Se busca líder del PSOE madrileño para inminente vacante en la secretaría regional. Se requiere buena condición física, sin problemas cardíacos ni hipertensión, capaz de soportar crisis periódicas, choques con la dirección federal y fracasos electorales. Se valorará espalda a prueba de puñaladas, estómago que aguante intrigas internas, y resistencia a defenestraciones súbitas. Se ofrece contrato breve, incluso muy breve, no más allá de las próximas autonómicas, con altas probabilidades de caer mucho antes. Interesados, preséntense en el próximo congreso regional.
Hay que tener muchas ganas de ser líder de los socialistas madrileños, dada la poca supervivencia, alta siniestralidad y final desgraciado de los predecesores. Las mismas ganas que para ser candidato a autonómicas o municipales en Madrid, equivalente a un salto en paracaídas sin garantía de que se abra: te dejan caer desde arriba unos meses antes, te estrellas en las elecciones, y luego para casa maltrecho. No sobrevive ni uno.
En los últimos treinta años, seis secretarios generales, tres gestoras y casi tantos candidatos como convocatorias electorales. La maldición del PSOE-M, alguien les echó un mal de ojo hace décadas y desde entonces no levantan cabeza. Los mismos años que llevan fuera del gobierno de la Comunidad de Madrid (su último presidente fue un tal Leguina, no digo más), y algunos más alejados de la alcaldía de la capital. La duda es si viven en crisis permanente por sus fracasos electorales, o si fracasan electoralmente por vivir en una crisis permanente. Seguramente las dos cosas, atrapados en un bucle de tres décadas -tamayazo mediante- que le hace la vida fácil al hegemónico Partido Popular madrileño.
El último en sufrir en sus carnes la maldición del PSOE-M es su todavía secretario general, Juan Lobato, que se presentó a las últimas autonómicas jugando a ser Lobezno y va a salir muy magullado, atrapado en un embrollo tremendo en el que se ha metido él solito, pero que parece tiene que ver con que le empezaron a mover la silla. Aunque se agarre, acabará saliendo por la ventana como en su día Tomás Gómez, otro que intentó resistirse. A ver quién es el guapo o la guapa que quiere sentarse en una silla que parece eyectable.
Hay quien dice que los problemas del socialismo madrileño vienen de muy atrás, incluso de tiempos de la República y la Guerra Civil, cuando acabaron a tiros entre ellos. Sin remontarnos tanto, ya en democracia la federación madrileña era un salseo continuo de familias enfrentadas, guerristas y renovadores, siempre replicando luchas federales. El resultado, ya está dicho: el PP se pasea a placer en Madrid, con candidatos socialistas que dan bien en el cartel pero nunca tienen tiempo para consolidarse, y que pase el siguiente.
Por ser justos, no solo el PSOE tiene en Madrid la sección más convulsa de toda España. El resto de formaciones también suelen contar con lo mejorcito de cada casa en Madrid, donde hemos visto de todo en todos los partidos, líderes que acaban en la cárcel, cambiando de chaqueta, implicados en chanchullos, o entregados al canibalismo. No sé, igual tiene que ver con Madrid, con hacer política en el sitio donde más y mayores intereses confluyen y colisionan, y donde la política se convierte en profesión de riesgo. Suerte a quien venga detrás.