“La recuperación estaría siendo mucho más intensa en ausencia de estos grandes aumentos del precio de la electricidad”
Rafael Doménech, responsable del área de Análisis Económico de BBVA, atiende a elDiario.es al otro lado del teléfono para repasar algunas de las claves del panorama económico actual en el entorno más cercano pero también en España, en Europa y en el mundo. Con una amplia formación económica que incluye un doctorado por la Universidad de Valencia, Doménech ha sido director general en la Oficina Económica de La Moncloa con José Luis Rodríguez Zapatero, director del Instituto de Economía Internacional o investigador colaborador de la OCDE, de la Comisión Europea o del Ministerio de Economía y Hacienda, entre otros organismos. En la actualidad, desgrana las cuestiones de más calado a través de artículos en el portal de BBVA Research.
¿La recuperación económica tras la crisis motivada por la COVID-19 es un hecho ya?
Sí. Viene siendo un hecho ya desde hace varios meses. Tuvimos una primera recuperación justo después del confinamiento y esto básicamente se concentró en el tercer trimestre del año pasado. Es cierto que tuvimos un inicio del año bastante malo con esas segunda y tercera olas, pero después ya hemos tenido una recuperación bastante amplia de casi todos los indicadores económicos. A partir del segundo trimestre de este año ha ido tomando fuerza. Y, por supuesto, también en el tercero recién acabado. Esto es un hecho bastante generalizado en todas las economías avanzadas. Eso sí, en España, a diferencia de lo que observamos en otros países, hemos tenido una recuperación del empleo y de la afiliación a la Seguridad Social más rápida que la del Producto Interior Bruto. En otros países ha sido al revés.
¿La subida del precio de la energía eléctrica puede condicionar este escenario?
Sí, claramente lo está condicionando. De hecho, explica buena parte de la revisión a la baja que hemos hecho de nuestras previsiones económicas tanto para 2021 como para 2022. Son años de fuerte crecimiento, pero consideramos que el escenario de precios de la electricidad que estamos manejando le puede quitar algo más de dos puntos. Es decir, la recuperación estaría siendo mucho más intensa en ausencia de estos grandes aumentos del precio de la electricidad. Y a ello se le une, por otro lado, una serie de cuellos de botella en las cadenas globales de producción, entre las cuales también se encuentran las españolas. Esto le quita aproximadamente otro punto y medio de crecimiento adicional. Así las cosas, estamos hablando de que, entre una cosa, son casi cuatro puntos de crecimiento menos en dos años. Claramente, el crecimiento habría sido mucho más fuerte sin estos factores.
Mencionaba en un artículo que hay que mirar más indicadores que simplemente el PIB en una sociedad moderna para valorar el avance económico y el bienestar. Destacaba expresamente la importancia de los indicadores medioambientales.
Sí, así es. El Producto Interior Bruto es un indicador bastante útil para medir la actividad de mercado. Pero el bienestar es bastante más que el Producto Interior Bruto. Depende también de la capacidad que tenemos de crear oportunidades para todos. Hablamos de la inclusión social o de la equidad, de nuestra esperanza de vida y, obviamente, de la sostenibilidad medioambiental. Es clave. Vivimos en el mundo en que vivimos y todo lo que podamos hacer para conservarlo y para legarlo con las mejores condiciones posibles a las generaciones futuras contribuirá, sin duda, al bienestar.
Vivimos en el mundo en que vivimos y todo lo que podamos hacer para conservarlo y para legarlo con las mejores condiciones posibles a las generaciones futuras contribuirá, sin duda, al bienestar.
En otro artículo deslizaba que el coste para el Estado del sistema de pensiones empieza a ser ya insostenible.
El coste es muy elevado. Partimos de un déficit estructural importante en el sistema. Una parte muy significativa de las pensiones actuales se está pagando con déficit y ese déficit irá en aumento tras la derogación del factor de sostenibilidad y del índice de revalorización. Según las estimaciones de la propia Comisión Europea, el impacto de esas medidas son cuatro puntos adicionales del Producto Interno Bruto. Estamos hablando ya de una cuantía muy importante. A eso es a lo que nos referimos cuando hablamos de una carga que empieza a ser poco sostenible.
La digitalización se constituye como otro de los grandes retos de futuro de las economías avanzadas ¿El cierre de oficinas bancarias por esta apuesta no genera una brecha con determinados colectivos, como pueden ser las personas mayores?
La digitalización constituye un reto, pero también una oportunidad. En el caso concreto del cierre de oficinas, concurren muchas circunstancias. Es un hecho la tendencia de las generaciones más jóvenes hacia el uso de los servicios financieros y bancarios digitales y no presenciales. En segundo lugar, hay una fuerte competencia en el sistema bancario, con un entorno de bajos tipos de interés que supone un reto en términos de rentabilidad. Esto obliga a reducir costes, porque el cliente no quiere pagar por esos servicios que cuestan dinero. Una oficina abierta es muy difícil en las circunstancias actuales. Es como en la industria: operar una planta productiva con pérdidas es costoso. El reto es cómo se puede proporcionar el servicio de una manera accesible para todos, sobre todo para aquellas personas que por razones de edad tienen más difícil el uso de estas tecnologías digitales. Es decir, cómo se le sigue prestando el mismo tipo de servicio sin necesidad de mantener una oficina abierta. Tiene un coste muy muy elevado sólo para realizar unas pocas operaciones a lo largo de la semana.
Las criptomonedas son ya un fenómeno en expansión.
Han aparecido, están ahí y esto es lo que está llevando a que los bancos centrales se hayan puesto ya a plantearse seriamente la emisión de monedas digitales controladas. Porque hay que distinguir claramente entre las que tienen un valor anclado a una moneda de curso legal y las que no. El Banco Central Europeo ha abierto ya el periodo de análisis y evaluación para emitir en los próximos años una moneda digital de curso legal que en la Eurozona tendría un valor completamente respaldado. Es decir, tendría exactamente el mismo valor, la misma estabilidad y las mismas garantías para los tenedores que un euro normal. Es una realidad que va a ir a más. Es otra de las ventajas que tiene este proceso de digitalización en curso. Como decía, se están creando muchas oportunidades.
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