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Cuando la distopía tecnológica es una realidad. ¿Cuentos chinos?
“Lo rocambolesco (y por lo que se le compara con Black Mirror) es que la app te valora dependiendo de las interacciones que tengas con tus amigos en las redes sociales”
“Face ++ tiene acceso a las bases de datos del gobierno donde figuran todas las fotos de las personas buscadas y cuando el rostro de una de sus cámaras coincide con estos datos se activa una alarma”
El estado chino ha instalado 170 millones de cámaras de videovigilancia capaces de rotar 270 grados, operar de noche e identificar a 120 personas por segundo. Y esto solo es el principio ya que para el 2020 se prevé la instalación de 600 millones de cámaras que contribuirán a través de algoritmos gestionados por inteligencias artificiales a crear una base de datos de todos los ciudadanos en la que figurarán entre otros ADN, escaneo corporal y de iris. A través de esta pondrán en marcha un sistema de “crédito social” por puntos.
De aplicaciones de crédito a aplicaciones de “crédito social”: cuando se mezcla lo publico y lo privado
Zhima Credit es una aplicación que funciona actualmente con Alipay y te permite pagar con tu móvil. Dependiendo de tus hábitos y capacidad de compra te ofrece beneficios financieros. Lo rocambolesco (y por lo que se le compara con Black Mirror) es que la app te valora dependiendo de las interacciones que tengas con tus amigos en las redes sociales. Esta app no solo se usa en China sino que Airbnb también la está promocionando entre sus consumidores.
Tu puntuación social acaba repercutiendo en tu día a día dándote ciertos beneficios o inconvenientes. Cosas como no tener que dejar deposito al alquilar un hotel o vehículo, tener prioridad en aeropuertos si tu puntuación es alta o que no puedas acceder a determinados servicios, así como que se denieguen visados para Singapur o Luxemburgo si tu puntuación es baja.
Alibaba (una entidad de Big Data con más de 500 millones de usuarios en sus plataformas online) fue elegida por el Banco Central de China en 2015, para llevar a cabo el “Sistema de Crédito Zhima”. Según su comercial Chris Tung es debido a la calidad de sus datos que van desde el tipo de cine que ve, la música que escucha o el coche que conduce. Lo cual permite reconstruir el estilo de vida del consumidor y sus afinidades. Si bien Zhima funciona como programa, es Alibaba quien decide la cantidad de puntos que otorga a cada cliente en base a su capacidad adquisitiva, su comportamiento y “su fiabilidad” gestionada por la capacidad de cumplir el contrato económico con Alipay o su reputación en la red.
Todo este procedimiento no sería posible sin la ayuda de la empresa privada Face ++, que es la que se ocupa del reconocimiento fácil y uso de las cámaras. Face ++ tiene acceso a las bases de datos del gobierno donde figuran todas las fotos de las personas buscadas y cuando el rostro de una de sus cámaras coincide con estos datos se activa una alarma.
Las empresas privadas son contratadas por el sector público y obtienen subvenciones estatales. Así mismo, las fuerzas de seguridad pueden usar las tecnologías de dichas empresas. Las autoridades y las empresas recaban y centralizan cada vez más información y debido a la potencia de los servidores es posible guardar cada vez más datos y relacionarlos (incluidos historiales médicos, transacciones y afiliaciones a diferentes organizaciones).
Variaciones en el concepto de privacidad y reconocimiento facial
El reconocimiento facial ya era habitual en China, donde una Inteligencia Artificial te sugiere que tomar en base a tus facciones o tu edad en un restaurante. También puedes sacar dinero exhibiendo tu rostro en algunos cajeros o probarte ropa o cosméticos de forma virtual.
Estos avances tecnológicos también tienen usos de control social como el de mostrar en paneles los rostros de los ciudadanos incívicos que se han saltado un semáforo o han ido en dirección contraria. La única forma de que tu cara desaparezca del panel es pagar una multa en comisaría.
Aunque el concepto de reconocimiento facial nos suena un poco raro en Europa recordemos que algunos móviles ya se desbloquean con tus facciones y que la red social Facebook se ofrece a reconocer a tus amigos en las fotos para que los etiquetes y nadie pregunta a donde van a parar esos datos.
Sin duda, con el desarrollo de la web semántica, las redes sociales y de plataformas de compra online nuestro concepto de `privacidad´ ha variado muchísimo y es un argumento constantemente utilizado por los creadores de Alibaba: que están haciendo lo mismo que Facebook o Google y nadie pone el grito en el cielo por ellos.
La verdadera incógnita del caso chino es qué nuevo paradigma social creará este cohabitar con el control constante. Un discurso muy manido y de común consenso es que la tecnología no es buena o mala en si misma sino una herramienta que según su uso puede derivar en unas situaciones u otras.
¿Qué parámetros usará el estado chino para manejar esta distopia tecnológica? Según ellos solo accederán a la red cuando sea necesario y utilizan el mismo argumento que el resto de los estados: “Si no haces nada malo, no hay nada que temer”.
Aseguran que esta red de videovigilancia preverá y acabará con los delitos. Sin embargo, el mercado internacional tiene claro que investigará las posiciones políticas de sus ciudadanos y reforzará el poder del estado y del Partido. Una opinión que sostiene Human Right Watch que cree que buscan identificar, a través de información privada, a las personas que se desvían del pensamiento normal para tenerlas vigiladas a través de lo que llaman `policía en la nube´.
Yo siempre creí que 1984 y Minority Report eran advertencias, no manuales de uso.
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