Estar a la altura de las elecciones de mayo
Las próximas elecciones al Parlamento Europeo en mayo quizá sean las más importantes desde nuestro ingreso en la Unión Europea en el año 86. El contrato social europeo se ha roto, el alejamiento que percibe la ciudadanía de la acción comunitaria en nuestro país es cada vez mayor, y las duras políticas de ajuste que impone la troika están generando un drama social gigantesco que ninguna democracia es capaz de soportar.
Esta situación se produce, además, en un momento en el que necesitamos más que nunca una UE más democrática y capaz de poner coto a un capitalismo financiero global en plena ofensiva contra los derechos ciudadanos. El cambio de rumbo en la UE se impone.
La contrarreforma social impuesta por la troika ha forzado reformas durísimas en los pilares más fundamentales de nuestro Estado del bienestar (pensiones, sanidad, educación), hasta el punto de imponer un cambio constitucional para hacernos siervos permanentes del servicio de la deuda por encima de cualquier otra consideración. Estas políticas, además, son incompatibles con la urgente reconversión ecológica de nuestra economía.
La política económica de austeridad desarrollada por la UE y los gobiernos nacionales ha terminado en estrepitoso fracaso. Cuesta creer que a día de hoy ningún responsable del FMI, el BCE o la Comisión Europea haya aún asumido responsabilidad alguna por lo hecho en Atenas, Lisboa o Madrid.
Frente a esta situación, las diferentes izquierdas alternativas, el ecologismo político, y los movimientos tenemos una gran responsabilidad en los meses que vienen. El programa europeo de austeridad requiere una respuesta contundente por parte de aquellos que tanto desde la calle como desde las instituciones llevamos una batalla contra esta política. Partidos, sindicatos, y plataformas de movilización ciudadana que se han multiplicado rechazando esta situación -desde la batalla contra la privatición de la sanidad en Madrid, o la movilización contra los desahucios liderada por la PAH-, debemos entender que en estas europeas nos jugamos ganar o perder muchas de estas luchas cotidianas.
Debemos dar un mensaje claro y contundente a Bruselas y al Gobierno del PP: la ciudadanía no soporta más esta situación, y exige un cambio radical en la política europea monetaria y fiscal y en la manera en que se ha gestionado la problemática de la deuda en los países del sur. También una voz clara en favor del derecho a decidir de los pueblos europeos.
Por esta razón, desde ICV hemos hecho un llamamiento al conjunto de fuerzas de la izquierda alternativa y ecologistas para constituir un gran frente contra la austeridad que reúna en una única candidatura al conjunto de las fuerzas que desde sus diferentes ámbitos trabajan por construir la alternativa. En mayo nuestra voz debe ser una y clara.
Urge desarrollar un programa de mínimos en el que la ciudadanía pueda verse claramente representada para mandar un mensaje contundente contra el estado actual de las cosas y en favor de una alternativa. Que, además, esté centrado en el rechazo de los recortes, que cuestione el calendario impuesto de consolidación fiscal, una renegociación de la deuda a nivel europeo, y un plan de reactivación para la zona euro que siente las bases para la transición hacia la economía verde.
Un pacto de mínimos para recuperar la plena soberanía ciudadana frente al creciente poder de los mercados, que imponen contrarreformas y asaltan impunemente los parlamentos.
El sufrimiento social que vive hoy nuestro país nos obliga a poner las luces largas, dar un paso al frente y plantear de la forma más amplia y unitaria posible una alternativa útil para los que más sufren los efectos devastadores del austericidio. El momento requiere complicidad y generosidad por parte de todo el mundo.