No tengo ningún interés en obsesionarme con cumplir propósitos de año nuevo, como ya sabrán a golpe de magazine, lo único cierto para poder conseguirlos es precisamente dejar de obsesionarse con ellos para utilizar esa energía en pensar en uno mismo. Además, cuanto más ambicioso es el propósito y menos concreto, más seguro es el fracaso. Si existe algo que merezca la pena en esta vida es ser feliz y les puedo asegurar que este tipo de buenas intenciones no lo consiguen, se lo aseguro.
Y no nos hacen feliz porque nos recuerdan todos aquellos intentos en los que nunca conseguimos lo que queríamos y nos ajusta todavía más la autoestima a niveles seguramente no deseables. Así que miren, al carajo. Como indicaba, lo que sí es conveniente a lo largo del año es pensar en uno mismo, ser y estar son las acciones más recomendables y entenderlo lo más aconsejable.
Y, como digo, al margen de acumular frustraciones que ya saben que son la antesala de conductas agresivas, el marcarse nuevos y alejados objetivos, pueden anticipar emociones a las situaciones, algo que debemos evitar porque anticipar nunca nos ayudará a encontrar soluciones a las situaciones futuras, sino que seguramente nos traerá más problemas, quebraderos de cabeza, y una mayor angustia.
Algunos grupos políticos con representación parlamentaria no han cambiado esta conducta, por ejemplo, y aún a riesgo de repetirme, con respecto a la Comisión CAN, en sus críticas al Partido Socialista de Navarra, anticipan sus emociones a las situaciones, no son conscientes de que vivir las situaciones por fases, sin anticipar a medio plazo, angustia mucho menos. No entienden que anticipando no están haciendo nada más que inventar opciones y circunstancias, que no sabemos si se darán en el momento clave, y por supuesto, en lo que respecta a los ciudadanos, sus críticas no ayudan a solucionar nada, porque todavía no hay nada que solucionar.
Tal y como cantaba Antonio Vega en el Sitio de mi recreo, los y las socialistas, en el camino de consolidar un espacio equidistante entre la derecha y el nacionalismo radical y exactamente como dice la canción “donde se creó la primera luz junto a la semilla de cielo azul volveré a ese lugar donde nací”, reciben críticas aseguradas hagan lo que hagan. El nacionalismo radical parece asegurar que el desacuerdo va a existir siempre y, además, jamás lo hace entender.
En la cuestión manida, UPN también se suma, como decía Siniestro Total en su tema Como me ves te verás al PSN no le queda salvo instrumentalizar lo que decían los gallegos… “tú me miras sin sonreír, yo sonrío sin mirar, tengo mucho que decir, ten conviene estar atento”.
Desde luego parece que el cambio de rumbo con nuevas maneras de hacer que ha instado la nueva secretaria general y que la corrupción sea la principal preocupación de los ciudadanos navarros, según recoge el último y famoso Navarrómetro, no sea motivo suficiente. No disponer de poder mediático hace que los y las socialistas navarros se conviertan en el perejil de todas las salsas si de críticas hablamos.
En todo caso miren, como esto siga así, parece que de aquí al final de legislatura el PSN va a ser criticado por todos y por todo, ahora bien, si sabe jugar sus cartas, si sigue concentrándose en avanzar, en mejorar, en cuidarse en el proceso y consigue desviar la atención tanto del pasado como del mañana, podrá centrarla en el hoy. Si tiene claro que para el futuro seguro que tomarán las decisiones necesarias y que hará algo en el momento clave, no hay duda se va a parecer al protagonista de la conocida historia del prisionero condenado a muerte, que cuando llega su momento y el guardia va a llevarle hacia su fin, es descubierto riéndose a carcajada limpia. Llevado ante la presencia del Rey, este le pregunta porqué creía que debía perdonarle, y el preso le explicó que era un gran domador de osos, el mejor, el único que podría conseguir que su oso hablase, preguntado cuánto tiempo necesitaría le dijo que unos cuatro años. Ante tal difícil decisión, le concedió un aplazamiento de la condena. Su mujer, sorprendida al verlo, le preguntó si no había sido condenado, el preso sin embargo le instó a mudarse al palacio para, durante cuatro años, enseñar al oso real a hablar. Apelado por no tener ni idea de osos el preso le dijo, de aquí a que pasen los cuatro años a saber lo que pasará: podemos haber muerto nosotros, desaparecer el oso, o el Rey puede ser derrocado.
Desde luego, ¡Quién sabe! Las críticas se pueden anticipar pero ahora las posibilidades son infinitas…
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