'Disidencias de género' es un blog coordinado por Lucía Barbudo y Elisa Reche en el que se reivindica la diversidad de puntos de vista feministas y del colectivo LGTBQI.
Todo empezó en San Fermín
Hace pocos días, por fin, se dictaba sentencia firme contra los violadores de C. durante las fiestas de San Fermín del año 2016. El Tribunal Supremo, considera a todos y cada uno de los acusados, cinco nada menos, culpables del delito de violación, y les condena a 15 años de cárcel por ello. Esta sentencia, por fin, responde de manera unánime a la demanda de buena parte de la sociedad, que en el hecho que se juzgaba, veía claramente una violación y no un simple “abuso” como venían sosteniendo los diferentes jueces o magistrados que lo habían juzgado hasta ese momento, acabando así con la impunidad de estos delincuentes.
Aprecian los magistrados en su fallo, la existencia de una intimidación ambiental debida, entre otras cosas, al número de atacantes, cinco, frente a la víctima, que era sólo una, la corpulencia de los cinco hombres frente al físico menos potente de la mujer, y además apuntaba a que en todo momento los cinco violadores sabían perfectamente lo que estaban haciendo y, valiéndose de su superioridad tanto numérica como corporal, agredieron sexualmente a C.
En este contexto judicial, y por qué no decirlo, también social, la semana pasada comenzó en la Sección 22 de la Audiencia Provincial de Barcelona, el juicio a siete hombres por violar (presuntamente) a una mujer de 14 años. Estos hechos ocurrieron hace casi tres años en Manresa, concretamente el 29 de octubre de 2016, mientras los agresores y la víctima se encontraban haciendo “botellón”.
Los medios de comunicación, vieron en el comienzo de este juicio un nuevo caso mediático con el que llenar horas y horas en sus tertulias de “expertos”, minutos en el telediario, edición tras edición, y así sucesivamente, como hicieran con el caso de la Manada de San Fermín, desde que se dio a conocer la denuncia interpuesta por C. y el posterior seguimiento del juicio hasta la detención de sus cinco violadores.
Las similitudes entre los dos casos son más que evidentes, un número elevado de agresores, una víctima de especial vulnerabilidad, y la apreciación de “abuso sexual” que hace la Fiscalía, delito para el cual pide penas de entre 10 y 12 años de cárcel para seis de los acusados. El séptimo acusado, no penetró a la víctima, sino que parece ser que “sólo” miraba, es decir, observaba como sus amigos violaban a una niña y él mientras se masturbaba.
El morbo informativo está más que servido, sobre todo porque se sabe que Bryan Andrés M. C. violó a la víctima, que se encontraba en estado de embriaguez y privada de voluntad, en una caseta cercana al sitio del botellón, y luego fue a buscar a sus amigos y les dijo que podían violarla en turnos de 15 minutos cada uno, sus nombres son Maikel P.T, Daniel David R. L, Tordanis J. C, Walter D. C, Marcos Antonio R. T e Iván G. Hay algunos detalles más que se han filtrado, pero creo que hasta aquí el relato es lo suficientemente sórdido y salvaje como para hacerse una idea de lo que se intenta aclarar en este juicio.
Por si fuera poco, y debido al revuelo social generado por el caso y el contexto de crispación política en el que vivimos desde hace unos meses, se han ido alimentando diferentes bulos acerca del suceso con el fin de extender mensajes de odio de corte xenófobo y misógino. Estos comentarios han sido utilizados por ciertos dirigentes políticos para fomentar el odio, ya que han hecho correr el rumor de que los agresores son Menores Extranjeros No Acompañados, los conocidos como MENAS, cuando, y como así se puede entender, ninguno de ellos puede ser menor de edad si está siendo juzgados en un tribunal de adultos, así que no son menores ni ahora ni hace casi tres años cuando cometieron el delito.
Por si fuera poco, tres de ellos son españoles, lo que parecen obviar deliberadamente estos “señores” con el fin de avivar las llamas que alimentan el racismo. Además, han utilizado la nacionalidad de los acusados para cargar contra el movimiento feminista, ya que según los mismos que distribuyen el mensaje xenófobo, las feministas somos culpables de abandonar a esta víctima porque los agresores son extranjeros, obviando, intencionadamente, el hecho de que el día 2 de julio, unas 300 personas marcharon y se concentraron frente a las puertas de Audiencia Provincial para apoyar a la víctima y sus familiares y mostraron su repulsa hacia los acusados, todos, los siete, no sólo los tres españoles.
Es curioso, como cualquier acto de rebeldía contra las agresiones que sufren las mujeres, como puede ser denunciar una violación, se aprovecha por parte de diferentes sectores sociales y políticos para culpabilizar, primero a la víctima, ya se han escuchado las primeras voces preguntándose qué hacía esta joven de botellón cuando sucedieron los hechos, segundo, al movimiento feminista, cuyo empuje y apoyo tiene mucho que ver en que las mujeres víctimas de violencias machistas se atrevan a denunciar a sus agresores y tercero a los inmigrantes, aprovechando el dolor las mujeres víctimas de violación para esparcir su discurso racista.
Pero lo más curioso de todo, es que todos estos lumbreras que reparten culpas a víctima, colectivo feminista, inmigrantes, etc, nunca ven el denominador común que tienen los agresores de las 104 agresiones múltiples recogidas desde 2016 (datos de Geoviolenciasexual.com) y es que son hombres (según cálculos rápidos extraídos de la misma web más de 295 hombres). Porque señores racistas y misóginos, a las mujeres y niñas nos violan hombres, y para nosotras son violadores, y nos da igual de donde procedan o su edad, son violadores y es lo único que importa, no intenten achacarnos su racismo, nosotras no distinguimos, sólo queremos seguridad y justicia para nuestras hermanas agredidas y sobre todo queremos que dejen de violarnos y asesinarnos por el simple hecho de ser mujeres. Y eso se consigue con feminismo. Las mujeres hemos aprendido a formar redes de apoyo constante y público a las víctimas, nunca más una hermana violada sola, `si nos tocan a una, nos tocas a todas´ no es una frase hecha, es un sentir unánime entre nosotras, se llama sororidad.
Como feminista quiero un mundo libre de agresiones y opresiones hacia las mujeres, pero eso sólo se conseguirá si la sociedad en la que vivimos deja de generar hombres que agredan a mujeres. Necesitamos educación en valores de equidad de género en las aulas, romper con los estereotipos de género, terminar con la cultura de la violación y la dominación sustentada en el porno con el que se educan sexualmente nuestros jóvenes, cada vez más violento por cierto, y en la culpabilización sistemática de la víctima (revictimización). Necesitamos que los hombres empiecen a percibirnos como personas equivalentes y no como objetos para satisfacer sus deseos o necesidades. El placer y el deseo femenino importan, y son esenciales para una relación sana y no violenta entre dos personas
Urge un cambio en el código penal que elimine el delito de abuso y contemple todas las agresiones sexuales que sufrimos las mujeres como violaciones, porque no importa el largo de la falda, ni la hora, ni el estado de embriaguez, si estaba oscuro, si se resistió o estaba en estado de shock, ni si al principio dijo sí y luego se retractó, nada de eso importa, lo único importante es que solo sí es sí en todo momento y todo lo que no sea sí, es una violación.
Mientras sigamos teniendo una sociedad que tolera la violencia hacia las mujeres, esta no se acabará. Las feministas seguiremos luchando unidas, tejiendo redes de apoyo y denunciando públicamente las violencias machistas que sufrimos todos los días y que empiezan a fraguarse desde que nacemos, y como muestra de todo esto, este lunes se han sucedido concentraciones multitudinarias en muchas ciudades de España en apoyo a nuestra hermana de Manresa y su familia. Queremos justicia, y hasta que no la obtengamos nos encontrarán en la calle, en las redes y donde haga falta.
Ni una menos.
Ninguna agresión sin respuesta.
Hace pocos días, por fin, se dictaba sentencia firme contra los violadores de C. durante las fiestas de San Fermín del año 2016. El Tribunal Supremo, considera a todos y cada uno de los acusados, cinco nada menos, culpables del delito de violación, y les condena a 15 años de cárcel por ello. Esta sentencia, por fin, responde de manera unánime a la demanda de buena parte de la sociedad, que en el hecho que se juzgaba, veía claramente una violación y no un simple “abuso” como venían sosteniendo los diferentes jueces o magistrados que lo habían juzgado hasta ese momento, acabando así con la impunidad de estos delincuentes.
Aprecian los magistrados en su fallo, la existencia de una intimidación ambiental debida, entre otras cosas, al número de atacantes, cinco, frente a la víctima, que era sólo una, la corpulencia de los cinco hombres frente al físico menos potente de la mujer, y además apuntaba a que en todo momento los cinco violadores sabían perfectamente lo que estaban haciendo y, valiéndose de su superioridad tanto numérica como corporal, agredieron sexualmente a C.