Así se desprende del índice de competitividad regional (Regional Competitiveness Index, RCI) elaborado por la Comisión Europea para las 263 regiones europeas y recogido en el último número de 'Esenciales', el documento mensual publicado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).
Según este estudio, si se comparan los datos del RCI más recientescon los de la edición anterior (2013), destaca que todas las comunidades autónomas han empeorado su posición relativa en términos de competitividad, siendo las regiones de Murcia y Andalucía las que más se han distanciado del promedio europeo, y Galicia y Cantabria las que menos lo han hecho.
De esta forma, actualmente sólo Madrid se sitúa entre las 100 mejores, debido a las elevadas tasas de desempleo, una baja especialización productiva en actividades basadas en la tecnología y el conocimiento, la deuda regional acumulada y la desconfianza en las instituciones públicas.
Este indicador muestra que solo la Comunidad de Madrid y el País Vasco alcanzan un grado de competitividad superior a la media europea, situándose respectivamente en la posición 83 y 119 en el ranking de las 263 regiones analizadas.
A estas comunidades autónomas les siguen Comunidad Foral de Navarra y Cataluña, que presentan niveles cercanos a la media europea. Estas cuatro autonomías son también las que han apostado más fuerte por la economía del conocimiento.
Por el contrario, Andalucía y Extremadura, dos de las comunidades menos intensivas en el conocimiento, presentan una desviación respecto a la media en el RCI de más del 50 por ciento.
Pese al avance de la economía del conocimiento en España, ninguna comunidad autónoma logra situarse entre el 25 por ciento de las regiones europeas más competitivas (las 65 primeras).
Incluso las mejor posicionadas están lejos de los territorios de referencia europeos como Londres, Utrecht, Oxford o Estocolmo. Además, si se comparan los datos del RCI más recientes con los de la edición anterior (2013), destaca que todas las CCAA han empeorado su posición relativa en términos de competitividad, en el caso de Murcia ha perdido más de 15 puntos respecto a 2013 y Andalucía y Madrid, más de diez, mientras que Galicia, con un -0.9, y Cantabria (-1,4) son las que menos han variado.
CALIDAD INSTITUCIONAL Y OTRAS VARIABLES
El RCI se compone de tres grandes bloques que integran once aspectos relevantes de la competitividad: motores básicos (calidad de las instituciones, estabilidad macroeconómica, infraestructuras, salud y educación básica), cualificación y eficiencia del mercado laboral (formación del capital humano, tasa de empleo y tamaño del mercado) e innovación (preparación tecnológica, sofisticación empresarial e I+D+i).
En el primer bloque de variables, referido a los motores básicos de la competitividad, las regiones de Madrid, Cataluña y Aragón son las que muestran una mejor posición respecto a la media europea.
En este sentido, destaca la buena valoración en términos de salud, ya que todas las regiones están por encima de la media europea, mientras que los déficits de las cuentas públicas existentes en la mayoría de las comunidades, junto a los elevados niveles de deuda acumulada, dificultan la salida a los mercados financieros de las regiones e influyen negativamente en su competitividad.
La comparación de este indicador de 2016 con el de 2013 muestra una evolución desigual entre regiones, ya que, mientras que Aragón, Castilla y León, Comunidad de Madrid y Cataluña presentan un avance destacado, el retroceso es importante en Galicia, Canarias y País Vasco.
El empeoramiento relativo en la valoración de las instituciones públicas y en los niveles de accesibilidad de sus infraestructuras logísticas son los principales motivos de estos retrocesos.
MAYORES DIFERENCIAS EN EL MERCADO LABORAL
El estudio revela también que las diferencias regionales se acentúan cuando se analiza la eficiencia del mercado laboral. Las regiones forales y la Comunidad de Madrid presentan niveles superiores a la media, pese a ser de las regiones españolas que más han empeorado su posición relativa en este bloque respecto a 2013.
En estos tres casos el peso de los ocupados con estudios superiores supera el 50 por ciento. En el polo opuesto, Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura están entre las 25 regiones europeas peor posicionadas.
La escasa cualificación de los recursos humanos en Extremadura (apenas un 25 por ciento de la población entre 25 y 64 años tiene estudios superiores) y la elevada tasa de desempleo, con un alto componente de parados de larga duración, en Andalucía y Castilla-La Mancha son las razones por las que estas regiones ocupan posiciones más retrasadas en el ranking europeo dentro del bloque relacionado con el mercado laboral.
Por último, un tercer bloque mide aquellos factores relacionados con la innovación que forman parte de una fase más avanzada del desarrollo de una economía regional.
Destaca la posición de la Comunidad de Madrid, que se sitúa un 37 por ciento por encima del promedio de las regiones europeas, derivada principalmente de disponer de un tejido empresarial sofisticado (casi un 30 por ciento de su valor añadido es generado por empresas del sector financiero, tecnológico, científico y de consultoría) y un sistema de I+D+i “sólido y potente”, situado entre los 28 primeros europeos.
Junto con Madrid, también País Vasco y Cataluña se sitúan por encima de la media de la UE en este indicador, mientras que las comunidades autónomas que ocupan las últimas posiciones, en un 40 por ciento por debajo del promedio europeo, se caracterizan por una escasa orientación de sus empresas hacia la innovación, una baja actividad investigadora materializada en publicaciones o patentes, y una especialización productiva con baja intensidad en conocimiento.