La industria en los tiempos del virus
A lo largo de los últimos decenios se ha ido imponiendo un modelo productivo centralizando la producción en países con menores costes laborales, convirtiendo a China, entre otros, en la fábrica del mundo, a esto también ha ayudado la globalización y las políticas de comercio mundial, que en la práctica convierten el planeta en un mercado único en el que la producción se sitúa en los países con menores costes laborales. Esto ha ido transformando la configuración de los países desarrollados, reduciendo el peso industrial y compensando a través de otros sectores como el sector servicios. Pero entonces llegó el virus y afectó inicialmente a la fábrica del mundo, China, parando su producción, esto unido a un aumento exponencial de la demanda de determinados productos, muy por encima de su oferta, ha llevado a la escasez de los productos necesarios para vencer al virus, y aunque algunos tenga la percepción de que es consecuencia de la imprevisión de sus gobiernos, están equivocados, es un problema global como consecuencia del sistema productivo que se ha ido imponiendo.
¿Ante esto solo nos queda la resignación? Claro que no, no tenemos como único camino encomendarnos a Dios, la respuesta esta más cerca y es más terrenal, busquémosla en la imaginación, en la creatividad y en la colaboración. Es cierto que no se puede reimplantar en pocas semana en la mayoría de países procesos productivos que desaparecieron de ellos hace tiempo, pero ante esto miles de Maker han hecho uso de sus impresoras 3D para fabricar piezas que puedan servir para proteger al personal que está en primera línea de batalla, es cierto que fabricar estas piezas con este tipo de herramientas es más lento, permite menores cantidades y no cumple con todas las características deseables, pero la suma de muchos esfuerzos colectivos puede suplir las carencias y plantar cara al virus, esto se ha conseguido no solo con elementos de protección, si no que se está intentando ir más allá, con la fabricación de productos más complejos como los demandados respiradores, tan vitales para que los pacientes más graves puedan ganar la batalla al virus. Estos no tendrán las mismas características que los que salen de los procesos industriales, pero también es cierto que el sector industrial local ha sido incapaz de dar la respuesta adecuada en un primer momento.
El sector industrial aunque con el retardo lógico que se necesita para mover las grandes estructuras, ha empezado a adaptar, en bastante menor tiempo del habitual, sus rígidos procesos industriales para fabricar los productos demandados en cada país, como es el caso de algunas fábricas del sector del plástico, que ha modificado su actividad habitual para fabricar elementos de protección, llevando a cabo adaptaciones que en condiciones normales llevarían meses, que es el tiempo que se tarda en el diseño e industrialización de un proceso de inyección de piezas de plástico, en este casos para acortar tiempos han reducido el necesario para la fabricación del molde, utilizando materiales que se mecanizan más rápido como es el caso del aluminio. El sector de fabricantes del automóvil también se ha puesto manos a la obra, aprovechando, su capacidad de innovación, de diseño, de trabajo en un sector muy competitivo y gracias a la gran cantidad de proveedores de distintos productos de los que disponen, así SEAT ha adaptado parte de la línea de producción del Seat León en Martorell para fabricar respiradores adaptando elementos utilizados para la fabricación de limpiaparabrisas. Estados Unidos también ha echado mano de su sector productivo y ha ordenado por ley a General Motors fabricar respiradores invocando una ley del año 1950, la ley de Producción de Defensa de la guerra que se aprobó al inicio de la guerra de Corea.
Esta crisis nos está enseñado que el modelo productivo que se ha estado implantando en los últimos años, con grandes nodos de producción centralizados, hace que nuestro sistema sea muy frágil ante situaciones como la estamos viviendo con la propagación de un virus. La incidencia local en un país como China puede afectar al resto del planeta dejándolo sin el suministro de determinados productos, algo que se convierte en dramático cuando estos son los necesarios para hacer frente a la pandemia, como mascarillas o respiradores. Ante esto se hace imprescindible replantear nuestro modelo productivo y tender a fabricaciones más distribuidas, algo que es posible poner en práctica con éxito incluso en este modelo de globalización, para ello es imprescindible apostar por la innovación y la tecnología de nuestros sistemas productivos, rebajando de esta forma la incidencia del coste laboral en el precio final del producto, para reindustrializar el país no hace falta rebajar los salarios y los derechos de los trabajadores, como suele proponer la derecha en tiempos de crisis. Innovación, tecnología y acción coordinada de la Unión Europea, son los ingredientes necesarios para hacerlo posible.
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