Desde mi formación como historiador,siempre he creído en la unidad de España, de una España plural y diversa donde las distintas naciones que la forman encuentran su encaje en un modelo territorial de carácter federalista. Siempre he pensado, y dejado por escrito, que España necesita a Cataluña y Cataluña a España. Como el País Vasco o Galicia.
Con el fallido Estatut, creo que se perdió una oportunidad de oro de progresar en esta línea, en la relación entre Cataluña y España. Aquellos polvos nos traen estos lodos.
Los nacionalismos, el catalán y el español, se necesitan mutuamente para sobrevivir. Los pueblos tienen derecho a expresar libremente su voluntad, y no sólo en comicios electorales, también en plebiscitos. Pero de momento, parece que esta ultima fórmula no es posible.
Por lo tanto, si uno hace una lectura de los resultados de las elecciones catalanas del domingo 27 de septiembre, lo más cercano a un plebiscito -así lo han planteado las fuerzan independentistas-, queda claro que la secesión no es la opción mayoritaria en cuanto a número de votos. Es más, claramente está estancada, cuando no en retroceso. A pesar de tener ganada la calle y constituir el discurso oficialista, representa a una minoría sociológica.
Cualquiera lo diría: los catalanes no son mayoritariamente independentistas. No se puede iniciar un proceso de ruptura unilateral cuando no representa el sentir general de la población de Cataluña. Otra cosa son las interpretaciones políticas, las matemáticas de los escaños.
Así pues, la senda del diálogo y la negociación es la única posible para salir del atolladero en el que nos encontramos, porque no se puede negar que existe un descontento en esta minoría de la que hablo, que no se siente cómoda en el actual marco de relaciones con el resto del Estado, a la que hay que escuchar y tener en cuenta en su justo término. Faltaría más.
Hoy mas qué nunca, la política se presenta como el arte de hacer posible lo que parece imposible, de tender puentes en la diversidad.
Desde mi formación como historiador,siempre he creído en la unidad de España, de una España plural y diversa donde las distintas naciones que la forman encuentran su encaje en un modelo territorial de carácter federalista. Siempre he pensado, y dejado por escrito, que España necesita a Cataluña y Cataluña a España. Como el País Vasco o Galicia.
Con el fallido Estatut, creo que se perdió una oportunidad de oro de progresar en esta línea, en la relación entre Cataluña y España. Aquellos polvos nos traen estos lodos.