La semipresencialidad debuta provocando cuadros de ansiedad: “El atraso académico se puede recuperar, el daño emocional de un adolescente, no”

Aurora López

1 de diciembre de 2020 06:00 h

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La COVID-19 en los últimos meses nos ha obligado a cambiar nuestra forma de funcionar como sociedad y a día de hoy continúa poniendo a prueba nuestra capacidad de adaptación. Desde la declaración del estado de alarma de marzo, el sistema educativo siempre ha sido de los primeros en mostrar su resiliencia tras sufrir un cambio total de modelo para enfrentarse a la brecha digital. Con el inicio de un nuevo curso académico el pasado mes de septiembre, la Consejería de Educación de la Región de Murcia implantó la atención educativa semipresencial para evitar aglomeraciones en los centros como prevención ante la inminente segunda ola del virus. Ahora, aunque los contagios por coronavirus presentan una tendencia favorable, la semipresencialidad debuta provocando cuadros de ansiedad entre el alumnado de los centros formativos en el territorio murciano.

A finales de mayo se publicó el informe de investigación ‘Las consecuencias psicológicas de la COVID-19 y el confinamiento’, en el que participó la Universidad de Murcia, para plasmar el impacto psicológico asociado a la pandemia. Los resultados del informe mostraron que estos efectos de agobio e incertidumbre son más notorios en los estudiantes menores de edad. Algunas de las causas son el incremento de las horas de estudio como consecuencia de las clases online, que han acarreado un aumento de las tareas y su dificultad al no haber formación práctica. Por ello, cada vez son más los alumnos que sufren trastornos psicológicos ante la incapacidad de enfrentarse al nuevo modelo semipresencial. La desmotivación, la falta de autoestima, el miedo al fracaso o al contagio son algunas de las características más comunes entre los estudiantes que presentan estos cuadros de ansiedad. Tras meses de estricto confinamiento y un verano entero de inactividad se ha generado una pérdida de los hábitos de trabajo, lo que ha provocado dificultades al planificarse con la semipresencialidad.

Los cuadros de ansiedad en los centros educativos colapsan salud mental

“Los psicólogos nos están pidiendo que no mandemos más alumnos a salud mental porque están colapsados” cuenta la orientadora de uno de los institutos públicos más populares de la capital murciana. “La Consejería de Educación debería tener en cuenta que la figura de un psicólogo en los centros es totalmente necesaria. La mayoría de los orientadores somos pedagogos, no psicólogos” apunta. La orientadora señala la importancia de proteger la salud mental de la comunidad estudiantil poniéndola por encima del rendimiento académico: “El atraso académico se puede recuperar, el daño emocional de un adolescente no”.

El perfil de los alumnos que sufren estas dolencias psicológicas suelen ser chicas “brillantes” que han perdido la motivación y el control de sus estudios. Manuela Zaragoza, orientadora del IES Santa María de Los Baños en Fortuna, asegura que 3º y 4º de la ESO y 2º de Bachillerato son los cursos que peor conviven con la semipresencialidad. “En lo que llevamos de curso ya he derivado 4 personas a salud mental” lamenta la pedagoga. También destaca que el miedo a contagiar a sus mayores es una de las causas que provocan la ansiedad entre el alumnado de su centro. “En Fortuna los miembros de la familia suelen vivir todos juntos, incluidos los abuelos” dice Zaragoza.

“No me gusta quedarme en casa. Prefiero ir a clase. Las clases telemáticas me producen bastante ansiedad porque nunca sé si voy a ser capaz de seguirlas”, cuenta Alicia (nombre cambiado), estudiante de 1º de Bachillerato que padece trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y dislexia. “La mayoría de las veces falla el internet, el audio o la cámara, y al final te pierdes la mitad de las explicaciones. El estrés de las online se suma a la tensión de estar siempre pendiente de lo que haces por si te contagias en el instituto. Estás todo el rato en guardia” añade. La joven también subraya el hecho de que toda esta situación ha provocado una caída del rendimiento académico. Asegura que mientras el año pasado sacaba buenas calificaciones, este año los parciales se presentan fatales “y no porque no estudiase”.

El verdadero problema de la semipresencialidad

Si pensábamos que habíamos erradicado la brecha digital después de haber superado un confinamiento, lo cierto es que todavía faltan recursos humanos para poder ejercer una educación puramente online. La orientadora acarrea el fracaso de la asistencia semipresencial a la falta de formación en nuevas tecnologías de los profesionales docentes. Aunque Educación abastezca los centros formativos con aparatos electrónicos, lo verdaderamente importante es dotar a los profesores con las competencias digitales necesarias porque “ni la enseñanza ni los profesionales están digitalizados”.

Este nuevo modelo educativo no solo ha azotado las aulas de los institutos de la Región, sino que también está causando estragos entre los universitarios. La enseñanza online dificulta el aprendizaje de los más veteranos debido a las distracciones que supone el estar en casa y entender las explicaciones a través de una pantalla. Pablo (nombre cambiado) de 21 años se enfrenta a su último año de carrera mientras asiste a terapia psicológica. “Estoy muy desanimado con la carrera. La gran mayoría de las clases son online y no parece realmente que estés en la universidad. Mentalmente es difícil de gestionar” confiesa.