El que fuera alcalde de Cartagena, José López, acaba de impulsar, intuyo que sin pretenderlo, la carrera a ese puesto que dejó, de la consejera y portavoz del Gobierno regional, Noelia Arroyo, con unas desafortunadas declaraciones, tan machistas como impresentables. El efecto, además, ha sido contrario, victimizando a quien pugnará con él por alcanzar el primer sillón del Palacio Consistorial.
En una entrevista en Onda Cero, el político de Movimiento Ciudadano (MC) intentó descalificar a su previsible oponente electoral en 2019 con términos del todo inapropiados en plena sociedad del siglo XXI. Apelar a su aspecto físico para, por ello, intentar inhabilitarla como hipotética alcaldesa es un gesto ruin a la vez que deleznable.
No es la primera vez, y seguro que tampoco la última, que este singular personaje destila semejante delicadeza para con sus adversarios políticos. Referirse a “esas pelucas rubias y esos labios bien pintados” dice más bien poco del argumentario que maneja el todavía edil cartagenero, que no tiene intención de pedir perdón, alegando que sus palabras se han sacado de contexto.
Pero el lenguaje machista entre los políticos de la Región no es patente exclusiva del genuino Pepe López. En el otoño de 2010, es decir, no hace tanto tiempo, el entonces presidente de la Comunidad Autónoma, Ramón Luis Valcárcel, calificó durante un mitin, celebrado en la localidad de Beniel, a la candidata socialista Begoña García Retegui como “la chica del pelo de panocha”.
Aquel comentario generó general alborozo y jocosas carcajadas en el auditorio entre el que, por cierto, había bastantes mujeres. La justificada reacción solidaria de ahora, cimentada por la fuerza que imprimen las redes sociales, no se produjo entonces, quiero pensar que sobre todo por la menor implantación de estas nuevas tecnologías y no tanto por el carácter intocable de quien, en esas fechas, pronunció esas también, como hoy, tan deplorables palabras.
Cuando horas después un periodista planteó a Valcárcel si rectificaba o pedía perdón a Retegui, su respuesta fue tan alucinante como prepotente: “Es una expresión murciana; es ridículo intentar hacer una causa política de algo dicho en un mitin en tono jocoso. Es muy murciano llamar rojo a lo rubio, y a lo pelirrojo, pelopanocha”, le respondió Valcárcel, sintiéndose de lo más eufónico.
Llovía sobre mojado, ya que cinco años antes, durante un pleno en la Asamblea Regional, había calificado de “gandula” a la portavoz parlamentaria socialista, Teresa Rosique. Únicamente su partido, el PSOE, defendió entonces a Retegui y a Rosique, y no hubo ni siquiera una sola voz femenina desde el propio PP, o desde su entorno, que se solidarizara con las aludidas, algo que ahora sí ha ocurrido, con evidente motivación, en el caso de Noelia Arroyo, desde casi todo el espectro político, incluido el socialista.
Es evidente que eran otros tiempos, que en 2005 y 2010, al parecer, soplaban otros aires y que al movimiento #MeToo y al 8M le quedaban aún algunos años para aparecer en escena. Supongo que debió de ser eso y no otra cosa, como que los ‘hashtag’ no estuvieran tan al alcance de la mano.