La esperanza de que todo cambie
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Para quienes llevamos en el ecologismo muchos años es imposible que esta pregunta no nos suscite, a las puertas de la COP25 en Madrid, una miríada de sentimientos, muchos de ellos encontrados. Porque en parte hay rabia cuando hacemos recuento de todas las oportunidades perdidas desde hace décadas, como mínimo en 24 ocasiones anteriores. También tenemos miedo de que en estos días no se haga lo suficiente para romper la inercia que marca el business as usual (curioso que el anglicismo para expresar que 'todo sigue igual' haga alusión a las empresas). Pero sobre todo nos invade la ilusión de ver a la sociedad civil respondiendo masiva y contundentemente para exigir cambios sistémicos históricos.
Y entonces el planeta despertó. Así reza la pancarta que abrirá el viernes por la tarde la manifestación mundial que recorrerá las calles de Madrid, única réplica de la que también tendrá lugar en Santiago de Chile, lugar donde se habría celebrado la Cumbre del Clima de no haber existido una fuerte represión sobre la ciudadanía. Esa tarde las dos ciudades tendrán el foco global de las movilizaciones climáticas que este último año han atravesado todos los continentes, que han unido a pueblos diversos, que han alzado las voces de las comunidades indígenas y que ha visibilizado a las colectivos más afectados ante la emergencia climática. Santiago de Chile y Madrid tienen la misión de mostrar el rugido, de tono juvenil, de todo el globo, para que tomen nota quienes a pocos kilómetros de distancia tienen la misión de conseguir reducciones anuales del 10% en emisiones de gases de efecto invernadero teniendo en cuenta que la mayor responsabilidad (y por lo tanto necesidad de esfuerzo) es de aquellos países que históricamente más han contribuido al cambio climático, sin por ello obviar que en sociedades tan desiguales como la nuestra esta contribución también es desigual.
La movilización se extenderá durante toda la COP. Mientras los líderes mundiales se reúnen en IFEMA, Madrid y Santiago de Chile acogen la Cumbre Social por el Clima, un espacio de conexión y difusión de alternativas propuestas por la sociedad civil. La ciudad será el punto de encuentro de decenas de miles de personas venidas de distintos rincones del mundo que en su día a día demuestran que una verdadera transición ecológica es más que posible. Gente que viene a intercambiar ideas y a contagiar ganas de cambio. Movimientos que están siendo criminalizados en todas partes del planeta pero brotan sin freno porque las semillas fueron plantadas hace mucho tiempo. Por eso rechazamos contundentemente los intentos de criminalización que se están dando por parte del alcalde de Madrid o de algunos medios de comunicación afines, tratando de generar confusión o temor en un contexto de reivindicación pacífica. El movimiento ecologista, como el feminista, ha sido un ejemplo constante de pacifismo. Y lo va a seguir siendo. Entendemos que hay sectores interesados en intentar que el miedo frene las movilizaciones para poder seguir con su business (as usual). Pero, como hemos dicho ya, solo tenemos miedo a la inacción ante la emergencia climática. Y ahora mismo nos desborda la esperanza.
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