Tenía el barrio mucha ilusión por las elecciones del pasado domingo 20 de agosto, hasta aquí vino, en pasadas ocasiones, el expresidente Correa con nuestra exconcejala Margarita Guerrero, la primera mujer migrante que llegó al Ayuntamiento de Murcia y que ahora dirige la sección europea del RC5. Normalmente se vota de forma presencial en el Auditorio Víctor Villegas, más conocido como la zona de la Fica. Pero este año pasó algo muy sospechoso: el Consejo Nacional Electoral determinó que los votos del exterior serían todos por internet, para lo cual se creó una aplicación específica donde cada ecuatoriano que conste en el padrón electoral del exterior, más de 400.000 personas, podrían inscribirse primero y votar después desde cualquier lugar.
Se habló de la comodidad del voto, se habló del poderío de la red de redes, se alabó la modernidad del país que así se presentaba ante el mundo como el colmo de la sofisticación. Se hablaron maravillas... Sin embargo, cualquier chaval adolescente, acostumbrado a sacar entradas de conciertos por plataformas digitales, podría haber previsto lo que sucedió: el colapso total de la aplicación en cuanto varios miles de migrantes quisieron acceder.
La ola fue unánime: arreglen esto, miren a ver qué pasa con los servidores, llamen a sus técnicos, indaguen las incidencias. Y horas más tarde, cuando la aplicación seguía sin responder y el día de la votación transcurría, la desesperación. Recordemos: más de 70.000 ecuatorianas y ecuatorianos con derecho a voto en España. Resultado: poco más del 10% del censo en Europa consiguió votar. En la Región de Murcia está la tercera comunidad ecuatoriana más grande después de Madrid y Barcelona, con casi 30.000 electores. Solo votaron 1.636. Voces silenciadas.
Porque en Quito la cosa seguía como si nada, porque nadie daba la cara, porque el Consejo Nacional Electoral, que debe velar por la calidad de las votaciones, estaba fuera de cobertura, callado, ajeno, dando por bueno el transcurrir del voto en la jornada. Como si esperaran de antemano la caída de la web de votación. Peor aún: como si no les importara. Como si las y los migrantes fueran gentes de segunda... Recordemos: Ecuador se beneficia muy mucho de las aportaciones económicas de la diáspora ecuatoriana, casi un 4% de su PIB es dinero de mis vecinas y vecinos. En 2021, las remesas llegaron a la cifra histórica de 4.362 millones de dólares; un incremento del 31%. No puedes tratar así a esta gente porque trabajan y envían sí, pero también participan de las decisiones importantes del país, porque allí quieren volver, porque allí sienten su vida existiendo todavía.
Por si fuera poco el gobierno proclamó que va a desobedecer el mandato emanado de las urnas, también este 20 de agosto, sobre el Yasuní; que va a seguir sacando petróleo y esquilmando la selva, a riesgo de convertir el Ecuador en un desierto, ¡otro más! Esta desafección de los políticos hacia su propia gente tiene que derivar en consecuencias políticas. Ha quedado claro que Lasso no gobierna para todas y todos. sino solo para unos pocos en el Ecuador.
La 'brecha digital' expresada en la incapacidad del Gobierno para responder a tiempo no puede ser una 'bota digital' que nos aplaste. Por fin, gracias a la presión de la gente de Ecuador, la Junta Especial del Exterior del CNE declaró la nulidad de las elecciones en el exterior, ahora se espera una resolución del CNE convocando nuevas elecciones. Deben ser presenciales, bien garantistas; las y los migrantes ya han demostrado que son mucho más que remesas. Dejar sin votar a la diáspora ecuatoriana no puede salir gratis.
Tenía el barrio mucha ilusión por las elecciones del pasado domingo 20 de agosto, hasta aquí vino, en pasadas ocasiones, el expresidente Correa con nuestra exconcejala Margarita Guerrero, la primera mujer migrante que llegó al Ayuntamiento de Murcia y que ahora dirige la sección europea del RC5. Normalmente se vota de forma presencial en el Auditorio Víctor Villegas, más conocido como la zona de la Fica. Pero este año pasó algo muy sospechoso: el Consejo Nacional Electoral determinó que los votos del exterior serían todos por internet, para lo cual se creó una aplicación específica donde cada ecuatoriano que conste en el padrón electoral del exterior, más de 400.000 personas, podrían inscribirse primero y votar después desde cualquier lugar.
Se habló de la comodidad del voto, se habló del poderío de la red de redes, se alabó la modernidad del país que así se presentaba ante el mundo como el colmo de la sofisticación. Se hablaron maravillas... Sin embargo, cualquier chaval adolescente, acostumbrado a sacar entradas de conciertos por plataformas digitales, podría haber previsto lo que sucedió: el colapso total de la aplicación en cuanto varios miles de migrantes quisieron acceder.