Hace cuatro años ganaba el PP las elecciones y muchos de nosotros, después de rasgarnos las vestiduras, hicimos de tripas corazón y empezamos a entonar con cada vez más fuerza un 'Resistiré' que llenaba las calles de verde esperanza y ganas de luchar.
Esta batalla ha sido feroz, que nadie se engañe: todas las fuerzas conservadoras, en el endemoniado plan de conquistar las islas que habíamos socializado y liberado de las reglas del mercado -especialmente la educación y la sanidad), de privatizar, de salvar con el dinero de todas y todos a la banca y la gran empresa… todas esas fuerzas de las élites, digo, han utilizado todos los recursos posibles para empujar a la sociedad española hacia la sociedad libre de “gastos superfluos”, donde reine el libre mercado al más puro estilo del siniestro Friedman.
Hay un curioso debate acerca de si esos que no solo han salvado sus fortunas destruyendo, entre otras cosas, la educación de todas y todos, sino que se han enriquecido con los recursos que produce esa gran parte de la sociedad que trabaja; si esos, repito, de verdad se acaban creyendo las bondades de una sociedad mercantil libre o simplemente lo utilizan para no decir a las claras que van a exprimir a la sociedad.
Honestamente me da un poco igual si son tontos o se lo hacen, porque ellos no son de los míos, porque sus problemas no son los de mi gente. Imagino que habrá de todo en el reino de Dios, pero no puedo dejar de pensar en que realmente al final lo único que creen, ellos y sus gobiernos-títeres, es en que se merezcan o no todo lo que nos están robando, se lo van a quedar.
Pero en el otro lado de la trinchera hemos estado, estamos y estaremos nosotras y nosotros. Los míos. Los que creemos que no hay motivos reales para desmantelar la educación precisamente porque vivimos en una sociedad rica, con capacidades productivas enormes. Somos aquellos que hemos decidido ser realistas hasta la médula y defender lo que es nuestro, porque nosotros lo trabajamos. Somos los que sabemos que una sociedad democrática de verdad requiere que todos los ciudadanos se formen en igualdad de condiciones, y no solo aquellos que se lo puedan pagar, los que creemos de verdad en las sociedades libres, en las que la mayoría sean libres y no solo unos pocos.
Todos estos nos hemos levantado en todo el Estado a millones; de norte a sur, de este a oeste, inundando nuestros pueblos y ciudades, nuestros centros de trabajo y nuestras conversaciones de un verde que ha dejado de ser un simple color, para ser nuestra trinchera. Un verde que se ha fundido con el otro verde de los desahuciados, con el blanco de la sanidad o el negro de los servicios públicos, ayudando a construir la alternativa… Un verde que ha sido motor de muchos de los procesos de cambio que hoy se abren, que ha servido como contrapunto a la apisonadora de las políticas neoliberales.
Y en esta guerra estamos aún. Ellos lo quieren todo y por eso se aferran con tanta fuerza al gobierno. Llegan de nuevo las elecciones y se nos abre la posibilidad de volver a hacer valer nuestro verde, de que nuestro voto sea nuestra arma que diga que no hay posibilidad de construir una sociedad de iguales, justa y formada dentro del liberalismo. Porque los liberales, o los que se pliegan a ellos, nos dicen que solo los que tienen dinero deben tener derechos. Y esa es la esencia de la LOMCE.
Rememorando el musical de los miserables, “cuando el pueblo alza su voz, nadie lo puede detener… jamás la cobardía dio a un pueblo dignidad”. De nuevo tenemos que ser valientes. Cada voto que no se pliegue a los mercados nos ayuda a construir esa sociedad que queremos en la que la educación no sea un lujo.
Por supuesto que no hay fuerzas políticas perfectas, lo sé por experiencia, pero no nos podemos permitir el lujo de no ir a votar porque estemos más o menos desilusionados, no nos podemos permitir el lujo de pensar que quienes ya nos han engañado mil veces no lo van a hacer otra vez, y no nos podemos permitir el lujo de que la ola del liberalismo cítrico y pijo nos hipnotice con cantos de sirena. De nuevo hay que decir alea iacta est.
Esta vez yo lo tengo claro el 20 de diciembre #YoVotoNOalaLOMCE. EL 20 de diciembre #VotaNOalaLOMCE.
Hace cuatro años ganaba el PP las elecciones y muchos de nosotros, después de rasgarnos las vestiduras, hicimos de tripas corazón y empezamos a entonar con cada vez más fuerza un 'Resistiré' que llenaba las calles de verde esperanza y ganas de luchar.
Esta batalla ha sido feroz, que nadie se engañe: todas las fuerzas conservadoras, en el endemoniado plan de conquistar las islas que habíamos socializado y liberado de las reglas del mercado -especialmente la educación y la sanidad), de privatizar, de salvar con el dinero de todas y todos a la banca y la gran empresa… todas esas fuerzas de las élites, digo, han utilizado todos los recursos posibles para empujar a la sociedad española hacia la sociedad libre de “gastos superfluos”, donde reine el libre mercado al más puro estilo del siniestro Friedman.