Vayan por delante dos cosas: la primera es que siempre he defendido el Plan de Movilidad impulsado por el Ayuntamiento de Murcia, en tanto en cuanto creo firmemente en la necesidad de redefinir el modelo de ciudad para ajustarla a los desafíos de un planeta arrasado por los efectos del cambio climático. La segunda es que no tengo coche ni carnet y, por lo tanto, siempre he utilizado el transporte público para desplazarme. No soy sospechoso, por consiguiente, de sesgar mis opiniones en función de la necesidad de utilizar un automóvil.
Dicho esto, conviene matizar algunos aspectos del Plan de Movilidad, cuyas obras están a punto de concluir. Y de todos ellos el que más me concierne -por el sinsentido que conlleva- es la eliminación del doble sentido de circulación en la Avenida Teniente Flomesta para los utilitarios. Con esta decisión, se ha privado a los vecinos de San Juan, Santa Eulalia y San Lorenzo de una salida directa a la autovía.
La primera observación que quiero introducir es que criticar algún aspecto del Plan de Movilidad no supone una enmienda a su totalidad. El maniqueísmo absurdo en el que hemos caído es tal que o estás ciegamente a favor de algo, o estás rabiosamente en contra. No se aceptan los matices; no existe margen para el debate. Juzgamos a quien matiza antes de escuchar sus argumentos. En el caso de Teniente Flomesta, lo que tendría que ser una solución se ha convertido en un agravamiento del problema.
En mi modo de entender los objetivos perseguidos con el Plan de Movilidad, se supone que cualquier rediseño de la circulación en la ciudad de Murcia persigue reducir la intensidad del tráfico, los trayectos en el casco urbano y, por lo tanto, la emisión de gases. El problema, en este caso, es que todos los coches que salen del centro histórico de la ciudad se ven obligados a ampliar su recorrido por el entramado urbano para llegar a la autovía, lo cual supone más tráfico y más contaminación. Quienes viven en los barrios antedichos tienen dos opciones: o subir por Correos hasta Puerta Nueva, girar a Gutiérrez Mellado y llegar hasta Gran Vía; o, como segunda alternativa, llegar hasta Ronda de Garay para, desde allí, llegar a Ronda Sur.
Lo que, hasta ahora, suponía tres o cuatro minutos de circulación hasta conectar con la autovía, ahora supone una inversión de tiempo tres o cuatro veces superior. Y eso se traduce en más caos de tráfico y mayor contaminación. Todos los automóviles que llegan por Teniente Flomesta son obligados a girar hacia la Calle Ceballos, convirtiendo a la Calle Correos -y a todas las arterias perpendiculares a ella- en una ratonera llena de ruido y humo. ¿Qué sentido tiene esto en un Plan de Movilidad cuyos objetivos son precisamente la reducción del tráfico en la ciudad?
Quien haya diseñado este nuevo modelo de circulación debería ser consciente de que ha partido la ciudad en dos, generando un muro de consecuencias más funestas que las que existían cuando el tren circulaba por la superficie. El Ayuntamiento debe replantearse con urgencia el caos generado en este punto concreto de la ciudad, ya que no tiene sentido bajo ninguno de los prismas que se elijan. Además, no se puede proponer el transporte público como alternativa al utilitario cuando la frecuencia de los autobuses que conectan a la ciudad con las pedanías no se ha aumentado. Apliquemos el sentido común y, junto con él, una verdadera conciencia ecologista. El “muro de circulación” de Teniente Flomesta se ha convertido en un foco de contaminación insoportable que solo hace agravar los problemas no pequeños que tiene Murcia. Así no vamos a ningún sitio.
Vayan por delante dos cosas: la primera es que siempre he defendido el Plan de Movilidad impulsado por el Ayuntamiento de Murcia, en tanto en cuanto creo firmemente en la necesidad de redefinir el modelo de ciudad para ajustarla a los desafíos de un planeta arrasado por los efectos del cambio climático. La segunda es que no tengo coche ni carnet y, por lo tanto, siempre he utilizado el transporte público para desplazarme. No soy sospechoso, por consiguiente, de sesgar mis opiniones en función de la necesidad de utilizar un automóvil.
Dicho esto, conviene matizar algunos aspectos del Plan de Movilidad, cuyas obras están a punto de concluir. Y de todos ellos el que más me concierne -por el sinsentido que conlleva- es la eliminación del doble sentido de circulación en la Avenida Teniente Flomesta para los utilitarios. Con esta decisión, se ha privado a los vecinos de San Juan, Santa Eulalia y San Lorenzo de una salida directa a la autovía.