Bryan Adams hizo aparición el pasado 3 de diciembre en el Palacio de los Deportes de Murcia, veintidós años después de su última actuación en nuestra tierra, para presentarnos su último trabajo, Shine a light. En apenas 24 horas, sus seguidores más acérrimos habían agotado casi la totalidad de las entradas para el espectáculo. Muchos nos preguntábamos qué podía quedar de la figura del canadiense tras este largo bagaje, en el que ha cumplido sesenta primaveras el pasado mes de noviembre.
Presenciamos, sin duda, uno de los conciertos más importantes de este año en nuestra Región. No solo por la importancia de la presencia de ese alguien ganador de un Grammy que ha vendido más de 65 millones de discos y que es considerado uno de los grandes referentes del rock mundial de nuestro tiempo, sino por la importancia del componente emocional, ese que supone estar ante alguien que tiene más himnos que canciones y que es capaz de aunar generaciones dispares en el tiempo en torno a melodías y letras que suenan a historia viva del rock.
Con camisa negra, vaquero azul, paso firme y humildad, irrumpieron pasadas las 22:00 horas Mickey Curry (batería), Gary Breit (teclista), Solomon Walker (bajista), Keith Scott (guitarrista) y el ansiado y aclamado, Bryan Adams, para regalarnos algo más de dos horas de concierto. Nos encontramos con una banda muy cohesionada, donde sin duda Keith Scott se convirtió en un excelente “actor secundario”, brindando grandes momentos que convirtieron la escena conjunta con Adams en un precioso espectáculo.
“The last night on Earth” no solo fue el pistoletazo de salida del concierto. Fue una declaración de intenciones, con la que firmaba un pacto no escrito, que nos llevaría a vivir la noche como si, efectivamente, fuera la última sobre la tierra. Seguidamente sonó “Somebody”, y así, fue intercalando sus grandes éxitos: “Run to you”, “WhenYou´regone”…, con otros más recientes de su último trabajo: “Shine a light”, “I couldgetused to this”…, haciendo un encaje perfecto de repertorio.
Sonaron temas tan antológicos como “Heaven” con un solo de guitarra ejecutado con temple, que sonó como un susurro al oído para dar las buenas noches y que dio lugar a un mar de coros que abrieron los cielos del Palacio de los Deportes de Murcia, escenario éste que puede convertirse en otro punto de referencia de nuestra capital para albergar grandes eventos como el concierto de Bryan Adams.
Con “Have you ever really loved a woman”, tema grabado con Paco de Lucía, vivimos otro de los grandes momentos de la noche. A pesar del ataque a las cuerdas de la púa de Keith Scott, y de que la magia de los picados de Paco de Lucía sea de otro mundo, fue una auténtica gozada poder disfrutar del sonido de una guitarra española en esos registros y con el acompañamiento de la voz de Adams. Saltamoscon “Summer of Ì69” y nos emocionamos pensando que aparecería Tina Turner para cantarnos “It´s only love”.
Así pues, quienes pretendían encontrar arrugas en su voz, se encontraron con que los sesenta son los nuevos treinta, pues no hay un ápice de agotamiento en el talento del canadiense. Impecable el estado de su voz y sobresaliente la energía con la que Adams encandiló a los presentes. No vino a Murcia como algunos de los grandes, esos que parecen cantarte por encima del hombro a lo 'Veni, Vidi, Vici'. Bryan Adams vino, cantó y convenció. Involucró al público de principio a fin, se esforzó por hablar en nuestra lengua e incluso nos permitió sugerirle algunos temas.
Se despidió solo en el escenario, guitarra en mano, haciéndonos percibir cada uno de los matices rasgados de su voz. Se marchó con un “All for love ”, que hizo rememorar y emocionar al cantante ante la imagen en el recuerdo de esos padres que le permitieron cumplir su sueño de ser cantante. All for love, que como ahora, deja el espacio sin la necesidad de más palabras.