`Procrastinación´ es una de esas palabras que se hacen antipáticas. Y se hace antipática por dos razones. Primero, porque es una manera pedante de decir algo tan sencillo como aplazar y, segundo, porque se refiere a algo que hacemos todos los días y que arrastramos entre nuestros remordimientos cotidianos: dejar para más tarde lo que nos da pereza hacer ahora.
Procrastinamos cuando retrasamos el despertador por las mañanas, cuando dejamos una tarde de deporte, que sabemos que nos viene tan bien, para otro día o cuando no hacemos la compra a pesar de que sabemos que al cartón de leche no le queda ni para un vaso. Claro, luego maldecimos cuando corremos al trabajo, cuando nos detectan colesterol y, cómo no, cuando no tenemos qué echarle al Cola-Cao. Y hasta cierto punto es normal. Si difícil es, a veces, hacer lo que nos gusta, cómo no va a serlo lo que no.
En el Partido Popular, a pesar de que abundan los tonos de piel más anaranjados de lo normal, son también humanos y cuando tienen que afrontar `cosillas´ que no les gustan, como frenar el posible auge de la extrema derecha en nuestro municipio y nuestra Región, lo pasan mal.
Vale, se vieron obligados a votar a favor de una moción que pedía algo tan sencillo como programas de prevención contra los delitos de odio en los institutos, pero claro, qué pereza poner eso en marcha. Con la de fotos que podría hacerse un alcalde o un concejal en el tiempo que se tarda en programar un plan educativo en condiciones.
Además, si esos muchachos al final no dejan de ser patriotas un poco desorientados, pensarán. ¿Quién no ha tenido sus coqueteos con la extrema derecha de joven? Que levante la mano (a poder ser derecha y extendida) quien haya pasado por Nuevas Generaciones y no se ponga un poco al ver la bandera con el aguilucho. Por otro lado, si los estudiantes aprenden desde pequeños lo que es la democracia lo mismo no deciden militar en el Partido y se pierden cuadros.
Algo parecido pasa con la Ley de Memoria Histórica. Que sí, que fue aprobada por el Congreso de los Diputados hace la tira de años, pero esas calles llevan toda la vida ahí y no ha pasado nada. ¿Y quitarlas para qué? Para poner nombres de poetas universales. Si al final casi todos eran rojos.
Pero el caso más claro lo tenemos esta semana. ¿Cómo no procrastinar si viene un chaval bien vestido a pedir permiso para una concentración bajo el lema “Por sentido común, por nuestros derechos”? ¿Quién puede estar en contra del sentido común? Sí, ya, que en la página del colectivo que convoca hay mensajes homófobos, xenófobos y racistas, que contradicen los principios constitucionales y que eso el día de la Marcha del Orgullo LGTBIQ pero… ya si eso mañana.
Otra cosa es cambiar el itinerario de los de la Marea Verde, que esos sí tienen un objetivo claro, que el dinero público vaya a la educación pública y no a la privada. Ahí ya atacan a Lo Nuestro, que nuestras son las empresas privadas con las que educamos a nuestros hijos (y a algunos de los vuestros), dirá más de uno en el partido de la gaviota. Ahí sí que hay que hacer un informe exprés para cambiar la trayectoria, no vaya a ser que coincida con la llegada de la Fuensanta y la gente que va con la Virgen se una a la Marea al darse cuenta de que están defendiendo los colegios e institutos de sus hijos e hijas.
Pero volviendo a este sábado, siendo bien pensados, probablemente procrastinó el Equipo de Gobierno del Partido Popular en el Ayuntamiento de Murcia cuando no emitió un informe advirtiendo de lo peligroso de la situación. Quizá procrastinó también el delegado de Gobierno cuando no investigó a fondo y no anuló la concentración de los grupos de extrema derecha.
Pero fue una irresponsabilidad manifiesta, si no algo más grave, no enviar suficientes efectivos policiales a vigilar una concentración de un colectivo que se ha demostrado violento y contrario a los valores democráticos. Lo fue, tener a la Policía Nacional entretenida pidiendo a asistentes a la Marcha del Orgullo LGTBI que se identificaran, criminalizándoles con esa acción y aplicando la Ley Mordaza, en lugar garantizando su seguridad frente a quienes luego les agredieron.
Nosotras y nosotros no lo vamos a dejar para más tarde. Entre otras muchas, quienes formamos parte de Cambiemos Murcia nos vamos a concentrar esta misma tarde junto a nuestras compañeras de Murcia Diversa por la Igualdad para pedir la dimisión o el cese inmediato de Sánchez-Solís. ¡Ya!
*Carlos Egio es portavoz de la Coordinadora de Cambiemos Murcia.