La heroína murciana de la Resistencia francesa, Braulia Cánovas Mulero, sufrió la deportación a los campos nazis por su lucha contra las tropas alemanas de ocupación. Pero a las condiciones inhumanas propias del cautiverio en estos centros represivos se unió el expolio ejercido por los nazis contra todos aquellos a los que capturaban. A la deportada murciana le robaron un anillo y un reloj. Ahora, después de más de setenta años, la familia podrá recuperar esos enseres personales.
El Servicio Internacional de Rastreo (ITS) almacena los objetos robados a las víctimas del nazismo, entre los que se encuentran los pertenecientes a 68 españoles. Esta institución, con sede en la ciudad alemana de Bad Arolsen (Hesse, distrito de Waldeck-Frankenberg), intenta, con ayuda del Gobierno de Alemania, devolver todos esos objetos a los familiares de los perseguidos por el III Reich. En este sentido, el historiador Antonio Muñoz Sánchez, especialista en el estudio de los republicanos españoles esclavizados por el nazismo, se sorprende por la nula colaboración del Gobierno de España para intentar encontrar a esos familiares: “Muchos países europeos destinan fondos públicos para esta labor; sin embargo, en España esta tarea la están realizando investigadores y asociaciones de manera altruista, cuando debería ser una cuestión de Estado”, afirma desde Lisboa el investigador, mientras recalca que “la democracia española, después de cuarenta años, todavía está a tiempo de enmendar parte de su desidia”.
El trabajo de investigación realizado por el eldiario.es ha permitido localizar a algunos de los descendientes de Braulia Cánovas Mulero e informarles de que el ITS conserva los bienes que le fueron requisados durante su deportación al campo de concentración de Ravensbrück: “Estoy sorprendida. Nunca imaginé que podríamos conseguirlos”, comenta su hija Marie Christine Jené desde París. Para ella, este descubrimiento ha supuesto una mezcla de sentimientos encontrados: “Por un lado siento tristeza al imaginar ese momento en el que le robaron sus cosas, pero también estoy feliz porque Alemania, consciente de todo el daño que ha causado, ha sido capaz de reconocer el horror, pedir perdón y honrar la memoria de los héroes como mi madre”.
La familia y el ITS han acordado reunirse en Alemania para recoger personalmente el reloj y el anillo, un encuentro al que acudirán descendientes de Braulia que residen en Francia y en Cataluña: “Nos hace muchísima ilusión. Cómo me gustaría que mi madre estuviera viva y pudiera disfrutar de ese momento”, expresa emocionada Marie Christine.
'Monique', la joven murciana antifascista
Braulia Cánovas Mulero nació en Alhama (Murcia) en 1920. En los años treinta, su familia emigró a Barcelona por motivos económicos y con el final de la Guerra Civil decidieron cruzar los Pirineos y exiliarse a Francia junto con el más de medio millón de republicanos que intentaba huir de la violencia franquista.
El inicio de la Segunda Guerra Mundial y la posterior incursión de la Alemania nazi en territorio francés despertó el sentimiento antifascista en Braulia y, con apenas 20 años, decidió integrarse en la Resistencia bajo el pseudónimo de ‘Monique’: “Ese nombre la acompañó hasta el final de sus días. Yo me llamo Mónica en su honor y lo llevo con mucho orgullo. Era una mujer fuerte y valiente”, cuenta a este periódico Mónica Cánovas, sobrina de Braulia.
Como resultado de su lucha, la murciana fue detenida en la ciudad de Perpiñán en 1943 para después ser enviada al centro de prisioneros de guerra de Compiègne (Hauts-de-France).
En febrero de 1944 sufrió la deportación al campo de mujeres de Ravensbrück (Fürstenberg, Alemania), en el que estaba obligada a trabajar en la fabricación de máscaras de gas para la empresa Continental Gummi-Werke. En abril de ese mismo año, cuando los Aliados se aproximaban a la zona, los dirigentes nazis trasladaron a los reos al campo de Bergen-Belsen (Baja Sajonia, Alemania). Finalmente, el 15 de abril de 1945, Cánovas Mulero pudo ser liberada y regresó a Francia, donde sería recibida con honores.
Homenajeada en Francia, olvidada por España y reconocida en su pueblo natal
El Gobierno francés reconoció el activismo de Braulia con la entrega de la ‘Cruz de Chevalier (Caballero) de la Legión de Honor a título militar’: “No recuerdo la fecha, pero se la otorgaron al poco de terminar la Segunda Guerra Mundial”, comenta Marie Christine.
El 1984, el Ejecutivo del presidente François Miterrand aumentó el valor de la distinción y le concedió la Legión de Honor, pero ahora con el grado de Officier (Oficial): “Pocos españoles tienen este título. Eso me decía mi madre, que siempre se sintió orgullosa por el cariño mostrado por el pueblo francés”.
Monique, como le gustaba ser nombrada a Braulia, falleció en Barcelona en 1993 a causa de una grave enfermedad y jamás tuvo un reconocimiento por parte del Estado español. Aun así, el Ayuntamiento de Alhama le hizo un homenaje este año a título póstumo junto a los cuatro vecinos de la localidad que sufrieron el infierno de los campos nazis: “Cuando nos enteramos de que Alhama realizó este acto nos alegramos muchísimo. Les damos las gracias por acordarse de mi tía y de esta gente anónima que dio tanto en su lucha contra el fascismo. El valor, coraje y determinación de estos hombres y mujeres debe continuar siendo nuestra guía para conseguir un mundo mejor”, destaca su sobrino Josep Cánovas.