio de una obra de teatro. Ayer, en el auditorio de La Alberca, más de un centenar de adolescentes del IES Alquibla entre juegos, miradas cómplices y alguna colleja esperaban el comienzo de 'Mujer tenías que ser' de Yampo Teatro. La compañía de Águilas, capitaneada por Rocío Carrasco y Fran Giménez, estrenaba su último montaje frente a un numeroso grupo de escolares en pase matinal. Una actividad extraordinaria que debería formar parte del currículo docente.
La dramaturgia de Fran Giménez tiene una doble naturaleza: Didáctica, plantea un recorrido por los principales autores teatrales y algunas de sus heroínas literarias desde el siglo XVI hasta nuestros días y humorística, basada en una trama de viajes en el tiempo y cruces tecnológicos y dialécticos en los que participa hasta el propio Ibai Llanos.
El dramaturgo murciano, profesor de Lengua castellana y literatura, conoce muy bien la historia del teatro español impresa en el currículo escolar. El texto recoge más de una veintena de referencias a obras teatrales, autores y personajes femeninos que saltan del papel al acervo cultural. 'Mujer tenías que ser' arranca con La Celestina y Areúsa de Fernando de Rojas, atraviesa el siglo XVII arrastrados por Laurencia de Lope de Vega en 'Fuenteovejuna' y continua con un electrizante desfile protagonizado por Rosaura de Calderón, Doña Juana de Tirso de Molina, La Novia de Lorca, Carmela de Sinisterra, entre otras, hasta culminar Blancanieves, de Angélica Liddell.
El efecto de llevar a escena la esencia del currículo escolar vinculado al teatro español de los últimos 500 años es demoledor. Un acierto, mayúsculo, abierto al debate y controversia, como el buen teatro. Uno siente, cerca del final, que Angélica Liddell es otra viajera del tiempo, una enviada 'V de Vendetta': por ella y por todas sus compañeras ninguneadas e invisibilizadas. A lo largo de los 90 minutos aparecen algunos nombres de dramaturgas de siglos pasados: Ana Caro, Maria de Zayas y Catalina de Areuso y, también, contemporáneas: Itziar Pascual, Lola Blasco o las murcianas Diana de Paco y Raquel Garod, entre otras. Fran Giménez enciende una vela en mitad de la noche curricular y anima a transitar nuevos caminos, a repensar nuestra propia historia y presente.
La puesta en escena de este viaje por la historia de nuestro teatro la sustentan las actrices, María Piñero y Lorena Piñero. Hermanas de sangre, Calderona y Baltasara en 'Mujer tenías que ser', la pareja brilla de cabo a rabo y da una coherencia a los saltos temporales e incontables transiciones entre personajes, abrumadora.
Detrás del ensamblaje y creación del artificio teatral -texto, trabajo de las intérpretes, del efectivo y bello diseño de luces a cargo de Jesús Palazón, de la disposición de cada elemento escenográfico, del espacio sonoro, el vestuario y hasta el más mínimo detalle que uno alcance pensar está, Rocío Carrasco, directora de Yampo Teatro desde su fundación en 2004, y presidenta, en la actualidad, de la asociación de Directores de Escena Profesionales de la Región de Murcia (DEmurcia). Su curriculum académico la ha llevado al máster en Dirección Escénica Middlesex University, en Londres, y a realizar estudios de dirección en la GYTIS de Moscú, escuela fundada por Meyerhold.
La directora de escena aguileña tiene una obsesión que, en este caso, ha pasado a formar parte de la ficción teatral: mide, con precisión de relojera suiza, la duración de cada escena y el tiempo total de la obra. El ritmo escénico de 'Mujer tenías que ser' es perfecto y el reto era enorme: atravesar cinco siglos de historia teatral de forma orgánica, divertida y conmovedora sin caer en arengas redichas. En el diseño escenográfico destacan elementos estructurales que concentran la acción dramática en un cuadrilátero y otros elementos como ruedas de madera o una cuña de madera tamaño humano con los que consigue crear la atmósfera necesaria en cada escena.
En la búsqueda contrarreloj de Solano, que ha viajado del siglo XVII al XXI y trata de regresar, hay un momento en el que Calderona y Baltasara creen divisar a su compañero a lo lejos, en el horizonte del patio de butacas. Más de 50 personas nos giramos para ver si era cierto que Solano estaba allí, en el auditorio de La Alberca. El teatro y los adolescentes tienen ese poder, escuchémoslo. No se pierdan a Yampo Teatro.