Esta semana, una vez más, y tras unos días de frío intenso en el centro de la península, volvemos a experimentar temperaturas inusuales para este mes de enero, siendo de nuevo la Región de Murcia el lugar donde se alcanza el récord, con 27ºC, diez grados por encima de la media para este mes en nuestra región. Estas anomalías son, evidentemente, una consecuencia del cambio climático, aunque los grandes medios de comunicación de masas no suelen hacer referencia a esto, limitándose a hablar principalmente de la influencia de estas temperaturas en la buena marcha del turismo, haciendo hincapié en la posibilidad de desestacionalizar la oferta turística de sol y playa fuera de la temporada estival como uno de los principales objetivos de las administraciones, como se está viendo en FITUR estos días.
Pero no llueve a gusto de todos, aunque la lluvia brille por su ausencia. Las estaciones de esquí están empezando a sufrir la falta de nieve, lo que supone el cierre de algunas de ellas o la apertura de unos pocos kilómetros de pistas esquiables. La gran mayoría de esas estaciones se ven obligadas a usar cañones de nieve, artefactos no exentos de producir impactos ambientales como el uso excesivo de agua y de energía para desviar los arroyos a los depósitos y conseguir rebajar la temperatura para la fabricación de nieve. Además, la nieve artificial aumenta la entrada de agua e iones a las pistas de esquí, lo que puede tener un efecto fertilizante y, por lo tanto, cambiar la composición de las especies de plantas de la zona.
Las altas temperaturas pueden convertirse, además, en un inconveniente para el turismo estival. Las sucesivas olas de calor que nuestro país sufre en verano pueden desincentivar la llegada turistas, según un informe de Caixabank Research. Según este estudio, el incremento de la temperatura de cuatro grados reduciría la demanda turística anual en un 3,1%. Y la llegada de turistas caería hasta un 15% en los meses de julio y agosto. El impacto sería muy superior en regiones como Islas Baleares o la Región de Murcia. Las consecuencias del cambio climático van más allá de inundaciones, incendios y olas de calor que afectan al medio ambiente y a la agricultura. El turismo, que supone en España el 12% del PIB, puede verse seriamente afectado por el calentamiento global, como ya se está comprobando.
Otro sector afectado por la emergencia climática es la agricultura, por la falta de lluvias, que ha supuesto la pérdida del 13,6% de las cosechas, afectando sobre todo al secano y muy especialmente a la aceituna, con un descenso del 55% en la producción en la campaña anterior, y a los cereales, con el 45,6%. Todos sufrimos las consecuencias de esta disminución en la producción agrícola, con la subida bestial del precio del aceite de oliva y otros productos. A pesar de la sequía, el presidente López Miras y su consejera de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca, Sara Rubira, siguen con su particular guerra del agua, repitiendo aquello de querer “llevar agua de donde sobra a donde falta”, sin querer percatarse de que en breve no va a sobrar agua de ningún sitio y que la fuente del trasvase Tajo-Segura, los embalses de Entrepeñas y Buendía, están actualmente al 38 y 23% de su capacidad, respectivamente. Y su pretensión de resucitar el Plan Hidrológico Nacional choca con las opiniones de los expertos, que ven inviable un futuro trasvase del Ebro, por la escasez estructural, sequía y restricción de los principales sistemas de riego de la Cuenca del Ebro.
Lo que para mucha gente, y determinados representantes políticos, la situación de altas temperaturas de este mes de enero no es sino “buen tiempo” y una oportunidad de hacer negocios, es en realidad la plasmación de la emergencia climática frente a la cual sólo podemos poner mala cara y empezar a buscar soluciones a corto plazo.
Esta semana, una vez más, y tras unos días de frío intenso en el centro de la península, volvemos a experimentar temperaturas inusuales para este mes de enero, siendo de nuevo la Región de Murcia el lugar donde se alcanza el récord, con 27ºC, diez grados por encima de la media para este mes en nuestra región. Estas anomalías son, evidentemente, una consecuencia del cambio climático, aunque los grandes medios de comunicación de masas no suelen hacer referencia a esto, limitándose a hablar principalmente de la influencia de estas temperaturas en la buena marcha del turismo, haciendo hincapié en la posibilidad de desestacionalizar la oferta turística de sol y playa fuera de la temporada estival como uno de los principales objetivos de las administraciones, como se está viendo en FITUR estos días.
Pero no llueve a gusto de todos, aunque la lluvia brille por su ausencia. Las estaciones de esquí están empezando a sufrir la falta de nieve, lo que supone el cierre de algunas de ellas o la apertura de unos pocos kilómetros de pistas esquiables. La gran mayoría de esas estaciones se ven obligadas a usar cañones de nieve, artefactos no exentos de producir impactos ambientales como el uso excesivo de agua y de energía para desviar los arroyos a los depósitos y conseguir rebajar la temperatura para la fabricación de nieve. Además, la nieve artificial aumenta la entrada de agua e iones a las pistas de esquí, lo que puede tener un efecto fertilizante y, por lo tanto, cambiar la composición de las especies de plantas de la zona.