Me siento solo en la terraza del bar. Pido un cortado de café con poca leche. Por fin ha llegado uno de los momentos más placenteros del día: la lectura del periódico, a veces el placer se intensifica en algunos bares que tienen hasta dos diarios distintos. Los leo, desde la primera página a la última. buscando los secretos de las noticias del día, como un arcano, hasta que se diluye ese placer como el azucarillo en el café. Y así un día y otro y otro y otro.
No todos los días del año son iguales y esos momentos placenteros ni por asomo existen en esos tres días en los que oficialmente no se editan periódicos: el Sábado Santo (Semana Santa), el 25 de diciembre (Navidad) y el 1 de enero (Año Nuevo). En esos extraños días sin periódicos uno se siente, como canta El Sabina: “Extraño como un pato en el Manzanares, /torpe como un suicida sin vocación, /absurdo como un belga por soleares, /vacío como una isla sin Robinson, /oscuro como un túnel sin tren expreso, /negro como los ángeles de Machín, /febril como la carta de amor de un preso”.
Obviamente me estoy refiriendo al placer de leer el periódico en papel. Desde hace ya unos años el papel convive con las ediciones digitales. Entre el placer de cliquear en la pantalla a ese siseo de pasar la página, no hay color. En ese debate entre el papel y lo digital, algo está cambiando en las costumbres de los lectores de prensa, ya no se ven, o es raro ver, a aquellos transeúntes que paseaban con el periódico debajo del brazo. Ahora hasta en los bares, a la hora del desayuno, hay cola para coger el periódico del día, y siempre hay algún guarrillo que deja la mancha de aceite de la tostada, y hasta algunos bares, con la excusa de la pandemia han suprimido el periódico, como un ahorro.
Aunque es cierto que las noticias ya parecen ajadas cuando lees el periódico, ya las has escuchado en la radio o televisión, o las has leído en el portal digital del mismo periódico; el diario en papel tiene otras atracciones, como son la sección de opinión y otras de pasatiempos. Cada lector es un mundo en sí mismo.
Tomo el segundo café cortado. Sesión de tarde con sus treinta grados y el alegre griterío del personal. He cambiado de bar y de terraza. Aprovecho para leer el otro periódico regional. Como les decía, soy un lector de prensa de todos los días, mañana y tarde, y desde hace tiempo constato que los que leemos el periódico a la misma hora somos los mismos de siempre. Conclusión el personal lee muy poca prensa diaria. Y los jóvenes, nada, ya están en otro mundo: el digital.
Desde que el más tonto de cada pueblo tiene su móvil, los fabricantes de noticias falsas o los manipuladores con sus titulares sensacionalistas, desde sus periódicos digitales, algunos panfletarios, compiten por lograr la atención del nuevo lector: el lector que solo lee titulares y no entra en el quid de la noticia.
Tampoco quiero que reflexionen mucho con este calor, solo creo que la prensa escrita en papel esta malamente, trac, trac. Dicho lo dicho, vayamos a las menudencias. Hay dos secciones en las que la prensa digital no puede competir con la de papel: las esquelas y los horóscopos. Las esquelas siempre están ahí, hay gente que solo lee el periódico por las esquelas. Y los horóscopos te los puedes creer o no, pero por si acaso lo lees; yo también pico de vez en cuando, más que por creencia por curiosidad.
Ahora que no me lee nadie confieso que durante unas semanas fui redactor de horóscopos en una revista semanal. A la hora de hojear también tengo esa costumbre de leer el mío y el de mi compañera. Como escorpio que soy, esto es lo que me decía por la tarde el horóscopo del diario La Verdad: “Aléjese de los enredos amorosos. Tome precauciones ante los numerosos gastos futuros. Su jefe le propondrá afrontar mayores responsabilidades. Relajarse es primordial para su salud”. Y esto otro, por la mañana, el diario La Opinión: “En este día Mercurio despunta sobre tu cielo. Esto abre la comunicación, y hace las palabras más fluidas y poderosas. Aprovecha el impulso que te da el astro mensajero, y di a tu pareja lo que llevas desde hace tiempo en la punta de la lengua.”
Ahí quedan esos horóscopos, elijan el que más les guste. Ya hablaremos de política. Mañana me tomaré otro café cortado y volveré a esos momentos placenteros, como cada día. Otro día más.
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