Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Lotería
Justo ahora que se acaba de conocer el estudio coordinado por la Birminghan City University del Reino Unido, que analiza la vulnerabilidad y la violencia en las mujeres, en el que participan expertos de la UPNA y que recoge además, entre otras conclusiones, que “cuanto más pobres son las personas atendidas más pobres son los recursos para atenderlas” aparece el nuevo anuncio de la Lotería. Como ya se pueden figurar es uno de los spots más codiciados por la publicidad española, el impacto ha sido notable, hasta en más de un telediario he visto referencias al mismo. Está claro que el mundo se mueve por emociones, de nada sirven los productos, las marcas o incluso las ideas si no se transmite algo más allá de lo puramente visual o ligado al concepto. Se ha demostrado que la repercusión es mayor si la respuesta emocional es activada, tiene muchas más posibilidades de que produzca resultados, en este caso concreto, de generar más recuerdo.
El efecto lacrimógeno del anuncio produce una sensación relajante, con un efecto sedante, que reduce transitoriamente el estrés, pero que no implica necesariamente una mejoría del estado de ánimo, sobre todo si usted está en el paro, si su negocio no funciona bien o si su hija se ha tenido que ir al extranjero a trabajar porque aquí no se le ofrece nada y no le digo si tiene a su cargo algún familiar con discapacidad o dependencia. Eso sí, si usted no quiere llorar para que no le vea el de al lado, sepa que la contención de lágrimas y su acumulación, conjugado con sus problemas cotidianos, le pueden crear una tensión física y psíquica que prolongue su malestar mucho más.
Esta administración, entre otras lamentables actuaciones, tiene mucha costumbre de activar una función comunicativa estupenda a su criterio, solicitar consuelo entre los ciudadanos, hace poco veía en TVE a una tal Toñi Moreno que se veía encantada de conocerse a si misma por las tardes lanzando moralinas y presentando un programa titulado Entre todos, que generaba un interés supremo por perpetuar la visión de las dificultades sociales desde ópticas que uno ya creía superadas como la caridad o la beneficencia. Es decir, lo que mejor practican es la dejación de funciones.
Porque ahora, como ya nos han hecho buenos, toca hacernos tontos y trasladarnos, eso sí con muy buena puesta en escena, que de entre todos los riesgos a los que estamos expuestos socialmente, el más grave de todos es el de no comprar lotería y que, además, es mejor esperar a que un golpe de suerte en los juegos de azar nos solucione la vida que asumir nuestra responsabilidad e iniciativa en la misma, vamos, lo dicho, que le hagan el trabajo a la administración mientras a nuestros gobernantes alguien les alivie colocándoles en alguna empresa pública privatizada o en alguna caja recuperada. Acompañamiento social se llama esto ahora, pero de alto nivel.
En todo caso, y para no pecar de intransigente ante una costumbre tan arraigada culturalmente, y aunque es claro que sería mucho mejor que todo lo que gastamos al año en juegos de azar lo invirtiéramos en un fondo de inversión o incluso en la bolsa, si finalmente vamos a apostar por la ilusión, con comprar un poco es suficiente, sufrir semejante chantaje emocional a estas alturas de la película me parece lamentable, la caridad es cosa de cada uno, además tiene formas mucho más dignas que las que nos sugieren, demasiado apegadas estas a credos y ritos.
Pero es que miren, nos acabamos de enterar que el 14,8% de los navarros, aproximadamente 95.000 personas, se encuentran en riesgo de pobreza y 20.000, el 3,1%, vive en un escenario de pobreza severa, ¿es que esto no le da vergüenza a nadie? Olvídense de ideas mesiánicas, salvaguarden servicios sociales públicos y dejen de dar pena, que ya vale, que los frigoríficos andan justos y las calefacciones pasan demasiado tiempo apagadas, que los ciudadanos se están cansando de tarjetas de color negro, de viajecitos, de comisiones permanentes, que el asistencialismo es más propio de la antigua beneficencia, que la protección social es un derecho, como la salud, la vivienda o la educación y uno está harto de comedores sociales, de tómbolas, de rifas, de charlotadas, de espectáculos variados y de carreras solidarias, uno ya no consiente que a la gente se le cuelgue la etiqueta de pobres sin problemas y que se pasen por el arco del triunfo la dignidad personal del ciudadano.
En breve tendremos una campaña electoral, como supongo les habrán comentado a nuestros candidatos, las emociones son los capitanes de nuestras vidas, y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta y quien quiera sobresalir en este panorama tan mediocre, deberá suscitar emociones con nivel, con ética, con dignidad. Sabemos que de nuestro cerebro emocional a nuestro cerebro superior existen autopistas de cinco carriles, mientras que para realizar el viaje inverso solo tenemos caminos vecinales.
Dejen la tibieza de las medidas, eliminen a los imputados, procesados o investigados de las listas, controlen los viajes, controlen el gasto personal, propongan medidas jurídicas y constitucionales, conquisten nuestros sentimientos, nuestras emociones, generen espacios basados en las sensaciones, sean auténticos, como decía Sartre “quien es auténtico asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es”. Pregúntense todos los días qué es lo que hacen por obligación y qué es lo que hacen con ilusión. Si su mochila está demasiado cargada de agradecimientos, de devoluciones, es que tiene mucho lastre, no va a llegar, estará obligado a recorrer la senda que quieren los demás. Hay que encontrar el propio camino y revisar de vez en cuando si se sigue siendo feliz al andar.
Libérense de la necesidad imperiosa de sentirse bondadosos e intenten ser más queridos o menos repudiados, olvídense de angustias y vivan la campaña con menos obligaciones, remordimientos y culpabilidades y sobre todo, provoquen emoción, tatareen la vieja canción de Sabina “pasando de críticos, pasando de místicos, pasándolo bien, pasando de bodas, pasando de modas, pasándolo bien, pasando de miedos, pasando de credos, pasándolo bien...”. Miren, hay quien ya lo ha comenzado a practicar y no parece le vaya tan mal… si tienen que jugar a la lotería jueguen, pero rápido que se quedan sin décimo.
Justo ahora que se acaba de conocer el estudio coordinado por la Birminghan City University del Reino Unido, que analiza la vulnerabilidad y la violencia en las mujeres, en el que participan expertos de la UPNA y que recoge además, entre otras conclusiones, que “cuanto más pobres son las personas atendidas más pobres son los recursos para atenderlas” aparece el nuevo anuncio de la Lotería. Como ya se pueden figurar es uno de los spots más codiciados por la publicidad española, el impacto ha sido notable, hasta en más de un telediario he visto referencias al mismo. Está claro que el mundo se mueve por emociones, de nada sirven los productos, las marcas o incluso las ideas si no se transmite algo más allá de lo puramente visual o ligado al concepto. Se ha demostrado que la repercusión es mayor si la respuesta emocional es activada, tiene muchas más posibilidades de que produzca resultados, en este caso concreto, de generar más recuerdo.
El efecto lacrimógeno del anuncio produce una sensación relajante, con un efecto sedante, que reduce transitoriamente el estrés, pero que no implica necesariamente una mejoría del estado de ánimo, sobre todo si usted está en el paro, si su negocio no funciona bien o si su hija se ha tenido que ir al extranjero a trabajar porque aquí no se le ofrece nada y no le digo si tiene a su cargo algún familiar con discapacidad o dependencia. Eso sí, si usted no quiere llorar para que no le vea el de al lado, sepa que la contención de lágrimas y su acumulación, conjugado con sus problemas cotidianos, le pueden crear una tensión física y psíquica que prolongue su malestar mucho más.