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De la ficción del corto 'Sorda' a la realidad de ser madre: “He tenido que demostrar que era una persona normal”

Escena de la película 'Sorda', de las murcianas Eva Libertad y Nuria Muñoz

Elisa M. Almagro / Erena Calvo

19 de febrero de 2023 21:44 h

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“Pensaba que iba a poder oír a mi hijo sin audífonos por la noche, y no ha sido así. Me decían que no me preocupara, que el instinto materno me iba a permitir escucharlo”, recuerda María Dolores Egea, madre con pérdida de audición de un niño oyente. Hace cuatro meses que María Dolores tuvo a su hijo, tiene una cámara para estar pendiente de él cuando lo deja solo en la habitación y duerme con los audífonos puestos para poder oírle llorar. Una maternidad similar vivió Raquel Alcaraz, una mujer sorda madre de un hijo oyente: “Cuando tuve a mi hijo estaba tranquila, sabía que al final iba a aprender de forma natural, sin necesidad de enseñarle”.

Un pedacito de los premios Goya de este año fueron en honor a ellas. Por primera vez, una producción era nominada en la categoría de Mejor Corto de Ficción protagonizada por una actriz sorda y rodada en lengua de signos. Se trata de 'Sorda', un corto que reflexiona sobre la realidad de las personas con discapacidad, abrumadas por un mundo capacitista y oyente.

Las creadoras del corto, las murcianas Eva Libertad y Nuria Muñoz, abordan esta producción con un enfoque humano, sin arreglos y florituras que puedan distraer del mensaje. Pero sobre todo, buscan que el relato sea en primera persona. Miriam Garlo, actriz no oyente, da vida a Ángela, una mujer sorda que se enfrenta a los temores de la maternidad en una sociedad cargada de obstáculos y discriminación hacia las personas con discapacidad: “Le pedí a Miriam que hiciera una lista de miedos que se le disparaban al plantearse ser madre y me mandó casi dos hojas. Con todo esto escribí una primera versión del guion y se la mostré, le gustó y seguimos adelante”, relata Eva, su hermana.

'Sorda' también reflexiona sobre algunos de los miedos y prejuicios que todavía imperan sobre la sordera, dada la falta de información, sensibilización y cobertura mediática, política o sanitaria que hace que afloren sentimientos de culpa y resignación.

“La sordera suele producir dificultades en el desarrollo de las capacidades comunicativas y habilidades sociales, por lo que en mayor o menor medida origina problemas psicológicos, trastornos emocionales e incluso retrasos cognitivos. Dependiendo de la experiencia de cada persona sorda, se suele experimentar baja autoestima, aislamiento, miedo y falta de participación, entre otras muchas cuestiones”, explica Miriam.

Durante el cortometraje se vivencian diversos conflictos transversales de comunicación, de dependencia e inaccesibilidad, de falta de libertad e intrusión, derivados de la convivencia, de la proyección de ser madre, del hartazgo ante la constante valoración personal sobre capacidad o incapacidad: “Quisimos trabajar con una protagonista femenina para que fuese el personaje masculino y sin discapacidad, el que debiera adaptarse a la situación”, apunta Eva Libertad. Alcaraz opina que el corto 'Sorda' está bien, “pero discrepo solo en una cosa, no he visto nunca a una persona sorda que se preocupe por quedarse embarazada por la comunicación con su hijo”. Reconoce que “la persona sorda dentro del corto ha vivido en un mundo de oyentes, por que tiene asumido más el rol de oyente, quizás por ello le preocupe ese tema”. Para Raquel, cuando vives con personas sordas toda una vida, “estás dentro de esa comunidad que forma parte de tu identidad, te sientes segura y eso te fortalece como persona”. 

“No hay que normativizar solo lo estándar”

Almudena Iniesta es profesora doctora, adscrita al departamento de psicología de la UCAM y está especializada en el área de psicología social. Es una de las pioneras en España en la investigación de la doble discriminación en las mujeres con diversidad funcional. Insiste en que es muy importante sensibilizar a la hora de utilizar un lenguaje correcto porque “hemos pasado de un modelo médico a otro más sociológico en donde todos somos diversos y tenemos maneras diferentes de funcionar; no hay que normativizar solo lo estándar”. Una de sus investigaciones, de principios del año 2000, aborda precisamente el tema de la maternidad en las mujeres sordas. “Como ellas me decían, estaban en un segundo plano, pertenecían a una sociedad relegada y ahora hay una mayor integración, pero entre comillas”.

En el informe 'La maternidad de las mujeres sordas', Almudena Iniesta y Carmen Mañas analizan la situación de las mujeres con discapacidad física y sensorial en el suroeste de la provincia de Alicante y tratan de identificar aquellas variables que condicionan una situación de doble discriminación por razón de género y de discapacidad frente a la maternidad. El objetivo, “conseguir los datos e informaciones necesarias para poder trabajar en la línea de la producción de planes integrales de intervención que favorezcan y optimicen la integración y normalización de las mismas”.

Según el informe, las mujeres con discapacidad “comienzan a estar presentes en la agenda política y las mujeres activistas y con discapacidad están luchando por crear redes organizativas entre ellas para favorecer su inclusión en una sociedad patriarcal y homogeneizadora”. “He tenido que demostrar que era una persona normal, intentaron protegerme mucho”, recuerda María Dolores. “Mi padre no quería que me sacase el carné, pero les demostré que se puede. Entiendo que eran mayores, hace 30 años no había información”.

En cuanto a los obstáculos para las personas con sordera, señalan que el acceso a la información es una de las mayores barreras porque hay muy pocos organismos, públicos y privados que cuenten con profesionales que puedan atender adecuadamente a estas personas. En el caso de la maternidad, “las mujeres sordas tienen gran dificultad para conocer, y utilizar, en su caso, recursos como la planificación familiar o la información sexual”. En las 60 entrevistas que realizaron a mujeres sordas, les cuestionaron cómo afrontaban su maternidad, la posible herencia de la sordera en sus hijos y la visión externa que se tiene de las mujeres con discapacidad auditiva en relación a su maternidad.

Según las conclusiones, las mujeres con discapacidad auditiva de nacimiento (prelocutiva) se plantean la maternidad con la misma normalidad que “cualquier mujer”, reconocen que van a necesitar muchas adaptaciones en el hogar para saber cuando el niño llora, cuando se despierta por la noch, etc. pero “creen que no tendrán problemas de comunicación con sus hijos, quienes desde pequeños aprenderán la lengua de signos”. No consideran que el hecho de ser sordas sea un impedimento para ser madres, continúa el estudio. Y reivindican el derecho al acceso de la información y los recursos: “No tuve que adaptarme de forma especial a mi hijo, todo fue natural, igual que los oyentes”, corrobora Raquel.

Pero en el caso de las mujeres con discapacidad auditiva sobrevenida (postlocutiva), “se advierte un claro rechazo a su sordera”. Encuentran “multitud” de barreras estructurales y sociales “que impiden que su vida sea normalizada y por ello el temor a tener hijos con su misma discapacidad aumenta”, según el trabajo de Almudena Iniesta y Carmen Mañas. María Dolores no le temió a la maternidad, aunque reconoce que nunca se sintió una persona sorda: “Siempre lo he aceptado, pero para el entorno he querido ser oyente. Recuerdo que me apunté a un curso de lengua de signos, y por primera vez me di cuenta de que era sorda, por las situaciones que el profesor describía”.

Carmen Sánchez Almela es presidenta de la Federación de Asociaciones de Familias de Personas Sordas de la Región de Murcia. En referencia al corto, destaca que “las personas que tenemos familiares sordos o con discapacidad somos los que tendemos a visibilizar estas situaciones, estamos más concienciados porque convivimos con ello”. Carmen, como madre de un chico ya adolescente con sordera, considera que la total integración en la sociedad, en el grupo, es uno de los principales obstáculos para las personas no oyentes. Para paliar algunas de estas dificultades, en la Federación cuentan con logopedas, psicólogos, fisioterapeutas, técnicos que favorecen la búsqueda de empleo, “en definitiva, figuras que sabemos que van ayudar a nuestros hijos en todas las etapas de su desarrollo”.

En la última década, continúa Carmen, se ha avanzado mucho en el desarrollo de las nuevas tecnologías, de los dispositivos, pero “queda mucho por hacer en integración, mi hijo dice que se siente incomprendido y creo que por eso a veces las personas con sordera –aunque hay muchos matices porque es muy diversa– tienden a agruparse”.

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