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La Ertzaintza concluye que Iruña-Veleia es “una de las mayores falsificaciones arqueológicas del mundo romano”

Eliseo Gil, siguiendo en pantalla el informe presentado por la Ertzaintza en el juicio de Iruña-Veleia

Iker Rioja Andueza

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El responsable comisionado por la Ertzaintza para la investigación de los hallazgos “excepcionales” en el yacimiento romano de Iruña-Veleia, a 10 kilómetros de Vitoria, ha sido muy rotundo en su declaración en el juicio que se está celebrando en los juzgados vitorianos. “Tenemos la convicción policial de que lo ocurrido constituye una de las mayores falsificaciones y/o manipulaciones realizadas sobre materiales arqueológicos del mundo romano”, ha solemnizado el agente, con número profesional 15323 y de la unidad especializada en delitos medioambientales y patrimoniales. A falta de uno, ha enumerado una larga lista de hasta 22 indicios de criminalidad y ha señalado con claridad al responsable de las excavaciones y principal acusado, Eliseo Gil, como autor de los hechos. La prueba fundamental es que en al menos 75 piezas hay una coincidencia en la grafía de las supuestas inscripciones excepcionales con unos grafitos incorporados a la reproducción de una letrina que Gil ya ha admitido haber realizado. Dos empresas especializadas, Grafotec y Lettera, así lo hacen constar en sendos informes. El abogado del arqueólogo, Javier Martínez de San Vicente, ha cuestionado la titulación académica del policía para extraer tan categóricas conclusiones.

Si Gil y su entorno –que asiste cada día al juicio y acusa a la prensa de “manipulación”- repiten que no hay informes “científicos” que prueben la falsedad de las hasta 476 piezas de Iruña-Veleia, el agente que lideró la investigación de la Ertzaintza ha elaborado una larga lista de documentos y otras pruebas que sí concluyen la falta de autenticidad de los aparentes tesoros, aparecidos en 2005 y 2006. Según se anunció entonces, estos grafitos “excepcionales” iban a cambiar el origen del euskara o del cristianismo e incluían también jeroglíficos egipcios y hasta una primera ‘Última cena’ siglos antes que la de Leonardo Da Vinci. Algunos soñaban con tener en Vitoria una nueva Pompeya.

Éstos son todos los indicios de criminalidad recogidos en el informe de la Ertzaintza:

  1. La empresa de Gil que gestionaba Iruña-Veleia, Lurmen, se apoyó en “supuestos análisis científicos no realizados” para avalar la autenticidad de las piezas. El autor era el coacusado, Rubén Cerdán.
  2. Una empresa alemana confirmó que parte de los informes técnicos de Cerdán eran una “burda copia” de sus propios materiales.
  3. Lurmen utilizó informes sobre piezas auténticas no excepcionales para avalar la veracidad de los hallazgos extraordinarios.
  4. Cerdán y Gil giraron facturas a la Diputación de Álava –titular del yacimiento de Iruña-Veleia- por valor de casi 13.000 euros para sufragar los informes.
  5. Un informe químico del profesor Madariaga determinó que las piezas habían sido “sometidas a un proceso de envejecimiento acelerado” para que aparentasen ser originales.
  6. Expertos de la Universidad del País Vasco indicaron que no era posible verificar la trazabilidad de las piezas, es decir, no hay pruebas de que se extrajeran con las inscripciones durante las excavaciones. Los hallazgos solían aparecer durante el lavado, gestionado por la hermana de Gil.
  7. El profesor Julio Núñez habla de piezas manipuladas “en tempos muy recientes”.
  8. Dos profesores expertos en latín hallaron anomalías en los grafitos, como palabras en italiano o castellanizadas. “No pueden ser antiguos”, agregaron.
  9. Julián Gorrotxategi, sobre las primeras supuestas palabras en euskara, manifestó su “convencimiento” de una falsificación “total”.
  10. Al hilo del euskara, añadió el profesor Lakarra que “existió voluntad de falsedad”.
  11. Un email del difunto Henrike Knörr abundó: “En modo alguno puede suponerse que son del siglo III”. Se refería igualmente a los hallazgos de expresiones en lengua vasca.
  12. En cuanto a los jeroglíficos, el profesor Galán dictaminó que eran otra “manipulación reciente”.
  13. El profesor Velázquez: “Han sido esgrafiados en la época contemporánea”.
  14. En Iruña-Veleia había también referencias hebreas. Es “muy improbable” que fueran realizadas en la Antigüedad, manifestó el profesor Trebollé.
  15. La comisión asesora constituida por la Diputación tras las sospechas iniciales concluyó con claridad que se había producido una manipulación histórica de grandes dimesiones.
  16. La empresa Grafotec vio “sorprendente” el “paralelismo” entre las inscripciones de la letrina reconstruida con la de las piezas supuestamente excepcionales.
  17. Otra empresa similar, Lettera, fue más específica. Esas coincidencias grafológicas se daban con claridad en 75 piezas, a las que sumar 4 más con “alta probabilidad”. En 60 casos no se extrajo ninguna conclusión. Se cita incluso un caso en que la inscripción rompió una pieza romana original y que luego fue pegada.
  18. Lurmen realizó piezas ‘ad hoc’ y ya se ha constatado su falsedad. El tercer acusado, Óscar Escribano, ha reconocido ya que como “broma” grabó unos grafitos y los hizo pasar por auténticos.
  19. Se han hallado restos de “útiles” empleados para la realización de los grafitos: acero, acero inoxidable, níquel, alpaca, cuprita y otros metales. El informe lo ha hecho Patrimonio del Estado.
  20. Patrimonio añade que el relleno de los surcos es “intencionado” y no fruto de un proceso natural de siglos.
  21. Arqueólogos presentes en las excavaciones nunca vieron las piezas al extraerlas. Sólo aparecieron en el lavado posterior.
  22. A partir de que surgiera la polémica, se instaló una cámara en Iruña-Veleia para garantizar la trazabilidad de los hallazgos. Desde entonces no ha aparecido “ningún grafito excepcional”. Antes de 2005 y en proyectos anteriores al de Lurmen tampoco aparecieron piezas extraordinarias más allá de originales romanos.

“El equipo instructor [de la Ertzaintza] infiere a que los grafitos son falsos”, ha repetido en varias ocasiones el agente en una larga comparecencia, en la que ha recordado que lo grave es que se dañaron originales romanos. Y ha señalado con claridad a Gil como autor de los hechos. Preguntado por un posible móvil, ha indicado que Lurmen buscaba “prestigio” y “reconocimiento” en un contexto en que el patrocinador de Iruña-Veleia, la empresa pública Euskotren, que aportó 3,7 millones de euros, le demandaba resultados concretos.

Desde prácticamente la primera frase del policía, el abogado de Gil ha tratado de desacreditar las conclusiones de su investigación. Ha reiterado que el agente no tiene capacitación técnica para concluir qué hallazgos son o no excepcionales y, desde luego, para determinar si son o no auténticas. El miembro de la Ertzaintza ha replicado que su trabajo es policial y que bebe de los informes técnicos realizados sobre Iruña-Veleia y de las declaraciones de los testigos, algunos de los cuales también han comparecido en el juicio y han llegado a las mismas conclusiones sobre la falsificación de las piezas.

Además, ante las quejas sobre lo supuestamente excesivo de la actuación policial, 15323 ha recordado que la intervención fue requerida en 2013, “ocho años después” de que se produjeran los primeros hallazgos. Por ello, no pudieron hacerse diligencias “clásicas” como el control de las llamadas entre los implicados, “seguimientos” de sus movimientos o “registros domiciliarios” o de otras dependencias, como sería el caso de las oficinas de Lurmen en el propio yacimiento de Iruña-Veleia.

La comparecencia ha marcado un hito en los juzgados de Vitoria al no seguir el tradicional formato de interrogatorio. El policía, apoyado de un ‘powerpoint’ que se ha proyectado en las cinco pantallas de la sala de vistas, ha realizado una exposición muy gráfica y detallada del informe de la Ertzaintza y ha sido después cuando las partes han podido solicitar aclaraciones. “Estamos en el siglo XXI”, se ha felicitado la magistrada, Isabel María Díez Pardo.

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