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Vox en Murcia: cocción a fuego lento

31 de enero de 2021 06:00 h

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Dos encuestas publicadas en enero, el barómetro de invierno del Centro de Estudios Murciano de Opinión Pública (CEMOP) y la realizada por el Observatorio Español de Estudios Demoscópicos de la UCAM, coinciden en el resultado principal: PP y Vox tendrían mayoría suficiente para gobernar en la Región. Hay que puntualizar que las encuestas se realizaron antes del escándalo de las vacunas y de que la tercera ola catapultara a Murcia como la segunda comunidad autónoma en España con más enfermos COVID por cada 100.000 habitantes, detrás de la Comunidad Valenciana. Indiscutiblemente, estos dos hechos pasarán factura en la percepción política de los ciudadanos, aunque será interesante saber hasta qué punto. Lo que está claro es que nos hemos convertido en la comunidad más conservadora del país con la perspectiva de futuro de serlo aún más. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí: la única zona coloreada de verde de un mapa político nacional?, cabría preguntarse, más con un Vox que, en la Región, está hecho unos zorros. Por una parte, en la Asamblea Regional se encuentra el parlamentario Pascual Salvador, quien permanece fiel a la formación nacional, mientras que los otros tres diputados resultaron expulsados del partido, aunque se mantienen dentro del grupo en el Parlamento regional. Un caos importante que, visto lo visto, no parece impactar especialmente en el electorado murciano.

Habrá muchas respuestas a esta cuestión, aunque yo sí veo una causa clara: 25 años seguidos de gobierno del Partido Popular en una comunidad pequeña, uniprovincial, fácil de mantener bajo control entre las redes clientelares y un discurso único y conservador replicado por la mayor parte de los medios. Una Región en la que la oposición también ha parecido darse por vencida sin dar mucho la batalla en ocasiones o, en su defecto, peleándose entre sí.

Desgraciadamente, en Murcia, como también sucede en la Comunidad de Madrid, hemos comprado como nadie el discurso de ser ‘muy españoles y mucho españoles’ en el peor sentido. Esto no ha pasado solo, por supuesto. El ‘Agua para todos’, ese populismo victimista del PP -el mismo que ha imperado en Catalunya, por otra parte- nos ha calado como una gota malaya. Más aún tratándose de una zona eminentemente agrícola. No hay más que recordar cómo el presidente de la Región, Fernando López Miras, basó prácticamente su campaña en lo que sucedía o dejaba de suceder en Catalunya. Somos esa comunidad en la que nos preocupa más la ley educativa que apruebe el Gobierno catalán que nuestro porcentaje de abandono escolar, siempre muy por encima de la media nacional. Toda esta frustración ante las crisis económicas y políticas derivadas de la globalización, o el hecho de que no tengamos casi ningún peso en la política nacional, entre otros, se ha ido canalizando en Murcia hacia la extrema derecha en pleno caldo de cultivo conservador cocinado a fuego lento durante cinco lustros. Solo nos faltaba una pandemia para ahondar en el descontento y el hartazgo de nuestros conciudadanos, marinera va, marinera viene. Y yo me pregunto: ¿no habría otra forma de ser españoles? ¿Y murcianos?

Dos encuestas publicadas en enero, el barómetro de invierno del Centro de Estudios Murciano de Opinión Pública (CEMOP) y la realizada por el Observatorio Español de Estudios Demoscópicos de la UCAM, coinciden en el resultado principal: PP y Vox tendrían mayoría suficiente para gobernar en la Región. Hay que puntualizar que las encuestas se realizaron antes del escándalo de las vacunas y de que la tercera ola catapultara a Murcia como la segunda comunidad autónoma en España con más enfermos COVID por cada 100.000 habitantes, detrás de la Comunidad Valenciana. Indiscutiblemente, estos dos hechos pasarán factura en la percepción política de los ciudadanos, aunque será interesante saber hasta qué punto. Lo que está claro es que nos hemos convertido en la comunidad más conservadora del país con la perspectiva de futuro de serlo aún más. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí: la única zona coloreada de verde de un mapa político nacional?, cabría preguntarse, más con un Vox que, en la Región, está hecho unos zorros. Por una parte, en la Asamblea Regional se encuentra el parlamentario Pascual Salvador, quien permanece fiel a la formación nacional, mientras que los otros tres diputados resultaron expulsados del partido, aunque se mantienen dentro del grupo en el Parlamento regional. Un caos importante que, visto lo visto, no parece impactar especialmente en el electorado murciano.

Habrá muchas respuestas a esta cuestión, aunque yo sí veo una causa clara: 25 años seguidos de gobierno del Partido Popular en una comunidad pequeña, uniprovincial, fácil de mantener bajo control entre las redes clientelares y un discurso único y conservador replicado por la mayor parte de los medios. Una Región en la que la oposición también ha parecido darse por vencida sin dar mucho la batalla en ocasiones o, en su defecto, peleándose entre sí.