Libertad de prensa, libertad para todos
En un calendario atiborrado de días internacionales, el de hoy tiene una importancia especial para los medios de comunicación y los periodistas, pero no solo para ellos.
La libertad de prensa no pasa por un buen momento. El año pasado fue el peor del que se tienen registros en cuanto a violencia y abusos sufridos por periodistas. Al menos 80 fueron asesinados y, en más de la mitad de los casos, fueron el objetivo deliberado del ataque. Además, 348 han sido encarcelados y otros 60 fueron secuestrados, según los datos de Reporteros Sin Fronteras. Casi 1.000 periodistas y trabajadores de medios de comunicación han muerto en la última década, de los cuales el 93% eran periodistas locales. Nueve de cada diez casos siguen sin resolver, según la UNESCO.
Son unas cifras muy preocupantes. Y hay más motivos de preocupación, porque a la violencia física se suman ahora la intimidación y las amenazas en las redes sociales, así como la extensión de la desinformación, en muchas ocasiones de manera deliberada y masiva.
Este año, el Gobierno británico ha querido poner un énfasis especial en este asunto. Nuestro ministro de Asuntos Exteriores, Jeremy Hunt, ha nombrado a la abogada especializada en derechos humanos Amal Clooney como su enviada especial para la libertad de prensa. Entre otras tareas, va a presidir un grupo de expertos que estudiará cómo mejorar la libertad de los periodistas, por ejemplo, ofreciendo asesoramiento legal a los gobiernos que quieren reforzar sus propias leyes, apoyando la eliminación de leyes anticuadas o draconianas y promocionando las mejores prácticas o las leyes que puedan servir de modelo.
Además, los días 10 y 11 de julio vamos a organizar junto con el Gobierno de Canadá una conferencia internacional sobre la libertad de prensa que tendrá lugar en Londres para trabajar con otros países, incluyendo España, en cómo reforzar la protección de los periodistas. Reuniremos a ministros, agencias internacionales, ONG, asociaciones y periodistas de todo el mundo en un edificio que fue la sede de la mayor imprenta de Europa y de tres periódicos con tres objetivos principales: poner el foco en casos individuales de periodistas con problemas de un modo más coordinado; trabajar para que los mecanismos que ya existen en organismos como la ONU o la OCDE sean más eficaces a la hora de hacer responsables a los gobiernos y generar cambios; y estudiar medidas que hagan que cometer abusos salga más caro.
Sin libertad de prensa no hay sociedades libres ni democráticas. Los periodistas deben poder hacer su trabajo, que no es ni más ni menos que informar a los ciudadanos y hacer que las autoridades rindan cuentas. La libertad para informar es un derecho básico que los gobiernos tienen la responsabilidad de proteger y fomentar, como refleja la Constitución española. Y los que tenemos un papel público sabemos que parte de nuestro trabajo es atender a los medios, explicar nuestras posturas y responder a sus preguntas.
Ninguno de nosotros desearía vivir en un país en el que se amordazara a la prensa. Aunque todos sabemos que tenemos que seguir mejorando y que afrontamos nuestros propios retos, el Reino Unido está decidido a dar la cara y a promover esta libertad a nivel mundial. Nos acompaña una larga historia, una tradición periodística que nos llena de orgullo y que se remonta a muchos siglos. Hay otros países que no son afortunados, como Rusia, Venezuela o Cuba. La clasificación que realiza cada año Transparencia Internacional muestra también que 7 de los 10 países menos corruptos del mundo aparecen entre los 10 que tienen mayor libertad de prensa. Y es fácil saber por qué es así: cuanto mayor sea el riesgo de que se descubra a los poderosos cometiendo abusos, menores son las posibilidades de que los cometan.
Los medios de comunicación afrontan sus propios riesgos: desde su solvencia económica, la necesidad de atraer lectores de pago y la difícil competencia 24/7 en las redes, a la presencia de las mujeres en los puestos más altos, pasando por unas plantillas reducidas y la auto regulación para evitar abusos y corregir errores, que también se cometen.
La democracia ha progresado enormemente en los últimos 100 años, pero no podemos ser complacientes. Aún queda por hacer, hay peligros nuevos, y todos debemos permanecer vigilantes para mantener y cuidar nuestras libertades. Así que en un día como hoy, disfrutemos, más que nunca, de la posibilidad de leer a nuestro columnista favorito, en papel o en digital, y de escuchar o ver el programa de radio o de televisión que más nos guste ¡Hay mucho de dónde escoger!
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