“Con mi dinero, no”. El jubilado Iñaki Beaumont resume con esta frase por qué se ha involucrado en Fiare, una de las entidades a la cabeza de la llamada banca ética. Él es, de hecho, uno de los voluntarios que explican las dudas, una vez por semana, y desde el punto de información instalado en el Instituto de Promoción de los Estudios Sociales (IPES) de Pamplona, a las personas interesadas en hacerse socias o depositar sus ahorros en este banco. Porque Fiare sigue siendo un banco. En la actualidad, cuenta con más de medio millar de socios en Navarra, entre personas físicas (unas 480), ONG (36) y ayuntamientos (7), pero esta cifra puede crecer próximamente si, al final, Fiare distribuye ya sus propias tarjetas de crédito y, por tanto, permite extraer dinero en cajeros (de otra red) y pagar con dinero plástico.
Pero, ¿qué es exactamente Fiare y por qué se permite hablar de banca ética, dos términos a menudo enfrentados? La historia de Fiare está indudablemente ligada al cansancio de sus socios con otro tipo de entidades financieras y, por tanto, surgió en Bilbao en torno a 2001 vinculada al movimiento asociativo, que quería manejar sus fondos evitando la especulación a menudo asociada a las inversiones bancarias. Así, surgió como una cooperativa en la que los socios ponían su dinero y podían financiar préstamos, por ejemplo, siempre vinculados a proyectos con un interés social, a menudo “descartados por la banca tradicional” y “que no busquen únicamente el beneficio”, explica otro de los voluntarios (en Navarra son alrededor de una quincena), Iñaki Sádaba.
Así, ya desde 2005 empezaron los trámites con el Banco de España para convertirse en un banco y, para ello, ha sido clave su asociación con Banca Popolare Etico, banco cooperativo italiano creado en 1999 y del que Fiare acabó convirtiéndose en la marca en España. Y su funcionamiento es como una cooperativa sin ánimo de lucro, en la que los socios ponen su dinero y deciden en las asambleas (que, por ejemplo, y según pregona su página web, aprueban el balance y destinan sus beneficios), mediante el sistema de una persona, un voto. Eso en cuanto a los socios, porque también hay personas que depositan sus ahorros (a quienes se les ofrece donar sus intereses a proyectos sociales) y, ahora, incluso pueden domiciliar su nómina, unas posibilidades por las que, según explican estos voluntarios, se ha interesado “mucha gente joven”. Por ahora, las gestiones se basan en las operaciones on-line.
Tanto Sádaba como Beaumont reconocen que, en estas consultas, también hay mucha suspicacia. Sobre Triodos Bank, del que también se habla al analizar la llamada banca ética, han surgido dudas sobre los posibles intereses vinculados a su cúpula, y desde Fiare desligan ambas entidades, insistiendo en su modelo de cooperativa, de abajo arriba y no al revés. Por ejemplo, a la hora de conceder préstamos, decide tanto un Comité Ético-Social qué analiza en qué contribuye el proyecto solicitante a la transformación social (la idea es que, cuanto más cercano y local sea el Comité, mejor conocerá el proyecto) y, después, un Comité Técnico, con personal bancario al uso, analiza su viabilidad. En Navarra se han concedido mediante este sistema diez préstamos.
¿Es fiable?
La pregunta clave, entonces, es si resulta fiable la banca ética. Javier Alemán, integrante del movimiento ATTAC Navarra-Nafarroa y que prepara una tesis precisamente sobre este tema, cree sin embargo que habría que dar la vuelta a la pregunta y preguntarse si “¿la banca tradicional es fiable? A menudo confiamos en los bancos sin que nos den pruebas de su buen hacer”. De ahí que Alemán explique que la banca ética sea una reacción a ese “hartazgo”, a una apuesta por la economía real, el trabajo en red y la financiación de otro tipo de proyectos. Eso sí, también pesa el desconocimiento sobre ella y, en cierta medida, su inoperancia, hasta prácticamente ahora, cuando Fiare ya tiene número de registro en el Banco de España. Fuentes de la Federación de Servicios de CCOO (que incluye a personal del sistema financiero) explican que este “movimiento” por un cumplimiento ético de las finanzas está incluso generando una reacción entre entidades tradicionales, que ahora ofertan fondos éticos, aunque también han sido cuestionados. La duda, según apuntan las mismas fuentes, es si eso confirma que los otros fondos no lo eran.
En Navarra, en el impulso de Fiare se han involucrado entidades como la Red de Lucha contra la Pobreza, la Red de Economía Solidaria o la Coordinadora de ONGD. Y, ahora, afrontan un momento delicado, cuando de verdad pueden expandirse (en un mes, se espera que los socios y socias puedan disponer de sus tarjetas, cuyo mantenimiento tendrá unas comisiones como cualquier otra entidad y funcionará de la misma forma, sacando dinero de cajeros de la red de otra entidad), aunque desde Fiare ya han subrayado que no prestarán más dinero del que disponen. Es decir, lograr la autofinanciación. Y ese modelo, aseguran, está logrando apoyos sobre todo a través del “boca oreja” y de charlas en las que se insisten en que otra banca, con otra “filosofía”, es posible. Pero eso exige, cuando menos, muchas explicaciones y más “transparencia”.