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Kiko Veneno se va y Amaral (se) emociona en la segunda jornada del SOS 4.8

El sábado fue un día de emociones fuertes en el SOS 4.8. Kiko Veneno volando vino y volando se fue tras tocar cinco canciones con las pruebas de sonido de Amaral escuchándose más fuerte que al propio músico catalán. A Eva Amaral se le saltaron las lágrimas ante un público festivalero entregado a sus nuevos y viejos temas, mientras que a Pete Doherty, el vocalista de The Libertines, tuvieron que sacarlo los `seguratas´ del escenario. 

“No he venido de Sevilla para esto, así que vamos a tocar 'Volando voy, volando vengo' y, aunque paren, ya no seguimos”, espetó Kiko con tranquilidad y firmeza al inaugurar `Los aperitivos del SOS´ con el sol murciano de mayo  por fin luciendo en el cielo. “Me parece bien que se haya ido porque es una falta de respeto por parte de los organizadores”, señaló el espectador y músico Manolo Breis. 

El protagonismo durante el día se lo llevó entonces Santiago Auserón, quien conquistó al público del Auditorio Víctor Villegas con la Orquesta Sinfónica de la Región en su gira Vagamundos. 

“Este año el festival es muy flojo y además Amaral no pega, ¿no?”, dice el taxista en dirección a la Fica ya por la noche. Y aunque sea un tópico de las crónicas periodísticas contar la opinión del conductor de taxi al acontecimiento de turno, en esta ocasión son unas palabras repetidas hasta la saciedad entre muchos de los sosers. 

El sábado hubo que hacer de nuevo cola para entrar en los policlines, pero se vio sensiblemente menos público que en ediciones anteriores. Desde el festival se asegura que las cifras de asistente fueron 30.000 personas cada día frente a las 75.000 totales de ediciones anteriores.

Por otra parte, la sostenibilidad de la que hace gala el SOS con sus tres contenedores de basura reciclable al lado del escenario Inside y sus carteles recordándolo queda en entredicho con el mar de vasos de plástico vertido al suelo por los sosers después de cada concierto. Por no hablar de que el precio de la copa andaba a 9 euros o tres tokens, de modo algunos asistentes introdujeron pequeñas botellas escondidas allá donde los `seguratas´no llegaban a cachear. 

Otro de los mantras de la noche fue que el cartel había descendido sensiblemente de nivel frente a otras ediciones. No había ningún músico comparable a Morrisey o The National del año pasado, y en ocasiones parecía un cementerio de elefantes, con viejas glorias que deciden volver a la carretera a ver si pueden meter, con suerte, la segunda. Desde luego, con el postpunk de The Libertines, uno de los cabezas de cartel que llevaban doce años sin pasar por el estudio hasta “Anthems for the Doomed Youth”, no entró. 

“Si les quitas las guitarras, te los imaginas en un hotel de Magaluf”, escribió Alberto RG sobre la actuación de los chicos malos británicos en su muro de Facebook. El concierto pareció completamente improvisado y como si hubieran subido al escenario con la resaca puesta. Titubeaban como principiantes, entre canción y canción había incómodos silencios y los arranques de cada tema eran como poco erráticos. 

Para rematar el espectáculo todavía animaron al público a pedir un bis en un festival donde nadie los hace. El bis fue realmente improvisado y el piano traído de Gran Bretaña no daba con las teclas adecuadas mientras comenzaron tocando `Twist and shout´de The Beatles para acabar entonando `La Bamba´. Les tuvieron que cortar el micro y sacarlos del escenario. Parece ser que Pete Doherty, vocalista y exnovio de la modelo Kate Moss, sigue ahondando en lo peor de su peterpanismo

Y si el SOS volvió a parecerse a sí mismo en cuanto al número de asistentes el sábado, lo menos SOS en cuanto a grupos fueron, en cambio, quienes más insuflaron energía a la noche. El espectáculo de Amaral en la nueva gira para presentar su último trabajo Nocturnal hubo fuerza y una conexión con el público no vista hasta el momento.

El montaje audiovisual del concierto fue espectacular y Eva Amaral conquistó a los sosers con la energía y contundencia de su directo. Clásicos y temas nuevos fueron haciendo entrar en calor a la audiencia hasta el punto de que la cantante afirmó que se le habían saltado las lágrimas. 

Por otra parte, el público escaseó ante la delicadeza del rock alternativo de Blonde RedHead. El lirismo suave e hipnótico de la formación estadounidense no encontró su sitio en un festival como el SOS. De hecho, ni siquiera llegó a verse el rostro de la vocaslista japonesa Kazu Makino, cubierto permanentemente por su cabellera.  

Mientras que Second defendieron dignamente su rock alternativo en terreno familiar, Of Montreal sorprendió con su indie pop bien engrasado, acompañados del remate final del noise rock furibundo de Triángulo de Amor Bizarro para quien siguiera en pie a las tres de la mañana. 

Un sábado de SOS 4.8 raro, con cielo cambiante y cartel con una dirección confusa de caminos inciertos, y algunos, claramente erróneos. La energía de Eva Amaral fue quien hizo vibrar el latido de la noche, a la que le fallaba por momentos el ritmo cardíaco.