Los incidentes vividos este miércoles a las puertas de la Asamblea Regional, en Cartagena, han vuelto a avivar el fuego cruzado de los políticos, con división de opiniones y hasta de versiones de lo sucedido. Vaya por delante que zarandear el coche de la primera autoridad de la Región invalida cualquier justificación, por muy legales que sean las reivindicaciones de esta gente. En ese caldo de cultivo, el jueves, el presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras, dijo en la Sexta que poco menos que le dieron un ultimátum desde la Delegación del Gobierno: algo así como ‘o te reúnes con los alborotadores que hay en la puerta o vais a dormir ahí’. Sorprendente, cuando menos. El portavoz del Ejecutivo, Marcos Ortuño, ratificó sus palabras tras el Consejo de Gobierno.
Este viernes, la delegada, la socialista Mariola Guevara, daba su versión. Dijo que recibió una llamada de la presidenta del parlamento autonómico, Visitación Martínez, poniendo en su conocimiento la llegada de tractores a las inmediaciones del edificio de la cámara legislativa. Que, tras ello, el dispositivo se reforzó con casi medio centenar de agentes de la Policía Nacional en momentos de máxima tensión en la zona. Y, sobre el ultimátum, aclaró que “la primera sorprendida” de que López Miras fuera a reunirse con una representación de los manifestantes fue ella, ya que, añadió, los interlocutores son las tres organizaciones agrarias -COAG, ASAJA y UPA-, y no estos supuestos “agricultores independientes”, dejando entrever que era desde Vox donde se alentaba la protesta.
La versión que circuló desde el PP apuntaba a que la situación en el interior de la Asamblea Regional rozó el dramatismo, con diputados, funcionarios y demás trabajadores con ataques de ansiedad, nervios y llantos. Y que alguien de esa formación habló con el responsable del dispositivo de seguridad, que le dijo lo que contó López Miras, con un matiz nada desdeñable: ‘o se reúne con ellos o nos vamos’, según explicó en La 7 su protagonista: el portavoz parlamentario popular, Joaquín Segado. Flipante, por lo menos. Sin embargo, la delegada lo desmintió categóricamente, explicando que no existió riesgo como tal, que el dispositivo fue el adecuado y que quien quiso pudo abandonar el parlamento a pie.
La guerra del agro, con sus justas reivindicaciones frente a la competencia desleal que nos invade, se está convirtiendo en campo de batalla de los políticos. No es de extrañar que los representantes de las principales organizaciones agrarias en la Región de Murcia les hayan pedido que se abstengan de aparecer por las movilizaciones previstas para el 21 de febrero con la intención de hacerse la foto. Es cuestionable que les hagan caso, porque los partidos son conscientes de que pueden sacar su rédito electoral de cara al futuro. Y no solo Vox, que siempre ha dicho lo mismo y a nadie engaña a estas alturas en su oposición al Pacto Verde o la Agenda 2030; también el PP y el PSOE, siempre dispuestos a andar a la gresca, a buscar los tres pies al gato y a pescar en aguas revueltas. Como si en Bruselas mandaran y legislaran los marcianos.
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