Yo creo que habría que explicar a algunas personas lo que significa hablar de “ideología de género”, puesto que esa ideología (sistema de ideas organizadas) no existe, lo que existe son los “estudios de género” que tienen que ver con la antropología, la historia y la sociología. Mejor haría Jesús Armas Marcelo en informarse antes de contestar a José Ovejero por su reciente nota criticando la ceguera de algunos hombres. Albert Camus decía que cuando los o las intelectuales no tenían las ideas claras aumentaban la confusión. Mario Vargas Llosa se opone también de manera radical a una visión de paridad muy a tono con su idea de la persona que se hace sola (self made man) o la mano invisible que regula el mercado de Adan Smith que ha generado la economía del chorreo (los pobres reciben cuando los ricos tienen suficiente dinero, si fuese cierto, no habría pobreza). Escuchen bien: en el Perú, el 75% del empleo sigue siendo informal. O sea, la teoría de que la inversión libre, con un estado que no regula y se mantiene al margen, sin políticas sociales, el libre mercado, y las políticas neoliberales, no solo arruinan la vida de miles de personas, en su mayoría mujeres, sino que están destruyendo el planeta. El mejor ahorro de energía es el no uso de energía. En los países industrializados no se entiende (o sí pero no saben cómo cambiar) que el modelo es el problema, y la dominación casi totalitaria de este dogma neoliberal.
Sobre el argumento de que “la calidad es lo que cuenta”, ¿quién o quiénes definen la calidad? ¿La Academia, los premios, las antologías, las revistas especializadas y quiénes son la autoridad? En una época en que la autoridad está ligada al poder económico, me refiero a la dictadura neoliberal que tiene su mayor expresión en Estados unidos donde hay 44 millones de pobres, no lo tienen las mujeres que carecen de este poder, no son las que deciden qué es lo que van a publicar, sino el mercado, el marketing, la autopromoción y la visibilidad o el estatus social. O sea, que eso de que existan mujeres editoras tampoco es un argumento muy válido.
En resumen, decir que la paridad no entrará nunca entre sus criterios, es su derecho, lo reprochable es el aparato de propaganda política (por sexista) que encarna esa bienal. En la más reciente premian a un autor que recién empieza pero que representa al “emprendedor”. Desde el comienzo de la historia de la humanidad los hombres han dominado, y han dominado en el lenguaje, no es paranoia ni delirio. Ellos han diseñado el cuerpo de las mujeres y colonizado su mente. Como decía la escritora norteamericana Anais Nin: nos han inventado. No somos las mujeres las que hemos inventado la historia, aunque hayamos sido parte de ella (Michelet), y no hay cultura donde la mujer sea vista con respeto (Simone de Beauvoir).
Solo Bachofen ha defendido la idea de un matriarcado. Desde que se instaló la agricultura los hombres desalojaron a las mujeres, y, como dijo Engels, perdimos cuando el patriarcado se consolidó. Entonces creer que hay una justicia « natural » en las selecciones, premios y ventas literarias, es de una ingenuidad casi enternecedora, como si un elefante caminase entre porcelana y oyésemos el estruendo de los platos rotos. Es tomar la parte, ínfima, por el todo. La paridad es una forma de concienciar, aunque es obvio que presentarse al premio que lleva el nombre de nuestro autor peruano, es como meterse a la caverna de los ciegos. Podrían inventar otros premios, pero el poder del dinero… ¿dijeron que estaba en la izquierda ? Sic.