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Y Celestino congeló sus pulmones para demostrar que murió por el amianto

Eduardo Azumendi

Los pulmones de Celestino Tolosa, un trabajador guipuzcoano trasplantado en 2006 por una enfermedad obstructiva crónica, que fueron congelados a petición suya antes de fallecer en 2008 por un episodio de rechazo, han permitido ahora acreditar el origen laboral de su enfermedad. Sus pulmones estaban impregnados de amianto después de haber trabajado durante décadas con esta sustancia cancerígena en la industria guipuzcoana. Esa fue la causa de su enfermedad. Y así lo reconoce una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), que incrementa la pensión de que percibía su viuda. Antes de ser trasplantado, Celestino pidió a los médicos que congelaran sus pulmones en el laboratorio para dedicarlos a la investigación. Ese acto de clarividencia es lo que ha permitido 12 años después confirmar que fue el amianto lo que los destruyó.

La resolución del TSJPV revoca una resolución previa del Juzgado de lo Social número 2 de San Sebastián, que fue recurrida por la esposa y la hija de Celestino quien entre los años 1973 y 1999 trabajó como calderero en las plantas de Irun y Beasain de la empresa guipuzcoana Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF). En esta empresa, el amianto “era utilizado para el montaje o la fabricación de vagones, de modo que el trabajador estuvo expuesto a este material”, expone la sentencia.

En el año 1999, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) reconoció al afectado una incapacidad permanente absoluta derivada de “contingencia común” por lo que dejó de trabajar. Después de muchas penalidades, en 2006 recibió un trasplante “bipulmonar” por un enfisema derivado de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en el Hospital de Valdecilla de Santander. Dos años más tarde, en 2008, falleció a consecuencia de un “rechazo” crónico a los órganos recibidos, tras lo que el INSS reconoció a su esposa una pensión de viudedad “derivada de enfermedad común”.

Kontxi, la viuda de Celestino, y su hija Otsanda, no dejaron de pelear en los tribunales convencidas de que el amianto había provocado la infección de los pulmones, es decir, que enfermó por culpa del trabajo que realizaba. Así, Kontxi solicitó un nuevo análisis de los pulmones extirpados a su marido, preservados en el hospital de Valdecilla, en Santander, tras conocer que habían sido congelados por orden de su marido.

El hospital emitió un nuevo informe en el que confirmó la existencia “de un patrón de fibrosis” con presencia de “cuerpos de asbesto” (polvo de amianto), lo que le llevó a cambiar el diagnóstico inicial emitido en 2006 y sustituirlo por el de “asbestosis”. Con este nuevo dato, la viuda inició un procedimiento para que el fallecimiento de su marido fuera considerado como una “contingencia profesional” sin que el INSS primero ni el Juzgado de lo Social número 2 de San Sebastián después atendieran su reclamación.

El Tribunal Superior considera por lo tanto que, a la vista de estas pruebas, “no cabe mantener” ahora el primer diagnóstico, aunque en su día se considerara que era “el adecuado”.

Laberinto judicial

Los afectados por el amianto aseguran que padecen una doble condena. Por una parte, la derivada de su enfermedad propiamente dicha y, por otro lado, la pelea que deben afrontar en los tribunales para que se reconozca que el cáncer que han contraído tiene un origen profesional debido a la exposición al amianto. Kontxi y Otsanda han tenido que recorrer el laberinto judicial hasta lograr la sentencia favorable. Y lo han hecho de la mano de la asociación de víctimas de amianto de Euskadi-Asviamie.

Su portavoz, Jesús Uzkudun, cree que la sentencia del TSJPV puede sacar a la luz más casos de diagnóstcio de Epoc, que en realidad pueden deberse a la inhalación del amianto. “Antes se le echaba la culpa de todo al tabaco pero en los puestos de trabajo se inhalaba mucho polvo”, asegura.

“A muchos pacientes se les diagnostica cáncer de pulmón debido al tabaco, pero en algunas ocasiones esa diagnóstico encubre la exposición al amianto que han sufrido esas personas durante su etapa laboral y que es la causante del cáncer”. Nuria Busto, abogada de Asviamie, advierte así sobre los perjuicios causados por este material y que se dejarán sentir durante los próximos años. Por sus propiedades físicas y químicas, y su bajo coste de producción, el amiento fue utilizado de manera abundante en el sector industrial y en la construcción desde mediados del siglo pasado hasta 2001, fecha en que se prohibió su uso en España.

Según un estudio elaborado por el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laboral-Osalan, en los próximos años se producirán en Euskadi unos 1.000 casos al año de enfermedades asociadas a la exposición al amianto, incluidas aquellas cuyo origen no es laboral

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