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La calle del poeta Eloy Sánchez Rosillo

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En ese maremágnum de temas para escribir mi artículo de esta semana ya tenía pergeñada la trama, cuando de repente, como a veces ocurre, algunos de los asuntos más interesantes quedaron varados, cuando me llegó la noticia de que en la Urbanización “Joven Futura”, de Espinardo, mi pueblo, se inauguraba esa calle con el nombre del poeta. Y todos los temas se oscurecieron y fue como “oír la luz”. Esta noticia me llamaba, no todos los días le dedican una calle a un poeta, aunque se merezca, por ejemplo, la Medalla de Oro de la Región.

 Así que me salió la vena de la crónica periodística. Decía, Ryszard Kapuscinski, que “para ser buen periodista hay que ser buena persona”. No lo tengo tan claro, en el caso de los poetas. Uno puede ser un gran poeta y ser a la vez un gran cabrón. Sin embargo, en el caso de Eloy no solamente es grande en el sentido físico, mucho más grande es en la fuerza y la belleza de su luminosa poesía y también en la amistad verdadera que profesa entre amigos. También decía Juan Ramón Jiménez: “Quien escribe como se habla irá más lejos en lo porvenir que quien escribe como se escribe”. Tal vez sea así, solo puedo decir al respecto que yo me rendí ante su poesía con aquel primer libro: “Maneras de estar solo”, premio Adonais del 1978, y así sigue mi gozo de lector hasta su último: “La Rama verde”.

Volvía en esa mañana calurosa de sábado a esa zona de huerta, en la que se plantó esa coqueta urbanización, y me asaltaban los primeros baños por una acequia cercana y aún más se acrecentaban esos recuerdos ante dos espectaculares moreras de moras blancas. Y hasta ahí comenzaban a llegar los amigos y familiares. Presentaba el acto Chencho Mateos Besada, que agradecía la presencia del ex alcalde José Ballesta; del exconcejal de Cultura Javier Pacheco; del también concejal de PP, José Guillén y de la vocal del PP en la Junta Municipal de Espinardo, Encarnación Guillén: sin más preámbulos Chencho Mateos, le daba la palabra al alcalde-pedáneo José Moreno Soria del PSOE, que volvía a apostar fuerte por la cultura, “que debe de ser referencia permanente en nuestro municipio, en nuestros barrios”.

Y llegaron las palabras de Eloy Sánchez Rosillo: “Quería empezar dando las gracias a todos, especialmente a los que han hecho visible que hoy estemos aquí en este acto tan grato para mí, al Ayuntamiento, a los responsables del barrio, a mis familiares y a mis queridos amigos de siempre. Yo os quiero decir, que lo que está sucediendo aquí es algo que veo como algo extrañísimo. Hay cosas extrañísimas que sin embargo suceden, ésta es una de ella. El que hoy estemos aquí, un trozo de mi ciudad, y yo de cuerpo entero, es algo que no pasa todos los días, y yo jamás habría pensado, en mis buenos tiempos, que esto pudiera llegar a suceder. También quería decir que por primera vez he visto esta calle y que me ha agradado mucho. Es una calle despejada, limpia, que parece de poco tráfico. En fin, una calle, donde daría gusto quedarse a vivir. Yo les propongo a los vecinos del barrio, que si alguna vivienda quedó vacía; pues entre todos, podríais hacerme una donación; tocareis a poco, como decía Lola Flores, y yo me sentiría muy orgulloso. Así tendríais aquí al santo patrón de esta calle. ¡Hombre!, el único problema que habría es que los carteros, o los mensajeros que hay ahora, verían rarísimo en un paquete. Destinatario: Eloy Sánchez Rosillo y calle de Eloy Sánchez Rosillo”.

“Otra cosa que me agrada mucho de esta calle es que no haya tenido antes otro nombre. Cuando uno es el segundo nombre de una calle siempre lleva las de perder. Las calles siempre se recuerdan por su primera denominación, por ejemplo, en mi barrio de San Nicolás, hay una calle que se llama Mariano Girada, que antes era la calle Cadenas, y la seguimos llamando calle Cadenas. Otra cosa. Bien buena que tiene, el que le hayan puesto mi nombre a esta calle es que cuando cambia los tiempos, los vientos, cambian a veces los nombres de las calles; pero eso sucede cuando hay políticos, como algunos que hay aquí; cuando son militares, empresarios, ladrones de guante blanco, pero sucio. Pero un poeta, por lo general, y digo un poeta, en el caso de que suponiendo que yo lo sea, Un poeta, por lo general, es inofensivo, o no es, lo único que puede provocar en sus lectores son emociones, en el más extremado, quizá, alguna lágrima, en fin, todo esto es algo polémico. Y ya para terminar quiero deciros que yo sin saber que iba a tener esta calle en Murcia, pues he trabajado toda mi vida con ilusión, con fe, con amor, para que no os arrepintáis nunca de haberla puesto a mi nombre. Ojala que dentro de mucho años, los habitantes futuros de esta calle, que serán descendientes vuestros, no digan quién será este Sánchez Rosillo, por lo menos que los mas leídos, puedan recordar que fue un poeta que escribió algunos poemas hermosos y emocionantes. No me toméis, por esto, como un hombre presuntuoso o vanidoso; sencillamente soy un hombre que tiene ilusión y sueños. Y yo sueño por todo alto. Si eso sucediera sería extraordinario. Yo he apostado por eso y toda mi vida he estado trabajando para se cumpla”.

Después de las palabras del poeta, ahí estaban su familia y sus amigos poetas para hacer una lectura de poemas, ahí estaban Soren Peñalver, José Rubio, Purificación Gil, Rafael Fuster, director del museo Ramón Gaya, Teresa Vicente, Isabelle G. Molina o José López Martí. Y ahí quedaba para siempre esa calle con el nombre de Eloy Sánchez Rosillo. 

En ese maremágnum de temas para escribir mi artículo de esta semana ya tenía pergeñada la trama, cuando de repente, como a veces ocurre, algunos de los asuntos más interesantes quedaron varados, cuando me llegó la noticia de que en la Urbanización “Joven Futura”, de Espinardo, mi pueblo, se inauguraba esa calle con el nombre del poeta. Y todos los temas se oscurecieron y fue como “oír la luz”. Esta noticia me llamaba, no todos los días le dedican una calle a un poeta, aunque se merezca, por ejemplo, la Medalla de Oro de la Región.

 Así que me salió la vena de la crónica periodística. Decía, Ryszard Kapuscinski, que “para ser buen periodista hay que ser buena persona”. No lo tengo tan claro, en el caso de los poetas. Uno puede ser un gran poeta y ser a la vez un gran cabrón. Sin embargo, en el caso de Eloy no solamente es grande en el sentido físico, mucho más grande es en la fuerza y la belleza de su luminosa poesía y también en la amistad verdadera que profesa entre amigos. También decía Juan Ramón Jiménez: “Quien escribe como se habla irá más lejos en lo porvenir que quien escribe como se escribe”. Tal vez sea así, solo puedo decir al respecto que yo me rendí ante su poesía con aquel primer libro: “Maneras de estar solo”, premio Adonais del 1978, y así sigue mi gozo de lector hasta su último: “La Rama verde”.