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La redacción final de las bases del nuevo Estatuto vasco ahonda en la brecha entre los socios PNV y PSE-EE

Los representantes de PNV y PSE-EE en la ponencia de autogobierno, separados por dos sillas.

Iker Rioja Andueza

PNV y PSE-EE eligieron la fórmula de las discrepancias pactadas en materia de autogobierno cuando rubricaron su coalición para Euskadi en 2016, que cerraba los acuerdos institucionales de 2015 en diputaciones y principales ayuntamientos. Compartían un programa de Gobierno y el reparto de áreas en la Administración, pero claramente no su visión en torno a la superación del Estatuto de autonomía de 1979, el único no reformado en España. Formalmente, nacionalistas y socialistas continúan emplazándose al diálogo y a la posibilidad de alcanzar acuerdos también en este terreno, pero la redacción final de las bases para la reforma estatutaria, completadas este viernes en la ponencia habilitada al efecto en el Parlamento, han ahondado en la brecha entre los socios.

La propuesta, que el 7 de septiembre será entregada a un comité de cinco expertos -finalmente cada partido con representación parlamentaria propondrá uno y no dos- para que en el plazo de ocho meses elaboren el articulado del futuro Estatuto, se compone básicamente de apartados acordados entre PNV y EH Bildu, excepto el relativo a derechos sociales cerrado en la última sesión de la ponencia de este viernes, impulsado por Elkarrekin Podemos y al que se han sumado ambas formaciones abertzales. La coalición de la izquierda abertzale se ha felicitado porque han cerrado un texto “bueno” que supondría pasar “de la autonomía a la soberanía” y que recoge el reconocimiento nacional vasco, el derecho a decidir y poderes prácticamente plenos para el nuevo “sujeto político” al que no se da nombre. “Se pone fin a una situación de dependencia”, ha defendido Maddalen Iriarte (EH Bildu).

En este contexto, en ninguno de los puntos PNV y PSE-EE han estado próximos al entendimiento, la misma posición que ha mantenido el PP. Elkarrekin Podemos también se alejó al constatar la “deriva” soberanista de algunos puntos -se dibuja “un país en el que no cabemos todos”-, pero finalmente se ha avenido a dejar su impronta en la carta de derechos de “contenido social y feminista” -la vivienda, la renta básica, la alimentación y el agua, la energía, etc.- “de lo más avanzado en el Estado y en Europa” según su portavoz, Lander Martínez.

El portavoz parlamentario socialista, José Antonio Pastor, ha “agradecido” irónicamente al PNV que haya sido “claro” en su alianza con EH Bildu. El PSE-EE, ha dicho, no ha puesto “ningún obstáculo” al desarrollo de la ponencia pero ahora no callará para denunciar la “discrepancia radical” con las bases aprobadas. Su partido ha presentado un voto particular que supone una enmienda a la totalidad de esa propuesta, que, según Pastor, no tiene encaje en el marco jurídico vigente. La letra pequeña de ese documento asegura que la reforma estatutaria choca con los artículos 1.2 y 2 de la Constitución de 1978, que blindan la soberanía nacional y la unidad de España.

Según Pastor, Elkarrekin Podemos ha contribuido a “maquillar” al final una propuesta netamente soberanista y ha asegurado que es irreal pensar que se blindarán nuevos derechos sociales porque “no existe blindaje si no hay seguridad jurídica y este documento no la tiene”. Respondía así Pastor a los dardos del portavoz del PNV, Joseba Egibar, que ha afeado a los socialistas que 24 horas antes de la última reunión de la ponencia de autogobierno estuvieran en Bilbao dando una rueda de prensa para presentar el voto particular mientras en los pasillos de la Cámara se ultimaba una negociación entre PNV, EH Bildu y Elkarrekin Podemos sobre los derechos y las políticas sociales.

Todos los portavoces parlamentarios han comparecido en rueda de prensa en el Parlamento tras la sesión de la ponencia. En el caso de Egibar, su intervención se ha centrado prácticamente en exclusiva a cuestionar la posición del PSE-EE y su voto particular “sin ningún tipo de intento” de negociar. “Ni un folio con acuerdos”, ha criticado del documento de los socialistas, el cual ha calificado de “soliloquio”. Ha ironizado también que es curioso que los socialistas critiquen la falta de “pluralidad” del acuerdo entre PNV y EH Bildu cuando éste representa 46 de 75 escaños en la Cámara y el PSE-EE 9. “¿El 12% es pluralidad?”, se ha preguntado en euskara Egibar, que ha agradecido públicamente la aportación de la izquierda abertzale. Iriarte ha recogido el guante y, en referencia a los socialistas, ha señalado que “quienes se quedan al margen de la democracia son los que quieren imponer la voluntad de la minoría sobre la mayoría”.

En Onda Vasca, el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, ha reconocido que le ha parecido “un tanto sorprendente” que el PSE-EE haya “elevado el tono” en torno al autogobierno. La secretaria general socialista, Idoia Mendia, criticó el jueves con especial dureza que en el texto aprobado se diferencia entre residentes y nacionales vascos y recordó la polémica frase de Xabier Arzalluz en que aludía a que los españoles en el País Vasco iban a ser tratados “como alemanes en Mallorca”.

“No hablamos de independencia”

“No hablamos de escenarios de independencia, hablamos de bilateralidad. Es nueva nueva relación con el Estado español”, ha indicado Egibar como resumen de la bases aprobadas en la Cámara. El PNV aspira a completar el recorrido de la reforma esta legislatura (2020), aunque asume que “las elecciones [locales, forales y europeas] de 2019 van a condicionar el calendario”. El texto aprobado plantea también introducir un nuevo trámite en el procedimiento de reforma, que en la actualidad salta del visto bueno del Parlamento Vasco a las Cortes Generales y acaba con un referéndum vinculante. En medio, antes de enviarlo al Congreso, PNV y EH Bildu buscan robustecer la propuesta política con una nueva “consulta habilitante” -pero no vinculante- similar a las reguladas en la II República. Para llevarla a cabo habría que lograr la autorización del Estado o bien la rocambolesca vía de reformar el Estatuto vigente para poderlo reformar conforme al nuevo modelo. 

La “consulta habilitante” es uno de los acuerdos alcanzados entre PNV y EH Bildu este mismo viernes, como también la “participación directa y efectiva del sujeto político en todas las instituciones comunitarias”, la creación de la circunscripción vasca en las elecciones europeas -ahora que se debate subir el mínimo de votos en el conjunto de España, lo que afectaría a los nacionalistas- o la exigencia de que las nuevas competencias recogidas en el Estatuto sean transferidas a la vez y en tres meses (según un informe del Gobierno vasco, siguen pendientes 37 traspasos desde 1979). En estos apartados no se ha sumado Elkarrekin Podemos, que ha limitado su apoyo a estos partidos al capítulo de los derechos y libertades.

Desde el PP, Borja Sémper ha calificado de “rodillo independentista” el resultado de la ponencia y ha considerado que “PNV y EH Bildu han dinamitado la Euskadi plural”. En su momento, Sémper consideró que estas formaciones seguían la “hoja de ruta marcada por ETA” en su comunicado de disolución de mayo: “Es el Estatuto de Cambo, el Estatuto que recoge de forma meridiana la hoja de ruta marcada por ETA en su comunicado de disolución”. Preguntado por los periodistas si esa era su conclusión también ahora, al final del camino, el portavoz 'popular' ha asegurado no haber dicho esa frase. Sí ha planteado que este “imposible jurídico no se podría haber materializado” con un Gobierno del PP pero que ahora, con Pedro Sánchez en La Moncloa, existe una “ventana de oportunidad” para los independentistas, que “pueden tener un chollo”. 

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