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La reforma fiscal que llegará a Navarra, en cinco claves (y dos versiones)

Las dependencias del Departamento navarro de Hacienda.

Garikoitz Montañés

El Gobierno Foral espera presentar a finales de octubre su reforma fiscal, pero el consejero navarro de Hacienda, Mikel Aranburu, ya ha detallado algunas de sus líneas principales en sede parlamentaria. Y, por el momento, estas han dividido a la Cámara en dos: por un lado, las formaciones que apoyan al Gobierno, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra (la reforma va en la línea del acuerdo programático apoyado por las cuatro formaciones), han destacado cómo esta vía permitirá recaudar más (y, por tanto, mantener los servicios) a través de las rentas más altas y de las grandes empresas; por otro, UPN, PSN y PPN, las mismas formaciones que apoyaron la anterior reforma fiscal en diciembre de 2014, han criticado que esta medida supondrá más presión fiscal. Y generalizada, han insistido. ¿Cuáles son las líneas básicas de esta reforma? Estas son las principales.

Subir el IRPF a partir de los 46.850 euros

Una de las claves que defendió el consejero de Hacienda es que la subida es “francamente reducida”. A partir de los 46.850 euros, subirá un punto y, a partir de los 300.000 euros, dos puntos. Y Aranburu calculó que afectaría a unas 8.000 personas. Otra cuestión técnica que ha generado debate es que las reducciones personales y familiares pasan de la base a la cuota. En este caso, se calcula que la modificación puede afectar a unas 177.000 personas y desde la formación Izquierda-Ezkerra, José Miguel Nuin ha defendido que lo contrario era apostar por un sistema liberal y que trataba de igual manera a descendientes independientemente del nivel de renta. Por el contrario, desde el PPN, Ana Beltrán asegura que es la demostración que el cambio afectará a las rentas medias “de una forma encubierta”.

La eliminación de la deducción por vivienda

Una de las medidas más llamativas es la eliminación de la deducción por vivienda habitual a partir del próximo año. Quienes las tenían antes, la mantienen (se trata de un nuevo régimen transitorio), aunque Navarra ya era una de las escasas comunidades que lo hacía. Más adelante, el 29 de octubre, en el pleno del Parlamento, el Gobierno Foral matizó que mantendrá esa desgravación pero únicamente para vivienda protegida y en rentas bajas. Quienes defienden esta reforma fiscal, aseguran que estas deducciones en general al final se reflejaban en un aumento de los precios (afirma I-E) o que era una forma de destinar “dinero público a generar más viviendas y a una compra indiscriminada, cuando las prioridades deberían ser otras”, apunta Adolfo Araiz (EH Bildu).

El Impuesto de Sociedades de las grandes empresas

El Impuesto de Sociedades de las grandes empresas pasaría en Navarra del 25 al 28%. Afectaría a unas 700 empresas. El consejero Aranburu defendió que no creía que esto pudiera conllevar una, por así decirlo, fuga de empresas, porque estas buscan entornos con fiscalidades altas y con seguridad jurídica. Y luego está el debate de si esas grandes firmas en la práctica “contribuyen muy poco”. Desde el PPN, Beltrán defiende que la Comunidad Foral puede quedar en por encima del régimen general, del 25%, y de ahí que insista en que puede haber una “deslocalización de empresas y personas”. De hecho, el grupo popular ya ha pedido explicaciones al Gobierno Foral y que haga una comparación de cómo quedará esta carga fiscal en Navarra y en otras comunidades como Euskadi, Aragón o La Rioja.

El Impuesto sobre el Patrimonio

Era uno de los puntos en los que se esperaban (más) novedades. Y Aranburu apuntó que el mínimo exento para el Impuesto sobre el Patrimonio se reduce: pasa de 800.000 euros a 550.000. Desde el PPN han criticado que en otras regiones es de 700.000 euros

¿Y cuál es el objetivo?

Quienes critican la reforma fiscal, creen que es una propuesta con un claro afán recaudatorio, aunque defienden (caso del PPN) que “ahora el dinero debe estar en los bolsillos de la ciudadanía”; y desde el PSN se han preguntado por qué se pueden acabar pagando más impuestos aquí que en Euskadi o en otras zonas de España. Desde UPN, Juan Luis Sánchez de Muniáin insiste en que Navarra “tiene una plena competencia tributaria y, sin embargo, va a usarla para ir en su contra”. Además, cuestiona que entre los planes del Gobierno de Navarra “no hay ningún proyecto de desarrollo económico que genere futuro, porque quieren paralizar el tren (en referencia al Tren de Alta Velocidad) y el Canal de Navarra”. Por ello, defiende que “no es el momento de una subida de impuestos”.

Por otro lado, desde Geroa Bai se ha defendido esta propuesta como una apuesta por una política fiscal más “equitativa y progresiva”, EH Bildu cree que aún se podría haber ido más allá pero que de esta forma se asegura evitar los “recortes” y garantizar la prestación de servicios, Podemos ha respaldado un modelo de desarrollo económico en esta línea de la reforma fiscal, e Izquierda-Ezkerra reconoce que esta es una propuesta fiscal que va en sentido contrario a la anterior, “y es la primera que se aprueba en esta dirección”. Ese, de hecho, es uno de los pocos puntos en común sobre la reforma fiscal que está por llegar.

(Edición actualizada).

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