Región de Murcia Opinión y blogs

Sobre este blog

Un ejemplo llamado Laura Gil

El pasado domingo España se proclamó subcampeona de Europa de baloncesto femenino con Laura Gil siendo clave para su equipo durante todo el torneo. Sin embargo, no ha tenido felicitaciones públicas en la Región de Murcia a nivel institucional, en detrimento por ejemplo del tenista Carlos Alcaraz quien ese mismo día ganó Queens y sí fue reconocido. La selección cayó en la final por el oro en un ajustado partido ante Bélgica, pero volvió a subir a un podio cuatro años después y ganó una muy meritoria medalla de plata. En septiembre Laura Gil estaba en Murcia recuperándose de una grave lesión, cojeando y sin equipo y ha logrado volver a la élite a un gran nivel. Sólo eso ya debería ser motivo de ser destacado. En el deporte, como en la vida, ganar es algo muy excepcional. No es lo normal, por eso es obligatorio valorar también el camino.

Si hace siete meses alguien le hubiese dicho a Laura Gil (31 años) que empezaría el verano colgándose una medalla en un Campeonato de Europa, seguramente le hubiese tomado por loco. Pero, una vez más, queda demostrado que los imposibles en el deporte no existen y que hay procesos que valen más que un título. Porque volver, en algunos casos, ya es ganar. En febrero de 2022 la jugadora se rompió el tendón de Aquiles, una gravísima lesión que le llevó a replantearse su futuro. En sus largos diez meses de baja, su ilusión por querer repetir presencia en unos Juegos Olímpicos (París 2024) le ayudó en su recuperación y ahora, casi un año y medio después, luce en su cuello colgada una nueva presea. Ya tiene más que Pau Gasol, por ejemplo. Sin lugar a dudas, la suya es una de esas historias que merecen ser contadas a las generaciones más pequeñas porque crear referentes va mucho más allá de ser campeón.

Ninguna lesión llega jamás en un buen momento pero en este caso se produjo en el curso en el que terminaba contrato con el Valencia Basket. Laura Gil no renovó en su club y regresó a Murcia para recuperarse al calor de su familia y amigos, sin equipo por primera vez en toda su carrera. Porque una rotura del tendón de Aquiles no sólo requiere rehabilitación física, también hay muchísima parte de trabajo psicológico: “El primer mes estaba muy enfadada con el baloncesto y todo lo que le rodeaba. Antes de la lesión llevaba un mes sintiendo que algo me iba a pasar porque me notaba muy cansada y mentalmente no estaba bien. Eso hizo que me doliese el doble, así que tuve que desconectar. Empecé a trabajar con un psicólogo, algo que ha sido fundamental para mí porque entendí que esto no se trataba de ser fuerte, más bien de saber pedir ayuda. No pensé nunca en tirar la toalla, pero sí que ha sido muy difícil porque realmente no sabía, siquiera, si volvería a andar sin dolor”, confesaba la jugadora antes de arrancar este Europeo.

La mayoría de los deportistas que practican disciplinas de equipo atraviesan una cierta soledad cuando caen lesionados. Apartarse de la dinámica grupal y tener que trabajar en solitario es el primer golpe anímico al que suelen enfrentarse, así que contar con un entorno de confianza es fundamental durante este proceso. Por eso Gil volvió a casa: “Ir a entrenar o al fisio cada día no era nada negociable. Sabía que tenía que hacerlo, aunque había momentos en los que la cuesta era muy hacia arriba. Toda la gente que me ayudó durante esos meses, mis padres y mis amigos, Lucas Pérez (entrenador con el que trabajaba en el Palacio de los Deportes), Pablo Ortín (fisioterapeuta), Manu Sanz (preparador físico), Juanfri Abellán (médico traumatólogo) lo vivían como si fuese su proceso y eso fue muy importante para mí. Ellos fueron las patas de la mesa a las que agarrarme cuando se tambaleaba todo”.

Como si nunca se hubiese ido Laura Gil tardó 284 días en volver a jugar un partido de baloncesto. Lo hizo vistiendo la camiseta del Basket Landes, equipo de la liga francesa en el que fichó a finales de noviembre. Con este club ha ganado también en este final de curso la Copa en el país galo, siendo una de las jugadoras más importantes. La lesión, tanto física como mental, había quedado aparentemente ya muy lejos.

El gran reto de la temporada para ella era el Eurobasket. La murciana iba a competir contra las mejores selecciones y contra las mejores jugadoras del continente después ya no solamente de su rotura del Aquiles, también del palo que se llevó con España en el Campeonato de Europa de 2021 (cayendo en cuartos de final) y de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 (también perdieron en el cruce de cuartos). Y el resultado ha sido increíble porque cuatro años después (desde el oro de 2019), la selección ha vuelto a conseguir una medalla. No ha podido ser de oro porque Bélgica fue mejor en el tramo final del encuentro. Pequeñas decisiones que marcaron diferencias, pero que no deben restarle valor al camino recorrido para llegar hasta ahí.

En lo individual, este torneo ha vuelto a evidenciar que Laura Gil es una de las mejores jugadoras de baloncesto de Europa y que es una pieza imprescindible para España. Ha terminado siendo la segunda que más minutos ha jugado del equipo, la segunda que más puntos ha anotado (solamente dos menos que la primera), la que más rebotes ha capturado y la que mejor rendimiento ha dado. Y todo ello solamente un año y cuatro meses después de sufrir una de las lesiones más graves que puede tener un deportista y de dudar sobre si volvería a caminar.

Laura Gil es una de las mejores deportistas de la historia de la Región de Murcia. Estudió en el colegio público de Santo Ángel y en el instituto Alquibla de la Alberca y continúa con su grado universitario en la UCAM. Es de la tierra y ha vuelto a demostrar que trabajando duro, pueden alcanzarse los sueños y eso ya es motivo de orgullo. Cuando España se clasificó para la final de este Eurobasket y certificó una nueva medalla (la octava en su cuenta particular con la selección absoluta, más las nueve logradas en categorías inferiores y habiéndolo ganado todo a nivel de clubes) rompió a llorar al abrazarse con su capitana. Ésa fue la foto del torneo. Lo había conseguido. Había vuelto a su

mejor nivel y merece ser reconocida por ello, algo que ha faltado a nivel institucional en Murcia tras su medalla de plata. Laura resilencia Gil es el mejor ejemplo para los y las más jóvenes. Hay que hablar más de ella.

El pasado domingo España se proclamó subcampeona de Europa de baloncesto femenino con Laura Gil siendo clave para su equipo durante todo el torneo. Sin embargo, no ha tenido felicitaciones públicas en la Región de Murcia a nivel institucional, en detrimento por ejemplo del tenista Carlos Alcaraz quien ese mismo día ganó Queens y sí fue reconocido. La selección cayó en la final por el oro en un ajustado partido ante Bélgica, pero volvió a subir a un podio cuatro años después y ganó una muy meritoria medalla de plata. En septiembre Laura Gil estaba en Murcia recuperándose de una grave lesión, cojeando y sin equipo y ha logrado volver a la élite a un gran nivel. Sólo eso ya debería ser motivo de ser destacado. En el deporte, como en la vida, ganar es algo muy excepcional. No es lo normal, por eso es obligatorio valorar también el camino.

Si hace siete meses alguien le hubiese dicho a Laura Gil (31 años) que empezaría el verano colgándose una medalla en un Campeonato de Europa, seguramente le hubiese tomado por loco. Pero, una vez más, queda demostrado que los imposibles en el deporte no existen y que hay procesos que valen más que un título. Porque volver, en algunos casos, ya es ganar. En febrero de 2022 la jugadora se rompió el tendón de Aquiles, una gravísima lesión que le llevó a replantearse su futuro. En sus largos diez meses de baja, su ilusión por querer repetir presencia en unos Juegos Olímpicos (París 2024) le ayudó en su recuperación y ahora, casi un año y medio después, luce en su cuello colgada una nueva presea. Ya tiene más que Pau Gasol, por ejemplo. Sin lugar a dudas, la suya es una de esas historias que merecen ser contadas a las generaciones más pequeñas porque crear referentes va mucho más allá de ser campeón.