Llega el fin de curso; mis alumnos están alterados y hace calor. El cansancio hace mella en todos; no sólo en ellos sino también en los profesores. Son días vertiginosos, de exámenes, correcciones hasta altas horas, evaluar, hablar con los padres, realizar informes y memorias del curso…
Es nuestro trabajo y lo hacemos con gusto. Resulta más duro de lo que algunos dicen desde fuera, pero también satisfactorio. Formamos, ayudamos a educar, orientamos y animamos a nuestros alumnos para que progresen en su vida.
Pero no todos somos iguales. Mientras mis compañeros se dan ánimos y se preguntan sobre las inminentes y merecidas vacaciones, no puedo disimular mi tristeza. Soy un profesor interino, hago el mismo trabajo y me implico como todos, pero ya hace tres años, desde 2012, que la Consejería de Educación decidió unilateralmente que soy un docente “de segunda”. Decidió actuar como las malas empresas, esas que defraudan a la Seguridad Social, y de forma caciquil decidió despedirnos a todos los interinos el 30 de junio y mandarnos el paro.
Supongo que el consejero de Educación piensa que, a pesar de hacer el mismo trabajo, mi familia y yo no comemos durante el verano, como sí lo hacen funcionarios y docentes de la concertada. Y mientras mis compañeros esperan sus merecidas vacaciones, yo debo pensar en que, una vez más, deberé recurrir a mi familia para poder hacer frente a mis gastos.
Algunos me dirán que no me queje, que hay quien está peor, ya lo sé. Hay más de 3.300 interinos en la Región que fueron expulsados de las aulas. Lo sé porque llevo en esta lucha desde el inicio. Hemos acampado, encerrado, ocupado, manifestado, concentrado y protestado de mil y una formas.
Desgraciadamente, la maquinaria apisonadora e inmisericorde del PP pasó por encima de nosotros; nos negó el diálogo y nos mintió reiteradamente, condenando a miles de maestros y a sus familias a la precariedad. Aun así, seguimos y seguiremos luchando contra esta discriminación y esta injusticia para devolver la dignidad que nos han robado y recuperar los derechos que, bajo la excusa de la crisis y la “eventualidad”, nos arrebataron unos dirigentes indiferentes, ineficaces y déspotas.
Pero nuestros gobernantes son auténticos “trileros” en el arte de la política. Sabían que tener a miles de profesores descontentos y a los aspirantes a serlo sin oportunidades de trabajar por los recortes, no era conveniente para las elecciones. Por eso se inventan un modelo de reordenación de listas absolutamente disparatado y arbitrario para intentar la división y como distracción, donde la experiencia y la formación no son importantes para educar. Y encima, se penaliza el hecho de trabajar en la Región, pues en otras CCAA sí computa el verano como tiempo de servicio. De esta forma, la lucha por la supervivencia sustituye a la lucha por los derechos laborales. Un burdo intento para ocultar su culpabilidad por los recortes, la saturación de aulas, la reducción de plantillas, la no realización de sustituciones, la eliminación de becas, el empeoramiento de condiciones de trabajo y la escasez de recursos en los centros públicos.
Pero el despropósito no finaliza. Miles de profesores debemos preparar unas oposiciones con un número ridículo de plazas en las que nos jugamos mantener nuestro trabajo y el futuro de nuestras familias. Todo ello en un panorama de “recogida de migajas” y de desastrosa gestión de la Educación.
Los compañeros que tienen la “suerte” de estar trabajando exprimen milagrosamente el tiempo para ser, simultáneamente, opositores y profesores; para estudiar, dar clase, atender a sus familias y navegar sobre un frenético final de curso, pues de ello dependerá su futuro y el de su familia. Y para las mujeres es mucho peor; la maternidad penaliza. Y para quien sufre de alguna enfermedad grave, también. Pero a ellos les da igual.
No se trata de sacar una plaza, no. La mayoría no puede aspirar a ello porque en la mayoría de especialidades el número de plazas convocadas oscila entre 2 y 10. Aspiran, tan solo, a poder mantener un empleo precario con sus derechos recortados, y a poder seguir siendo profesores de segunda.
Todo parece un disparate, una broma cruel en la que se han destruido más de 3.300 puestos de trabajo de docentes al tiempo que anuncian una “recuperación” convocando unas oposiciones en estas condiciones. Pero no nos engañan.
Han sido muchas las atrocidades cometidas contra el profesorado, pero desde la más pequeña hasta la más grande hay que seguir denunciándolas. Y la siguiente se repite, porque el 30 de junio todos los profesores y maestros interinos de la Región de Murcia seremos cesados. Y gracias a ello no podremos evaluar a nuestros alumnos en septiembre.
Debemos seguir con todas y cada una de las reivindicaciones, no olvidarlas, pedir que vuelvan nuestros compañeros a las aulas, pero también pedir reconocimiento, exigir la igualdad que nos reconoce la Ley y exigir mismo salario por el mismo trabajo. Pues citando a Milan Kundera, “la lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”.