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PSN y EH Bildu, cuatro años de pactos “puntuales” continuos

Mural del artista callejero LKN basado en el beso de Leonid Brezhnev y Erich Honecker, pero con María Chivite y Bakartxo Ruiz

Rodrigo Saiz

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Paradojas de la política, cuando la posición en Navarra de EH Bildu -que no Bildu desde 2012- más ha marcado la agenda política en España ha sido tras la salida de la coalición abertzale del Gobierno. Con Uxue Barkos de Geroa Bai (Socialverdes y PNV) EH Bildu tenía asiento en el Consejo de Gobierno. Y uno muy relevante, el de Interior, a cuyo frente estaba María José Beaumont. Con María Chivite, la formación ha sido un apoyo fundamental para el Ejecutivo progresista pero desde fuera y marcando las prudentes distancias que han fijado los socialistas. Ha habido pactos que ni siquiera se han fotografiado.

En agosto de 2019 la socialista María Chivite logró ser investida presidenta de Navarra sin tener que renunciar al veto que se había marcado el PSN al comienzo de la campaña de no hablar ni negociar un acuerdo con EH Bildu. Un veto que el PSN cumplió en los ayuntamientos en los que podía otorgar la vara de mando a candidatos de EH Bildu, como es el caso de Pamplona, donde dejó gobernar a la lista más votada, la de Navarra Suma. La coalición abertzale aceptó el veto y se abstuvo para que Chivite accediera al Palacio de Navarra. EH Bildu no ha formado parte del Gobierno de Navarra esta legislatura, pero sí que ha sido socio recurrente del Ejecutivo foral para alcanzar mayorías en pactos “puntuales” que han permitido, entre otras cosas, sacar adelante cuatro presupuestos.

El temor de un nuevo 'agostazo' -cuando Ferraz frenó en 2007 un acuerdo que el PSN tenía cerrado con Nafarroa Bai para evitar un nuevo gobierno de UPN- empapó el ambiente durante las primeras semanas de negociación de un gobierno progresista en Navarra tras el veto inicial que puso la dirección del PSOE a la formación de un Ejecutivo que necesitase el apoyo de EH Bildu, aunque fuese en forma de abstención. Finalmente, EH Bildu aceptó las reglas impuestas por los socialistas navarros y, avalado por el 75% de su militancia, se abstuvo para permitir la investidura de Chivite, consciente de que sus votos serían fundamentales en el juego de las mayorías a lo largo de la legislatura.

Y así ha sido. EH Bildu ha sido el socio preferente de PSN, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra en el Parlamento, con quienes han llegado a acuerdos “puntuales”, como se han esforzado en recalcar desde el PSN, continuos. Desde EH Bildu, por su parte, han sacado músculo del papel que han jugado para “evitar políticas de derechas”.

Entre los acuerdos “puntuales” con EH Bildu destacan los cuatro de presupuestos que el Gobierno de Navarra ha pactado en los cuatro años de legislatura con la coalición abertzale. Acuerdos “puramente económicos”, han destacado desde la parte socialista, “sin entrar en cuestiones identitarias” y que han servido para aumentar el gasto en Salud, Educación o Servicios Sociales.

Pero la legislatura se ha cerrado con casi un centenar de leyes, algunas de ellas grandes reformas que también han contado con el voto favorable de los siete parlamentarios de EH Bildu. Tales como la Ley foral de cambio climático, la ley de vivienda, la de financiación local, la de reconocimiento a víctimas de abusos por parte de religiosos, la del juego o la ley de lucha contra el racismo o la xenofobia.

Para otras leyes los socios de Gobierno, incluso por separado han buscado la mayoría en los votos de Navarra Suma, la coalición ya rota de UPN, PP y Ciudadanos. Es el caso de la ley del Convenio Económico o de símbolos, que el el PSN aprobó con el apoyo de la coalición de derechas, o la del profesorado de Religión, aprobada con los votos de Geroa Bai y Navarra Suma.

El PSN descarta acuerdos de gobierno con EH Bildu

En su discurso de balance de la legislatura, María Chivite puso en valor sus acuerdos con EH Bildu, asegurando que “han servido para el fortalecimiento de los servicios públicos”. Sin embargo, en reiteradas ocasiones ha señalado que las relaciones del PSN con la coalición abertzale se quedarán en eso: en acuerdos “puntuales”, nunca de gobierno.

La intención de los socialistas es reeditar el actual ejecutivo con Geroa Bai y la nueva confluencia de izquierdas Contigo Navarra (que además de a Podemos, Izquierda Unida y Batzarre, incluye a Equo, Alianza Verde y un grupo de independientes). Las encuestas pronostican un escenario similar al que resultó de las urnas en 2019, por lo que un nuevo gobierno de fuerzas progresistas necesitaría de nuevo el apoyo de EH Bildu, que el PSN quiere que vuelva a ser desde fuera y a través de acuerdos específicos. “Para que EH Bildu forme parte de un gobierno con el Partido Socialista todavía tienen que hacer una reflexión, un recorrido [sobre el pasado terrorista de ETA]”, señalaba en una entrevista con este periódico María Chivite. 

Desde EH Bildu reclaman por su parte mayor “valentía” a los socialistas para permitir que la coalición abertzale se haga con alcaldías allí donde se puedan sumar mayorías alternativas a la derecha. El candidato de EH Bildu en Pamplona ha llegado a decir que al PSN “le toca” corresponder a EH Bildu con la alcaldía de Pamplona por el apoyo que han dado a Chivite en el Parlamento foral.

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