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“Falta concienciación entre la juventud sobre la violencia, sobre todo la que no es física y no se ve”

Un acto contra la violencia machista / Foto: Efe.

Garikoitz Montañés

¿La educación navarra ha dado pasos hacia la coeducación? El anteproyecto de ley de violencia sobre las mujeres en el que trabaja el Gobierno Foral precisamente incluye acciones en este sentido, y el Ejecutivo sigue reformulando el plan de igualdad en las aulas que fue duramente criticado por los grupos parlamentarios. Con todo, la directora gerente del Instituto Navarro para la Familia e Igualdad (INAFI), Teresa Nagore, defiende que ya en las aulas de la Comunidad Foral “se están dando pasos” hacia la educación en igualdad, como la participación de determinados centros en proyectos piloto, y augura que la apuesta será “cada vez mayor”.

No obstante, Nagore también afirma que entre la juventud “falta concienciación sobre la violencia, sobre todo la que no es física y no se ve”, precisamente una “preocupación”, en palabras de la propia Nagore, que ya había resaltado la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer, Ana Llorca, al seguir detectando casos de violencia de género entre las nuevas generaciones. Por ello, la semana que viene presentarán desde el IDAFI materiales que han elaborado con personal de Juventud de entidades locales para “hacer ver a los adolescentes” los problemas que suponen determinadas “actitudes”. Estos materiales se facilitarán a entidades locales y a centros educativos.

Una pregunta clave a este respecto es si se puede hablar de coigualdad mientras se mantiene la educación segregada por sexos. Sobre este tema, la escritora y feminista alicantina Mª Elena Simón Rodríguez ya afirmó esta semana, en una entrevista de eldiarionorte Navarra, que mantener este tipo de educación es, precisamente, la mejor manera de apostar por la desigualdad. Preguntada por estas afirmaciones, Nagore asegura que no se puede confundir, en su opinión, coigualdad con educación segregada: “La educación segregada te puede parecer mejor o peor, pero es como la laica o la religiosa, así que ahí no voy a entrar”.

En todo caso, la responsable del INAFI insiste en que “lo fundamental es que la igualdad sea un objetivo”. Precisamente con este fin se presentó ante el Parlamento foral un plan contra la violencia de género en las aulas que, sin embargo, fue criticado por los grupos de la oposición. Censuraron su falta de participación y de concreción en cuanto a fechas y partidas económicas. Ese plan ahora se está reformulando.

Las dudas por la falta de concreción

Esas dudas sobre la falta de concreción fueron similares a las que plantearon diversos colectivos de mujeres con respecto a la ley en la que trabaja el Ejecutivo sobre violencia contra la mujer, y con ese nombre (que deja fuera a varones y, por ejemplo, a parejas gays) porque, según Nagore, “eso no significa que la violencia que se ejerce contra los hombres no esté protegida, pero no por esta ley, sino por la normativa penal y civil”.

En cuanto al texto de esta ley, que podría presentarse en marzo, entidades como la asociación pro derechos de la mujer maltratada (Aprodemm), el colectivo de mujeres Andrea o la plataforma de mujeres contra la violencia sexista han valorado que esta norma acierta en la teoría, al concretar los tipos de violencia, y mencionar expresamente la psicológica o la económica, o al referirse a violencia ejercida por cualquier persona y no solo por parejas o exparejas, pero falta concretarla. Conocer plazos, medios y, sobre todo, presupuesto. Porque el Gobierno Foral habló en su presentación que destinaría 1,1 millones al INAFI pero no lo detalló más.

Preguntada al respecto, Nagore asegura que la ley “debe ser un marco general, y luego tendrá un desarrollo mucho más específico”. Esa concreción de los detalles se conocerá con el desarrollo de un plan estratégico que, una vez aprobada la norma, tendría un plazo de un año. Y, asegura, “habrá garantías que permitan su verdadera aplicación”. En este sentido, entidades como Andrea recordaron que la antigua norma de 2002 iba a desarrollar su reglamento en seis meses y, al final, tardó más de cuatro años. Nagore, por su parte, insiste en que “sin financiación no podríamos hacer nada. Hay medidas que ya se están aplicando, y otras que se pueden hacer mejor, de forma más intensiva y sistemática”. Y confía en su continuidad, independientemente de quién gobierne el Ejecutivo Foral.

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