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Urkullu mira a Navarra y piensa en Elkarrekin Podemos para aprobar los últimos presupuestos de la legislatura

Lander Martínez (Elkarrekin Podemos) en el pleno de política general

Iker Rioja Andueza

Los estrategas políticos del Gobierno de Iñigo Urkullu han decidido que sea Elkarrekin Podemos el socio potencial del último tramo de la legislatura vasca y, singularmente, en la inminente negociación presupuestaria. “Recogeremos en el proyecto de presupuestos sus propuestas. Tenemos la oportunidad del trabajo compartido. Podemos encontrarnos en temas de memoria, de autogobierno, de políticas sociales. Con realismo y voluntad podemos hacer mucho”, ha tendido la mano Urkullu en la sesión vespertina del pleno de política general de este viernes en el Parlamento Vasco, que abre el nuevo curso político con la incógnita de su duración y de si el lehendakari adelantará o no las elecciones autonómicas.

La coalición de PNV y PSE-EE tiene 37 de 75 escaños y precisa de un tercer socio para los temas estratégicos. En los primeros dos años de legislatura el aliado fue el PP de Alfonso Alonso, quien se apeó cuando los nacionalistas secundaron la moción de censura contra Mariano Rajoy. El pasado año el Ejecutivo hizo un intento de cerrar los presupuestos con EH Bildu después de pactar las bases para una reforma soberanista del Estatuto. La negociación saltó por los aires y acabó con acusaciones cruzadas. Ahora Urkullu busca refugio en su última opción y Elkarrekin Podemos se deja querer.

“Señor lehendakari, ¿sabe lo que más me ha sorprendido de su discurso? Que ha fijado como prioridades políticas los temas que Elkarrekin Podemos ha repetido desde 2016, igualdad, cambio climático, cohesión social y migraciones”, ha recogido el guante Lander Martínez, líder de Podemos y de la coalición. Voces en la bancada de ese grupo expresaban en privado su sorpresa porque Urkullu había tomado “literalmente” párrafos de documentos enviados por la formación de izquierdas.

Fuentes del Gobierno confirman que, en efecto, la apuesta es un acercamiento a Elkarrekin Podemos. Hay dos argumentos poderosos. El primero es que la coalición ya facilitó la gestión de la prórroga tras la ruptura con el PP y el fiasco con EH Bildu al facilitar la aprobación de leyes complementarias para garantizar la subida salarial de los funcionarios o la actualización de las rentas de garantía de ingresos. El segundo es un factor externo. PNV (con la marca Geroa Bai), socialistas y Podemos comparten desde agosto Gobierno en la vecina Navarra (con IU como socio externos) y se han puesto de acuerdo en muchas materias que podrían extenderse a Euskadi. “Si allí es posible, ¿por qué aquí no? En Navarra gobernamos junto. ¿Allí es posible y aquí no?”, se ha preguntado en voz alta durante una de sus intervenciones el portavoz del PNV, Joseba Egibar.

El resto de partidos también han captado el mensaje. El más gráfico en verlo ha sido el 'popular' Alonso. “Ahora le toca al señor Martínez. Señor Martínez, mucha suerte. A mí me tocó al principio, luego fue EH Bildu y ahora le toca a usted. Mucha suerte y adelante por Euskadi”, ha ironizado un Alonso socarrón que cuestiona que sea serio un Ejecutivo que empiece mirando a la derecha y acabe poniendo sus miras en la izquierda.

Los roces con el PSE-EE

La jornada ha arrancado con un largo discurso de Urkullu. En él, la situación política de España y la repetición electoral han sobrevolado en todo momento. También en las réplicas de la oposición de la tarde. El lehendakari ha pretendido establecer en Euskadi “un cortafuegos ante la inestabilidad permanente” del entorno. “No someteré a Euskadi a la tensión política que estamos conociendo en España”, ha solemnizado Urkullu. El dirigente del PNV no ha dado pistas del final de la legislatura vasca ante la posibilidad de que también se produzca un adelanto electoral y simplemente ha señalado que trabajará con “constancia” hasta que llegue el momento.

Urkullu ha dedicado parte de su alocución -bilingüe estructurada en tres partes: balance, propuestas y retos a 2030- a valorar la situación del autogobierno vasco. El asunto tiene una doble vertiente. En puertas del 40 aniversario del Estatuto de 1979, el lehendakari ha apelado a que se ejecuten las transferencias pendientes. Ha recordado que en 2019 firmó con el Gobierno de Pedro Sánchez un calendario para acometer todos los traspasos -salvo el del régimen económico de la Seguridad Social- y que ello ha quedado parado por la falta de Ejecutivo salvo por algunas cuestiones menores, la AP-1, la AP-68 y líneas menores de ferrocarril. Como ya se conocía, ha puesto en valor los avances que ha acarreado el Estatuto de Gernika.

La segunda cara es ya un clásico en los discursos de Urkullu desde que accedió al cargo en 2012, un nuevo marco de relación con España. Los conceptos han ido variando con el paso del tiempo -“nación foral”, modelo “confederal” y ahora ha rescatado la idea de un “Concierto Político” similar al Concierto Económico- y también los compromisos, que en un primer momento aludían a una consulta soberanista en 2015 y después a que el derecho a decidir estaría ejercido para 2020.

¿Cuál es la situación actual? PNV y EH Bildu acordaron en 2018 una propuesta de reforma del Estatuto con marcado acento soberanista pero, justamente hace un año, el lehendakari dijo que era necesario ensancharla para incorporar a los no nacionalistas al acuerdo de convivencia. Ahora el asunto está en manos de un grupo de expertos que debería alumbrar -tras algunos meses de retraso- una propuesta antes del 30 de noviembre. Este grupo se reunió el lunes en el Parlamento. Haya o no adelanto electoral, será imposible tramitar una reforma del Estatuto antes del final de la legislatura. Con todo, Urkullu cree posible tener “un nuevo modelo de Estado que reconozca su realidad plurinacional” y un marco nuevo de “concertación nacional en Euskadi” que incluya un “pacto” con el Estado que “garantice” los poderes propios frente a injerencias competenciales. “Pacto y bilateralidad con garantías”, ha remarcado.

Este mensaje ha generado un roce con el PSE-EE, socio de Gobierno. Uno más. Han pasado tres días desde que se conoció que en noviembre habría elecciones generales por segunda vez y son ya tres los roces entre con el PNV. Tras el encontronazo en Twitter por el papel de los diputados nacionalistas en la fallida investidura de Pedro Sánchez, tras la polémica abierta en Bizkaia en torno a la propuesta de rebajar impuestos a las rentas más altas y clubes de fútbol, el pleno de política general del Parlamento Vasco ha acogido un tercer asalto. La secretaria general del PSE-EE, Idoia Mendia, ha dicho desde la tribuna mirando directamente al lehendakari que no le gusta nada la propuesta de “Concierto Político” y modelo de Estado “confederal” que ha esbozado el Iñigo Urkullu en su discurso.

“Fracasaron Estella 1 y Estella 2. Acertaron Gernika 1 y Gernika 2, los pactos integradores de los años 30 y 70. Cualquier cosa que quiera reemplazar la experiencia de mayor éxito de nuestra historia, la que estamos viviendo, deberá sostenerse sobre la pluralidad y la legalidad. Cualquier intento de romper lo que tanto ha costado coser, cualquier idea de categoría ciudadana en función del sentimiento, estará abocado a un nuevo fracaso y una nueva frustración. Los socialistas no participaremos de ninguna forma en ningún experimento que vaya en esa dirección”, ha argumentado Mendia.

Y ha seguido dejando claro que las palabras de Urkullu no habían sido consensuadas en el Gobierno: “Si hacemos este viaje [de reformar el Estatuto], que sea para lograr algo mejor, más integrador y más progresista. Pero los socialistas no vamos a subirnos a ningún tren que vaya a descarrilar y que se lleve por el barranco todo lo que hemos logrado. Usted ha vuelto a traer aquí su propuesta. La suya y la de su partido. Sabe que no es la nuestra”. “Olvídense, por favor, [un matiz de cortesía incorporado a última hora] del modelo confederal y unamos fuerzas para mejorar el sistema actual. Logremos objetivos compartidos por caminos viables y efectivos”, ha abundado Mendia, que ha puesto en valor el cuadragésimo aniversario del Estatuto de Gernika, que se cumple el 25 de octubre.

Más que Urkullu, que ha sido mesurado en su respuesta al socio, el contrapunto lo ha puesto Egibar. Tuteando a Mendia y visiblemente enojado, ha esgrimido que los nacionalistas tienen 28 escaños y el PSE-EE solo 9 y que no puede arrogarse un derecho de veto o “prevalerse” de su fortaleza “en Madrid” para vetar cualquier reforma, como le sucedió al denominado 'plan Ibarretxe'

Desde la bancada de EH Bildu, Maddalen Iriarte también ha asegurado que es deseable un acuerdo más amplio pero que no puede obviarse la legitimidad del pacto mayoritario entre fuerzas abertzales y con el derecho a decidir como eje. “Usted decidió pactar con el PSE-EE sabiendo que impediría ese camino”, ha criticado la representante de EH Bildu, cuyo líder, Arnaldo Otegi, no ha perdido detalle de la sesión sentado al lado de los 'jeltzales' Andoni Ortuzar e Itxaso Atutxa. En cuanto al PP, Alonso ha asegurado que la clave del éxito de Urkullu es que es visto en Madrid como una persona moderada y alejada de la vía catalana y le ha pedido que no se aparte de esa línea.

Rechazo “ético” y no “táctico” de ETA

Otro punto álgido del debate ha sido la petición expresa de Urkullu a EH Bildu de que condene la violencia de ETA y que lo haga “desde una posición ética y no desde una posición táctica”. “No se vayan por las ramas. Matar estuvo mal y punto”, ha pedido Urkullu. Iriarte ha replicado que la convivencia se tiene que fundamentar en la existencia de varios “relatos” sobre el pasado. Ha dicho que su coalición reconoce a “todas las víctimas” y ha pedido medidas para mejorar la situación de los presos de ETA.

La corrupción se ha colado tímidamente en el debate. En el discurso del lehendakari no ha tenido hueco la inminente sentencia del 'caso De Miguel', el mayor de corrupción en Euskadi con tres exdirigentes del PNV de Álava acusados de cobrar comisiones ilegales. Tampoco el caso de Víctor Bravo, exsenador 'jeltzale' juzgado esta semana por fraude fiscal. O el 'caso Balenciaga', que acabó este año con condenas para el exalcalde de Getaria por el saqueo del museo del genio de la moda.

Urkullu, en cambio, sí ha introducido una referencia a un asunto que ha copado parte de sus preocupaciones en el último año, la investigación por la manipulación de las oposiciones médicas del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). El caso se ha llevado por delante al consejero de Salud, Jon Darpón, cuyo escaño en la bancada gubernamental ahora ocupa Nekane Murga. También han ido saliendo de Osakidetza su directora general, María Jesús Múgica, y otros cargos como Juan Carlos Soto o Xabier Balerdi. Y todo pese a que siempre la versión oficial ha sido que no hay “elementos objetivos” para probar que hubiera filtraciones de exámenes para beneficiar a opositores muy concretos.

En todo caso, la frase más llamativa sobre el tema la ha dejado Alonso: “¿Qué ocurre en el País Vasco? ¿La persona tendrá libertad para actuar? Hombre, si no es del PNV, como dice usted, está autoexcluido. ¿Que tú quieres invertir en el País Vasco? Puedes venir a invertir en el País Vasco, ya desde el PNV te indicarán con qué persona tienes que ir para que la inversión sea más fácil”.

El lehendakari ha defendido que el Ejecutivo ha actuado “con transparencia” en estos meses y “en colaboración con la Justicia” hasta el punto de enviarle información antes incluso de que le fuera solicitada. Sin embargo, cuando la Fiscalía inició la preinvestigación de lo ocurrido no recibió de Osakidetza todo el material que recopiló en sus pesquisas internas, incluidas numerosas grabaciones con testimonios muy rotundos que apuntaban a un tongo y que fueron publicados por este periódico.

EH Bildu ha replicado que Darpón ya no estará pero que el problema de fondo no está resuelto. Además, ha incidido que “no es sólo Osakidetza” y ha enumerado otros casos. “Entre todos tenemos que caminar hacia la regeneración democrática”, le ha pedido al lehendakari. Éste ha dicho que el factor diferencial de Euskadi es que aquí no se da “cobertura” a los casos. “En Euskadi no se ha dado ningún tipo de cobertura a los casos que se han producido. Hay que mantener el listón de la exigencia ética en lo más alto”, le ha respondido el presidente vasco.

En el debate, que ha acabado pasadas las seis de la tarde, han brotado también otros temas sectoriales. Pero la falta de tiempo también puede dejar en agua de borrajas otros de los proyectos que ha prometido el lehendakari, como la nueva Ley de Igualdad o la reforma de la Ley de Educación. Ocurrirá lo mismo con la Ley de Memoria Histórico. Con todo, Urkullu ha destacado que se han adoptado 6.000 actuaciones “que dan cumplimiento” al programa presentado por PNV y PSE-EE en 2016. “Los 175 compromisos de nuestro programa están en marcha”, ha añadido también, si bien ha admitido que en la legislatura la Cámara sólo ha aprobado 9 leyes propuesta por el Gobierno, cuando el calendario de propuestas de inicio de legislatura era mucho más amplio.

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