Estaba cantado. Si alguien iba a sacar un buen resultado en la Región de Murcia, mejor que en el resto de las comunidades, ese era Alvise. Ya pasó con Vox y ahora, con Alvise. La cuestión es preguntarse ¿por qué? ¿Es esta Región nuestra el laboratorio de las ultraderecha? ¿Cuál es el motivo por el que vence la extrema derecha en Murcia?
Es posible que los candidatos de izquierda no convenzan en esta Región -que realmente han sido elegidos para controlar las sinuosas políticas de la 'interna' de los partidos- no conectan con el público general, ni logran, con alguna excepción, generar un discurso alternativo en una Región donde la derecha y las extremas derechas tienen que hacer poco esfuerzo para sacar votos.
El habitante de esta Región parece abonado a votar lo mismo de siempre o la peor alternativa, condenado a pasar hambre, pensando que han de solucionárselo aquellos que consiguen con sus políticas que sus hijos formados emigren a otras regiones o países, mientras aquí favorecen la creación de una agroindustria que atrae a personas con menos formación, en muchos casos inmigrantes. El miedo a estos se transforma en el motivo de sus campañas, ya sea asociando la inmigración a la inseguridad, algo que atrae a las clases que se consideran medias – como es el caso de Alvise–, o bien advirtiendo que estos vienen a remplazarnos, un discurso que resulta atractivo para aquellos que piensan que están compitiendo con los inmigrantes por vivienda y empleos limitados y que, por lo tanto, no hay más remedio que controlar la migración. Un discurso, no lo olvidemos, que estuvo detrás del éxito del Brexit.
Pero, ¿cuál es el motivo de que cale el discurso de la inmigración y no el hecho de que la mayoría de los murcianos con estudios tienen que migrar de una región en la que faltan oportunidades? ¿Por qué, teniendo los peores resultados en sanidad, educación y rentas, nadie logra rentabilizar estas cuestiones? Estas preguntas tienen que analizarse porque a lo mejor el problema son los candidatos, pero también el programa. Es curioso ver a Podemos Murcia intentar buscar votos con las mismas fotos de los limones de Vox, incapaces de gestionar un discurso propio, copian el de la extrema derecha murciana. ¿Es el problema la falta de programa? Puede ser, aunque hay otras variables.
Suele repetirse que el murciano se informa a través de medios nacionales y que esto hace que lo que ocurre en esta región pase desapercibido. También se dice que la atención, y no la lectura, de los periódicos regionales es transversal. Los datos del CEMOP nos muestran, desde hace algunos años, que la mayoría de la información que reciben los murcianos y, de la cual se fían, es la que obtienen a través del móvil. Esta región lidera las tasas de abandono escolar y su formación universitaria o de formación profesional superior solo alcanza un 40% en general, con las mujeres superando a los hombres. Esto podría explicar en parte el voto diferenciado y el hecho de que las profesiones, sin sesgo de acceso como los funcionarios, estén feminizándose a pasos agigantados, incluyendo las famosas áreas de ciencia, ingeniería y matemáticas, lo que genera miedo entre algunos pitopaúsicos.
Todo ello parece el caldo de cultivo perfecto para Alvise, ya que los habitantes de esta región parecen preocuparse más por lo que ocurre en Cataluña que por lo que está sucediendo en el Mar Menor. Esto se debe en parte a que las asociaciones que defienden el agro y el trabajo de baja formación se han aliado con la extrema derecha, la cual promueve el miedo a la inmigración. Este combo es impresionante y nadie habla de la industria mientras vamos por la ¿quinta? revolución industrial. Como resultado, la izquierda no logra transmitir sus mensajes y la derecha ha evolucionado desde su promoción del agua para todos hasta convertirse en un partido regionalista que muestra sus colores cuando su partido no gobierna en Madrid. Esto, en parte, explica por qué los datos, como las tasas escolares, las listas de espera y hasta el propio Mar Menor, no pasan factura al gobierno regional ya que todo eso se considera nacional.
Tenemos una tierra que antes era progresista, pero que ahora es conservadora y solo un terremoto político podría cambiar el voto. En Andalucía, tardaron 30 años en pasar de la izquierda a la derecha, y parecía imposible, pero lo hicieron. Incluso en Cataluña, pueden alternar entre independentistas y partidos nacionales, pero aquí no. Aquí se trata de derecha o más derecha, y si surgiera un partido aún más a la derecha que Alvise, probablemente también obtendría votos. Y, lo siento, a pesar de que intento entenderlo y explicarlo, no puedo comprender el voto descontento. Nadie come algo que no le gusta. Quizás deberíamos preguntarnos cómo hemos llegado hasta aquí. Todo lo demás son excusas y otras historias.
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