La cultura no entiende de idiomas ni de géneros, de fronteras ni de espacios. La cultura es un idioma universal que cada uno habla a su forma y cada cual entiende a su manera. Cultura con c y con k, masculina y femenino. Cultura en el idioma universal. Kulturo!
El motorista fantasma
Cruce de caminos
Dirección: Derek Cianfrance.
Intérpretes: Ryan Gosling, Bradley Cooper, Eva Mendes, Ben Mendelsohn, Dane DeHaan.
Género: drama. EE UU, 2012.
Duración: 140 minutos.
Con el brillante comienzo del film es razonable aventurar que si el desarrollo de la historia continua a ese nivel, el resultado sea una de esas películas que permanecen en el espectador tras su visionado. Lamentablemente eso no ocurre con ‘Cruce de caminos’ aunque tampoco significa que la propuesta carezca de elementos apreciables.
‘Cruce de caminos’, a pesar de compartir personajes y líneas de tramas, es tres películas en una. En la primera de ellas -la más notable- se nos presenta, con una habilidad técnica y conceptual deslumbrante, a Luke (Ryan Gosling), un motorista acróbata que presta sus servicios en un espectáculo ambulante de tercera fila. Poco antes de partir hacia otro destino, Luke se encuentra con Romina (Eva Mendes) una chica con la que hace un tiempo tuvo una relación fugaz. Romina tiene un hijo y Luke descubre impactado que es suyo. Este hallazgo obra en él un cambio vital radical pues se despide del espectáculo ambulante en el que hasta ese momento trabajaba, con el propósito personal de ser un padre para ese niño. Pero las sorpresas para Luke no terminan ahí, porque Romina mantiene una relación con otro hombre, aunque ese pequeño detalle no frena ni reduce su profunda determinación. En un principio Romina rechaza la posibilidad de que Luke ejerza de padre argumentando que ella ya tiene una vida encarrilada y, sobre todo, porque no le ve capacitado en ningún aspecto; aunque deja vislumbrar que le agradaría esa posibilidad que ve irrealizable. Empujado por su firme decisión, Luke se empeña en demostrar con hechos que la percepción de Romina es equivocada. Luke consigue un trabajo como mecánico. Ella le va dejando un espacio cada vez mayor en su vida pero Luke pronto se da cuenta que con su bajo salario no puede materializar su deseo de crear una familia.
El film está dirigido y coescrito por Derek Cianfrance, un director ambicioso que despertó mucha atención hacia su obra gracias a su anterior película ‘Blue Valentine’ (2010) que estuvo protagonizada por Ryan Gosling y Michelle Williams en los papeles principales y que en ‘Cruce de caminos’ le ha permitido que además de contar de nuevo con Gosling lo haga también con actores tan cotizados como Bradley Cooper y Eva Mendes. Cianfrance cuida mucho cada detalle de la puesta en escena de sus cintas y busca que cada elemento que contribuye a erigir sus relatos, tenga una gran calidad tanto en forma como en fondo. En ‘Cruce de caminos’ consigue unas escenas de excelente factura técnica y unas atmósferas narrativas que consiguen mantener al espectador atento ante cualquier giro o punto de interés del relato que pueda producirse. El problema es que casi no se producen sorpresas y cuando lo hacen la espera termina por ahogar su efectividad. El guión contiene apuntes verdaderamente atractivos sobre las sombras del heroísmo, la tentación que representa el poder, los problemas que ocasiona tener principios y el legado inmaterial hacia los descendientes.
En el apartado del reparto, destaca el inmenso Ryan Gosling que vuelve a crear una interpretación con similitudes con la que realizara en ‘Drive’ (2011) basada más en miradas, silencios y acciones que definen a su personaje por sí mismas y no en extensos diálogos. Eva Mendes transmite ternura y sencillez muy estimulantes en sus breves pero cruciales apariciones. A destacar positivamente la vuelta a la primera línea del legendario Ray Liotta con un pequeño papel de policía corrupto resuelto con la fuerza que en él es habitual y el grato descubrimiento de Dane DeHaan que da vida a Jason, el hijo de Luke con quince años. En el lado menos luminoso del elenco se encuentra Emory Cohen que tiene que lidiar con un personaje desagradable afrontado de forma no menos incómoda por el joven actor. Podría parecer que los ingredientes de enorme calidad que en general componen la película, al ser cocinados, han dado como resultado un plato fílmico que tiene una envidiable apariencia, se deja comer pero no llega a extasiar como prometía. No deja mal sabor de boca pero tampoco provoca ganas de felicitar al cocinero.
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