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Nos vemos hoy en las calles

Banderas LGTBI / FELGTB
14 de diciembre de 2021 22:16 h

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"La libertad nunca es dada voluntariamente por el opresor; debe ser demandada por el oprimido."

Martin Luther King,1963

Se dice que el 4 de mayo de 2021 la izquierda madrileña perdió las elecciones. Lo que ocurrió fue, en realidad, aún más grave: la derecha ganó una batalla cultural.

Son muchas las razones por las que Isabel Díaz Ayuso multiplicó sus escaños, y son muchas las reflexiones que debemos hacer desde la oposición para reconquistar el voto de las y los madrileños. Los procesos electorales siguen su curso y estoy segura de que, antes o después, reconquistaremos Sol.

Pero hay algo que me preocupa hoy mucho más que las urnas: la integridad.

Porque cuando la derecha desdibuja y resignifica el concepto “libertad”, quienes acaban sufriendo las consecuencias somos, precisamente, quienes llevamos toda una vida luchando por ella.

Cuando se vacía ese concepto (tan frágil como poderoso) se le da a la extrema derecha carta de naturaleza para vomitar más y más discurso de odio. Porque claro, están en el ejercicio de su “libertad”. 

Su libertad para decir que los niños migrantes solos son una amenaza para los barrios; su libertad para burlarse del feminismo y poner en duda el sufrimiento provocado por la violencia machista; su libertad para amenazar las leyes que protegen a las personas LGTBIQ+ como moneda de cambio para aprobar unos presupuestos.

Y lo peor de todo no es que la extrema derecha practique lo que ya sabíamos que harían cuando entraran por la puerta. Lo más peligroso es que el PP, un partido de gobierno, se ponga de rodillas ante ellos.

Ayuso parece olvidarse de que es Presidenta, y que gobernar significa buscar el interés general. Parece olvidarse de que una democracia sana trabaja para las mayorías al tiempo que protege a los más vulnerables.

Ayuso parece olvidarse de que las leyes LGTBIQ+ y TRANS están para que a nadie le pase lo que le pasó a Samuel, Sonia, Eva, Roberto...

Porque ninguna ley será perfecta o infalible, pero todo recurso y amparo es poco cuando de restituir, concienciar, educar, visibilizar y proteger se trata. Y cuando haces que se tambalee esa frágil red de seguridad, nos pones en peligro, Presidenta.

Los discursos de odio se están convirtiendo en humillación institucional en los parlamentos, en violencia verbal en las redes y en agresiones físicas en las calles. ¿Vas a ser cómplice, Presidenta? ¿Vas a darle más poder a quienes nos quieren expulsar de la sociedad?

Si ese es tu concepto de “libertad”, prepárate, porque las últimas de la fila no hemos sobrevivido al franquismo para aguantar más vejaciones.

Poco sabe de la libertad quien nunca tuvo el riesgo de perderla. Pero nosotros, nosotras y nosotres, sí. Y no nos vamos a quedar de brazos cruzados.

Vamos a defender los Derechos Humanos por tierra, mar y aire. En las calles, en las redes, en los periódicos, en los parlamentos, en la UE, en la ONU y en los tribunales.

Lo tienes muy fácil, Presidenta: Di “no” al chantaje de Vox en el plenario de mañana. Defiende las leyes que tu propio partido aprobó. Sé coherente con la derecha de gobierno que jamás derogaría leyes de igualdad en Alemania, Reino Unido o Suecia. 

No conviertas Madrid en la capital europea del discurso de odio. Por una vez, no dejes en ridículo a Casado ante Von der Leyen. Por una vez, escucha y ponte en el lado correcto de la historia.

Escucha bien, porque no vamos a gritar. Vamos a rugir.

Esto es una guerra cultural en la que nos disputamos el significado radical de la palabra “libertad”. Es una contienda paradójica en la que el movimiento LGTBIQ+ va a luchar, como siempre, de forma pacífica pero incansable.

Porque nos va la vida en ello. En lo personal, tuve el honor como diputada del PSOE en la Asamblea de Madrid, de defender y ser ponente de ambas normativas en 2016, la LGTBIQ+ y la TRANS. Sueños y quimeras hechas realidad con el consenso de los colectivos, que hoy la ultraderecha y un servil PP quieren destrozar para llevarnos al vacío infinito, pero que les quede claro, no lo vamos a permitir. Porque nos va la vida en ello, si, la nuestra y en la memoria de los que sucumbieron víctimas de la LGTBIfobia en todas sus manifestaciones. 

Lesbianas, gays, trans, bisexuales, intersexuales, heteros aliados, mujeres, familias, migrantes, personas con discapacidad y tantos otros. Militantes de la democracia de cualquier espectro.

Detrás de una misma bandera, somos multitudes.

Nuestra causa es la de los Derechos Humanos, y la vamos a defender.

Hoy, vamos a reventar Sol. Hoy, nos vemos en las calles.

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