Otro 25 de noviembre en el que conmemoramos el Dia Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, una fecha que se ha convertido en el epicentro de reivindicaciones y movilizaciones contra un infierno que sufren a diario demasiadas mujeres víctimas y sus hijos e hijas. Detrás de esta fecha existen cifras vergonzantes que son las que ponen de manifiesto la vigencia de este problema en toda la sociedad actual, pero, más aún, en determinados pueblos, ciudades o regiones como la nuestra, en la que en la actualidad y de forma recurrente, nos encontramos a la cabeza del país con la tasa más alta en esta lacra.
Si hay una Región de la que poder hablar o poner como ejemplo sobre la negación e invisibilización de la desigualdad de género, esa es, sin ninguna duda, la nuestra. La que algunos osan llamar “la tierra más maravillosa del mundo”, pero que en realidad está muy lejos de serlo mientras los titulares que nos retratan sigan mostrando cifras que nos alejan cada vez más de ese eslogan barato.
Datos como el que las mujeres víctimas de maltrato que necesitan protección policial han aumentado en nuestra Región un 7% durante el pasado verano, llegando a contabilizarse 3.813 casos activos, de los que en 2017 eran mujeres con menores a su cargo; o que el 39,6% de las murcianas han confesado haber padecido acoso sexual a lo largo de su vida y, lo que es aún más grave, el 17,6% de ellas han tenido que soportar este acoso de forma reiterada; o cómo las denuncias por delitos sexuales se han disparado un 21,4% en el último año y los ataques múltiples o “en manada” siguen creciendo y ya sobrepasan el centenar en los dos últimos años; o que en 2021 se denunciaron en nuestra región hasta 613 delitos sexuales, lo que supone casi dos denuncias diarias; que se han denunciado 294 abusos sexuales y 102 agresiones sexuales y que en ambos casos muchas de las agresiones han sido con penetración; o que el 49% de las mujeres víctimas de todos estos abusos son menores de edad.
A todos estos datos nefastos debemos sumarles el hecho de que el Gobierno regional no está cumpliendo el Pacto de Estado contra la Violencia de Género y no está usando los fondos procedentes del Gobierno de España para luchar contra la lacra de las violencias machistas y favorecer la igualdad de género como debería.
Además, existía un Consejo Asesor de Violencia Contra la Mujer y un Consejo Asesor de la Mujer que han sido dinamitados, literalmente, durante esta última legislatura. El último informe redactado por el Consejo Asesor de la Violencia Contra la Mujer que llegó a mano de los sindicatos fue el de 2019 y un año más tarde, la consejera de Igualdad y Mujer, Isabel Franco, desactivó, o eso parece, estos dos Consejos para crear el Observatorio de Igualdad de la Región de Murcia, pendiente desde 2007, pero que, por ahora y visto lo visto, de poco ha servido.
Este Observatorio de Igualdad está compuesto por tres comisiones. Una de ellas es la de Violencia de Género que tuvo una reunión en junio de 2021 y desde entonces tampoco ha vuelto a ser convocado. Es más, el propio Pleno del Observatorio no se ha reunido nunca salvo para su constitución en el año 2020. Y, pese a la evidencia de todos estos hechos y datos alarmantes, las mujeres de la Región, todas, incluidas las víctimas, debemos soportar cada día más discursos negacionistas sobre la existencia de la violencia machista en las calles y hasta dentro de las propias instituciones públicas de esta Región.
Debemos aguantar estoicamente como la propia consejera de Igualdad y Mujer, también vicepresidenta, levanta su mano para votar desde su escaño de la Asamblea Regional junto a esos mismos que niegan lo evidente, mientras al mismo tiempo pisotean la memoria de las víctimas. Hemos aguantado con dignidad su ausencia de debates donde se defendían nuestros derechos y donde ella, quien más debería hacerlo, ha seguido optando por no querer escuchar ninguno de nuestros argumentos o gritos de auxilio.
Por lo tanto, las mujeres feministas, como las víctimas de la violencia machista de esta Región, poco podemos esperar en materia de protección y poca esperanza albergamos de que la situación varíe a mejor. Solo nos queda soñar con que exista un cambio de Gobierno y que quienes de verdad respetan la defensa de la Igualdad puedan trabajar desde dentro para transformar todas estas cifras que tanto nos avergüenzan en otras muy distintas.
Debemos trabajar y luchar por erradicar esta lacra, por nosotras, por las mujeres del futuro. Tradicionalmente, nos han hecho creer que somos nosotras las que debemos ir con cuidado. Cuántas veces hemos oído lo de “ten cuidado”, como si toda la responsabilidad de lo que nos pase, por el hecho de ser mujeres, fuera nuestra. ¿Por qué los hombres no reciben esa advertencia? Es necesario cambiar el foco, todos y todas formamos parte de esta sociedad.
Hablamos de respeto, de respetarnos a todas, de que nosotras alcemos la voz y se unan las de tantos hombres aliados que tenemos alrededor y luchan contra la violencia machista. Pasemos de “ten cuidado” a “cuidaos entre vosotros y vosotras”. La violencia machista nos afecta a todos y todas.
Por ello, este 25 de noviembre vistámonos de morado e inundemos las calles de “la tierra más maravillosa del mundo” con banderas feministas; salgamos a cantar y a gritar para defender lo que es nuestro, todo eso que tanto trabajo nos costó conseguir y que no son ni más ni menos que nuestros derechos y nuestra libertad plena.
Salgamos a defender a las víctimas de la violencia machista -1174 mujeres y 26 menores huérfanos asesinados desde 2003, 38 mujeres víctimas mortales durante este 2022-. Recordemos sus nombres con respeto y señalemos sin miedo a sus asesinos, a sus maltratadores y a todos los que, como cobardes y cómplices, pretendan continuar amparándolos. Sean quienes sean.
0