Aunque la escritura de Ursula Kroeber (Le Guin es el apellido de su marido que adquiere tras su matrimonio en 1953) abarca diferentes géneros, lo realmente fascinante para mi es su aportación a la ciencia ficción.
Como consumidora de este tipo de literatura descubrir a Ursula Kroeber en los 90 fue como encontrar un oasis en mitad de un desierto. Acostumbrada a una sci-fi que ninguneaba en el mejor de los casos, y cosificaba en el peor de ellos, a las mujeres; leer a Ursula KLG fue un feliz descubrimiento.
No fue sólo que fuera escritora y hubiera recibido premios literarios. No fue sólo que sus héroes lo fueran sin estar sometidos a la violencia y a la lógica patriarcal. Lo mejor fue descubrir todos esos mundos posibles que ponían en relieve los paradigmas sociológicos vigentes y nos obligaban a reflexionar sobre ellos. Lo mejor fue que apostara por el cambio continúo, aunque basado en valores constantes como la resistencia pacifica, la libertad y la distribución equitativa.
Una de sus novelas más famosas es La Mano Izquierda de la Oscuridad (1969) premiada con un Hugo y un Nébula (gracias a lo cual seguramente cayó en mis manos kioskeras). A esta obra debo seguramente mis primeros cuestionamientos sobre temas como los tabúes sociales y la identidad sexual. Recuerdo lo anonadada que me quedé al leer sobre los Gueden, una raza alienígena que pueden alternar su sexo y modificar su corporalidad, por lo que la idea de género era bastante absurda para ellos.
En plena adolescencia, donde acontece lo de adolecer y rebelarse, leí otra de sus grandes obras: `Los desposeídos: Una Utopía Ambigua´ (1974). Basada en la antagónica relación del planeta Urras (un planeta rico y competitivo) y su luna Anarres (donde viven exiliados de Urras con menos recursos y una cultura del compartir) Ursula KLG explora las diferencias y limitaciones de ambos mundos así como sus lenguajes y como estos conforman la realidad.
Ella tenía el poder de deconstruir la normalidad e infundirte el sentimiento de que el otro también eres tú. Me apena profundamente no poder tener nuevas entregas de una mente tan fantástica ya que en sus propias palabras “el Futuro, en la ficción, no suele ser más que un modo de mirar el Presente” y necesitamos más personas que miren así.