Cuenta atrás para el “mejillón gigante”: a la nacra le quedan tres años antes de comenzar a extinguirse en el Mar Menor

Elisa M. Almagro

9 de abril de 2024 22:22 h

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La nacra que habita en el Mar Menor ha entrado en una nueva etapa como especie. De acuerdo con investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) este bivalvo (pina nobilis) está mostrando signos de una futura extinción en la laguna salada. Pese a que desde el estudio se ha observado una estabilización de las densidades de población y un crecimiento positivo de los individuos, no se ha evidenciado ninguna incorporación de reclutas a medida que los ejemplares envejecen. En otras palabras, el reemplazo generacional de la nacra está en peligro: “En el Mediterráneo está casi extinguida por culpa de un parásito que entró en el ecosistema en 2016, al mismo tiempo que empezamos con la eutrofización en el Mar Menor”, apunta Pedro Luengo, de Ecologistas en Acción.

Entre 2019 y 2022 los investigadores midieron las conchas de estos individuos, tanto vivos como muertos, para determinar su edad. Durante el estudio no se han detectado ejemplares que puedan catalogarse como juveniles ni encontraron reclutas en los colectores de larvas, pese a que a lo largo de estos cuatro años se ha estimado que, respectivamente, hubo un 48.94%, 71.95 %, 83.62 %, y 93.94 % de individuos con capacidad reproductiva.

De media en el Mar Menor la edad de estos bivalvos ronda los 6 años. Si tenemos en cuenta que la esperanza de vida máxima del Pina nobilis ronda los nueve, a la especie le quedarían tres años para “una extinción inminente en un período de corto plazo”, detalla el informe publicado en la revista Journal of Nature Conservation. En un estudio anterior que monitoreaba Pina nobilis entre 2014 y 2019 ya se detectó la posibilidad de una baja capacidad reproductiva de la población en el Mar Menor.

Los motivos por los que la nacra no se estaría reproduciendo en la laguna salada son complejos. Las “condiciones ambientales extremas” a las que podría estar sometido este bivalvo pueden hacer que la reproducción sea muy inestable. La albufera murciana acumula una falta de oxígeno y una temperatura excesivamente altas, relacionadas con el crecimiento bacteriano que puede afectar a la nacra: “Es difícil no analizar este problema sin considerar el proceso de eutrofización del Mar Menor. Esta circunstancia puede estar exacerbando los grandes estresores que ya existen de forma natural en este tipo de hábitat”. El estudio concluye que el colapso de la laguna puede estar condicionando el bienestar de estos bivalvos y provocando la liberación de “gametos no viables”. “De 1.800.000 ejemplares de nacra que había, después de la primera crisis de 2016 calculamos que quedaron alrededor de mil y pico”, recuerda Emilio Cortés, conservador del Acuario de la Universidad de Murcia (UMU) y director técnico del proyecto Banco de Especies Emblemáticas y de Singular Importancia del Mar Menor.

Los investigadores recomiendan “acciones inmediatas” para proteger a los ejemplares vivos, como la limitación del anclado de barcos y la prohibición de la extracción de esta especie. El Gobierno de la Región de Murcia anunció la semana pasada una campaña de concienciación para la protección de la nacra, donde recuerda la prohibición de fondear en cuatro zonas del Mar Menor y que “la destrucción, muerte, deterioro, recolección, comercio, intercambio o captura de esta especie está tipificada como una infracción grave o muy grave, cuyas sanciones van desde 3.001 euros a 2 millones de euros según consta en el régimen sancionador de la Ley 42/2007, del Patrimonio Natural y la Biodiversidad”. Luengo señala la necesidad de limitar el fondeo en un mayor número de zonas, “para aumentar las posibilidades de permitir el reclutamiento”.

El reto de la cría en cautividad

El Banco de especies del Mar Menor, desarrollado por los investigadores del acuario de la Universidad de Murcia, puede contar entre sus éxitos la cría exitosa en cautividad de especies residentes en la laguna salada como del caballito, el fartet, las agujas, los zorros y el chirrete. Por desgracia, el equipo está teniendo dificultades para lograr que los ejemplares de nacra que crían sobrevivan más allá del estado larvario: “Ahora mismo hay un montón de grupos de investigación en todo el Mediterráneo que están intentando mantener y reproducir la nacra y todavía no hay nadie que haya tenido resultados positivos”, lamenta Cortés. Por el momento, han conseguido que sus ejemplares tengan una esperanza de vida de unos cinco años, y esperan que asemejando su alimentación a la del medio natural, tengan éxito en la cría de ejemplares de Pina nobilis viables: “Hay muchos condicionantes que estamos viendo que pueden afectar a que la larva salga adelante”.