Con la reciente dimisión de Diego Conesa es indudable que se abre un nuevo tiempo en el PSRM. Si será novedoso o será más de lo mismo vendrá determinado más por las actitudes de quien resulte elegido por la militancia para dirigirlo que por la persona misma. En todo caso, pinta que será el delegado del Gobierno, José Vélez, quien conseguirá la elección a ocupar el puesto de secretario regional socialista, a pesar de las candidaturas que se van presentado, como la de Lourdes Retuerto el sábado.
Pero el problema del PSRM no reside en quién será secretario general, puesto que parece cantado que será el hasta ahora “hombre en la sombra” -más bien, penumbra- que impulsó y desarrolló la candidatura de Conesa al puesto. Donde está el quid de la cuestión es, precisamente, si Vélez será capaz de romper la dinámica exclusivista que ha aplicado el cesante jefe de filas.
El dimitido ganó su puesto con un apretado resultado de apenas el 51%. La lógica política y el sentido común hubieran debido imponer, a partir de ese porcentaje, la necesidad de ampliar la acción política integradora a aquellos que no votaron por Conesa. Quizá el resultado de las últimas elecciones autonómicas en las que el PSRM consiguió la victoria por primera vez en más de veinte años pudo cegar las entendederas de quienes aún dirigen el partido, pues no parece que la mayoría ganadora haya hecho esfuerzo verdadero por conseguir la integración real de quienes perdieron la elección.
Muchos nombres llamémosles “ilustres” del elenco socialdemócrata murciano se vieron alejados, cuando no apartados o ignorados por el núcleo dirigente constituido en torno a Vélez, Conesa, López, Lucas, Arce... No hace falta dar nombres, pero están relativamente recientes las últimas salidas forzadas en aplicación estricta y diríase autoritaria o incluso dogmática de los estatutos partidarios.
Algunos de los que han visto obligadamente los toros desde la barrera a partir de la elección de Conesa esperan, más o menos bienintencionadamente, que cambie el tercio y la estructura socialista se abra a todos los militantes que quieran aportar. Pero recelan de que quien parece elegido a sustituirlo oficialmente, Vélez, ha estado participando desde el segundo plano en las políticas internas no integradoras del dimitido secretario regional. Porque parece igualmente claro que los hechos mejores o peores del socialista alhameño no respondieron exclusivamente a una toma de postura personal, sino que de ellos han sido partícipes y coautores el grupo socialista dirigente nucleado en torno al delegado del Gobierno del Estado.
No obstante, también esperan, quién sabe si ingenuamente, que los cambios de orientación registrados en la dirección socialista estatal y el nuevo rumbo que el presidente Sánchez parece querer dar al Gobierno del Estado tengan traslado a la esfera regional y esas actitudes exclusivistas anteriores y recientes cambien. Es decir, cree alguno de los outsiders peserremeros, en que “alguien” haga cambiar de actitud a la que será nueva dirección socialista tras las primarias. O le diga que cambie. Ahí está el juego. Si no se reparten más cartas, nadie gana. En ese ámbito partidario, claro. Vale.
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